III

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Faltaban diez minutos para que el timbre que anunciaba el inicio de clase sonara, y tanto Tweek como Stan se estaban comiendo a besos en uno de los cubículos del baño de hombres. Por lo general la gente no iba ahí a esa hora, así que estaban calmados, la probabilidad de ser descubiertos no superaba el 10%.

– Espera... – Un beso – Stan... – Otro beso – No... – Reprochó el rubio infantilmente, pero Marsh poco caso le hizo mientras seguía devorando sus labios. Tweek intentaba hablar, pero la insistente boca del otro sobre la suya le impedía cualquier sonido – Dije que pararas – Con ayuda de sus manos, lo alejó un poco.

– ¿Qué sucede? – Preguntó confundido el pelinegro. Si bien dejaron de besarse en los labios, Stan no tardó en dirigir su boca al cuello pálido del contrario, pasando la lengua suavemente mientras sus manos seguían apretando los muslos de Tweek. Este lo dejó seguir, soltando jadeos pequeños.

– S-Sé, sé lo que quieres hacer... – Murmuró el rubio, aferrándose a la amplia espalda del capitán de futbol – Pero no, ah... – Se quejó cuando Stan mordió ligeramente su clavícula, haciéndolo gemir – Ahora no... las clases ya van a empezar – Dijo nervioso.

– Bien – Aceptó el pelinegro. No es como si nunca se hubiesen saltado clases para follar o algo así pero, bueno. Si Tweek le decía que no, entonces era no – Un último beso antes de irnos – Exigió regresando a sus labios. Tweak no pudo negarle nada.

Los últimos besos siempre eran los más fogosos, porque ambos sabían que pasaría bastante tiempo antes de volver a darse uno. Al principio los encuentros eran únicamente de carácter sexual pero una vez que sus labios se probaron, se volvió una adicción que pedía ser saciada. Cuando Tweek no sintió los pies en el suelo porque Stan le había levantado, decidió que era hora de parar.

– Suficiente – Dijo después de despegarse, poniendo su mano sobre los labios de Marsh para evitar que siguiera besándolo – Hora de irse – Y de nuevo sintió los pies en la tierra.

– Entonces, saldré yo primero – Con cuidado abrió la puerta del cubículo para salir, haciendo que el rubio saliera con él. Ambos se lavaron la cara con algo de agua, y el rubio continuó mirándose en el espejo mientras que Stan salía de los baños.

Cinco segundos después, entró Kevin Stoley.

– Eh, ¡Tweek! – El rubio dio un sobresalto al escucharlo entrar segundos después que Stan saliera – ¿Cómo has estado? Hace mucho que no hablamos.

– Eh, pues... Bien, supongo... es decir, no tengo nada de que quejarme... – Su sonrisa nerviosa solo escondía su suplica por el hecho de que Kevin no hubiese visto a Stan salir – ¿Y qué tal tú? – Preguntó para no ser descortés.

– Pues viejo, no me vas a creer pero estoy saliendo con Red – A Tweek le extrañó el comentario.

– ¿Con la prima de Craig? – Preguntó para asegurarse.

– ¿Conoces a otra Red en South Park? – El rubio negó.

– Pero... Craig te había dicho que...

– ¡Sé lo que dijo Craig! – Interrumpió el pelinegro – Eso de no acercarme a su prima porque era un raro y esas cosas, pero fue ella la que vino hacia mí. Supongo que soy irresistible.

– ¿No la alejaste? – Tweek temía por la seguridad de su compañero.

– No puedo alejar a una dama, Tweek. Sería descortés – El chico con ascendencia china tenía un punto – Vino a mí y me preguntó si podíamos salir, y ahora somos algo así como novios secretos; ya sabes, para evitar que Craig me rompa la cara.

FuckWhere stories live. Discover now