Hola!! Esta es mi primer historia, decidí incursionar con este tema que me vuelve loca.. nada más y nada menos que Sesshomaru y Kagome de la serie Inuyasha. Espero que les guste!
Los personajes no me pertenecen.
Aome regresó al templo totalmente impactada, y con esa extraña sensación en todo el cuerpo. No entendía que era lo que acababa de suceder, acaso Sesshomaru se había vuelto loco? -Soy una humana, el nunca se fijaría en mi-Pensaba. Pero a la vez no podía dejar de recordarlo, de pensarlo.. era muy apuesto, de eso no había duda. Pero que era lo que estaba pasando? No lo comprendía, se sentía extraña. En el momento en el que Sesshomaru se le acercó, en ese preciso momento, pudo sentir como el mundo desaparecía y el tiempo dejaba de pasar. Sentir su aliento tan cerca de ella la hizo perder la cabeza, nunca había sentido tal cosa.. pero de algo estaba segura y es que le había gustado. ---------------------
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Todos se hallaban en el gran salón, esperando por el banquete. Y cuando por fin llegó quedaron encantados, hacia mucho no tenían una buena comida como esa. Desgustaban la comida cuando Shippo se dio cuenta de que algo le sucedía a Sango, y si, definitivamente algo le sucedía a la exterminadora. Como ya era de suponerse el monje Miroku se hallaba alagando a las demás jovencitas, eso la enfurecía y la sacaba de si. A pesar de que no eran nada tenían una relación bastante extraña. Ambos se sentían atraídos el uno por el otro, pero ninguno se atrevía a dar un paso adelante.
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Luego de haberse deleitado con la comida, el dueño del lugar les indico a cada uno donde les habían preparado sus habitaciones. Sango y Aome dormirían en la misma habitación, mientras Miroku e Inuyasha tenían otra habitación, de más está decir que Shippo dormiría con las jóvenes muchachas. Le dieron las gracias al terrateniente y se dirigieron hacia sus habitaciones.
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Se encontraba mirando a lo lejos sin poder entender como había sido capaz de olvidarlo. Esa misma noche comenzaba la época de celo, lo había olvidado por completo. La pequeña Rin le hablaba pero este hacía caso omiso a sus palabras, se encontraba ocupado pensando que debía hacer algo de inmediato. Jaken ya sabía lo que le sucedía, puesto que hacía ya muchos años que acompañaba a su amo. Sin embargo, Rin no lo entendía.
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