Dinah se acercó a su amiga tras exhalar aquellas palabras, abrió ambos brazos y la invitó a refugiarse entre ellos. Se mantuvieron así unos minutos, sollozando al unísono y sintiendo la calidez de sus cuerpos apropiarse del momento. Podían sentir el dolor magnificado de la otra tatuado en sus propias almas, tal como si fueran una sola, y de hecho, incluso creían ser capaces de experimentar las sensaciones de Camila a lo lejos. Y creédme, no parecían para nada buenas.

- Va a volver – susurró la rubia en el oído de su amiga – es Camila de quien hablamos, se aferrará a la vida como una leona hambrienta.

- ¿Y si no tiene opción? Y si... - le costaba - ¿y si ya está muerta?

Dinah sintió todos sus órganos detenerse ante tal ocurrencia. En primer lugar, no estaba acostumbrada a lucir como la fuerte del grupo, ya tenían a Camila para eso, y si no, Amelie se encargaba personalmente de ocupar su puesto en la cadena alimenticia. Y, en segundo lugar, a pesar de que aquella pequeña posibilidad rondase por su mente, creía que formularlo en voz alta lo convertía en algo meramente real. Y no, ella no estaba dispuesta a perder a su mejor amiga. Ni de coña.

- Es culpa mía – continuó entonces Amelie - ¿Nunca has pensado que si yo no le hubiera ofrecido mi ayuda en su momento, no nos encontraríamos aquí en primer lugar?

Dinah frunció el ceño aparentemente confundida, para luego separarse con lentitud de su amiga y mirarla directamente a los ojos, invitándola a continuar:

- Quiero decir – se encogió de hombros, cargando de obviedad su teoría – sin mi ayuda en un principio, a lo mejor Camila no se hubiera inmiscuido de esta manera en la guerra entre apellidos, no lo sé – hizo una pausa – en ocasiones pienso que fui yo la que la arrastró hasta aquí, la que la animó a seguir luchando contra mi padre... y – parecía quebrársele la voz – en el fondo era por mi propia venganza hacia él, era yo quien deseaba verle sufrir – cogió aire, completamente devastada - ¿Soy una egoísta? – preguntó entonces - ¿Debería ser yo la que estuviera en su lugar? ¿La he empujado de una patada hacia su propia desgracia?

Amelie había comenzado a llorar a medida que el monólogo avanzaba, y a Dinah se le partía el corazón ante la escena. Quería explotar, quería confesarle que ella también estaba jodidamente asustada, sin embargo, prefirió asumir el papel del que Camila sin duda estaría plenamente orgullosa, así que agarró a su amiga sin ser brusca por ambas mejillas y la obligó a fijar sus miradas como dos imanes atrayentes:

- Escúchame bien Amelie – susurró mirándola directamente a los ojos – nadie tiene la culpa de nada, Camila hubiera llegado hasta Michael de igual forma – y asintió, para que la otra la imitase – tenemos que mantenernos con la cabeza fría y las energías positivas. Tenemos que mandarle toda nuestra fuerza a Camila para que vuelva a casa cuanto antes – sonrió, con tristeza – porque va a volver, te lo prometo.

De pronto, el sonido tenue de dos toques en la puerta las interrumpió. Todas desviaron la mirada hacia la entrada y tragaron saliva, ninguna se atrevía a mover un solo músculo. Lauren tomó la iniciativa y se acercó para abrir con cautela y encontrarse con el jefe de policía frente a ella. Le hizo pasar con un gesto indiferente, sin tan siquiera saludarle, para luego volver a su posición inicial junto a la ventana y el whisky quemando su esófago cual lava ardiente, solo que esta vez clavó sus pupilas verdes incesantes en él:

- No hay rastro de ella – escupió el hombre sin más.

Un sonoro suspiro cargado de desesperación se apoderó del ambiente. Se ojearon entre ellas, sin saber qué decir, hasta que Amelie comprendió en aquel instante, que no era el momento de lamentarse, que Camila se encontraría moviendo cielo y tierra para encontrarla si fuese al revés, y que mierda, le debía la mitad de sus logros a aquella cabezota controladora. Así que, exhaló aire sutilmente y dio un par de pasos hacia él:

Sweet Hell II [Camren]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें