timid * ✩ ym ‧₊˚

✩ awake

Probablemente, en el transcurso de la siesta que ambos habían decidido tomar, Jimin se despierta alrededor de cuatro veces. Las primeras tres, puede sentir la nariz de Yoongi presionada contra la curvatura de su cuello, mientras el cabello celeste le hace cosquillas en el mentón. Su brazo, algo adormecido, sostiene la cintura del contrario casi con un miedo palpable a que fuese a escapar de aquel contacto que inmediatamente sentía, volvía a adormecerlo hasta hacerlo sonreír entre el sueño abrumador en el que ingresaba nuevamente.

La ultima vez que despierta, por el sonido insistente de su celular, Yoongi ya no está ahí. 

No está ahí, y por alguna razón, Jimin siente que la sensación cruel de tristeza se instala en su pecho, levantándose sin ganas. Su cabeza da vueltas, mientras intenta acoplarse a aquella migraña terrible que pronto comienza a dar señales de vida.

Cuando sus pies tocan el piso y presta algo de atención a su alrededor, puede percibir la puerta de su cuarto entre abierta  junto a el murmullo proveniente de una conversación hacía el pasillo.

Tomando una distancia prudente, se da cuenta de que los murmullos en realidad provienen de una sola persona, la otra, utiliza un tono de voz fuerte. Ambas voces son fácilmente reconocidas por él.

Se trata de Yoongi y Tae.

Siente como su pecho se contrae, porque sabe que nada bueno saldrá de eso. Y es su culpa, está seguro. Incluso cuando está apunto de interrumpir lo que parece una discusión de aquellas, se congela cerca del marco de la puerta, solo escuchando.

Reprimiéndose poder avanzar debido al entumecimiento que se recrimina casi minutos después, cuando la voz de Tae, con un tono rasposo que nunca antes lo había oído utilizar, se eleva por sobre el ambiente exageradamente tenso. "Porque te sigo queriendo, pedazo de idiota. Porque te sigo queriendo y tengo que llegar a casa a verte en una cama abrazado a mi hermano, ¿Crees que esto es malditamente justo para mi? No lo es, no es justo."

Parecía que iba a llorar mientras la expresión de confusión en el rostro de Jimin se acrecienta, hasta el punto en que está lastimando la palma de sus manos con sus uñas sin darse cuenta de ello.

Todo probablemente empeora cuando Yoongi decide hablar. "Sinceramente todo este tiempo simplemente parecía que me odiabas."

"Claro que te odio, maldita sea." Jimin lo sabe, Tae está usando probablemente todo su auto control en ese momento para no llorar, tambaleandolo suavemente mientras su corazón quiere gritar. "Te odio, odio todo de ti. Odio haber estado involucrado contigo por casi dos años. Definitivamente te odio porque no sabes como amar a las personas, no tienes sensibilidad y parece que todo tú está hecho solamente para hacer sufrir a los que le rodean. Mira a tu alrededor, Min Yoongi, cada jodido ser humano te odia, cada ser humano se voltea a mirarte con desprecio y también quiero hacerlo. Quiero odiarte como todo el mundo."

"¿Y que te detiene, entonces, Tae? Yo no te he pedido que voltees a mirarme de otra forma, no te he pedido nada. No necesito llevarme bien con nadie." Sonaba frío, distante. Jimin quería llorar porque estas dos personas que conocía eran desconocidos para él ahora.

"¿Ni siquiera con Jimin?" suelta, con algo de ironía. Haciendo un ruido con sus labios. "Porque Jimin no es todo el mundo, ¿No? Eso vas a decirme, que él es algo diferente, que es algo más. Que no es como yo. Vas a repetirme de nuevo que es tu amigo, ¿Cuantas veces más vas a decirlo en voz alta esperando que esa mentira se vuelva verdad?"

Llega una pausa considerable de algunos minutos. Echando un vistazo por el hueco de la puerta que daba espacio hacia el otro lado, medio abierto, puede ver la mano de Yoongi pasar por su cabello con exasperación. Sus mejillas están rojas, mientras mantiene el ceño fruncido. "Yo- no lo sé, Tae. No quiero seguir discutiendo sobre esto, no quiero hablar sobre Jimin. No quiero volver a hablar sobre nosotros. No contigo."

"Entonces espero que te alejes de él, que no te acerques más, porque volveré a tener esta conversación mil veces hasta que eso pase. No quiero verte cerca de mi hermano otra vez. Y no se trata de lo que pasó con nosotros, se trata de que todo lo que eres es una basura, Yoongi. No eres nada más que eso, usas a las personas que piensas que te hicieron sentir algo, pero cuando dejas de sentirlo, las expulsas de tu vida como si no fueran nada. Y cada día me lamento a mi mismo seguir queriéndote, porque estoy gastando la mitad de mi maldita adolescencia amando a un imbécil. No quiero eso para mi hermano."

"No quiero alejarme de Jimin, no voy a hacer eso." protestó. Mientras bajaba la mirada hacia sus manos, una que parecía frívola desde ese punto de vista. "Nunca te he pedido nada, ni siquiera te pedí que detuvieras el espectáculo que generaste en la escuela desde el día en el que decidí terminar con muchas cosas, no solo con lo nuestro. No me importaba, no me importa lo que hagan conmigo en la escuela, no me importa meterme en estúpidas peleas todos los días, no me importa si todos creen que soy repulsivo. Si lo soy, si en realidad lo soy, entonces solo agacho la cabeza y lo acepto. Pero Jimin..."

"Jimin solo es demasiado para ti, Yoongi." siguió, haciendo a Jimin escuchar sus pasos resonar sobre el piso de madera, mientras vio, en aquel campo de vista reducido, como su hermano se acercaba al rostro pálido que aún mantenía su mirada clavada en sus zapatos, levantando su mentón para hacer que le mire a los ojos. "Y lamento decirte que nunca voy a dejar que le pongas un solo dedo encima. No mientras yo esté viendo. Porque quiero lo mejor para él, y lo mejor para él es que esté lejos de ti."

Cuando el peli-rosa decide abrir la puerta, ambas miradas se ubican de repente en él, con sorpresa. Su cara está oscurecida, parecía impasible. Camina, sin decir nada y tan pronto como está cerca de ambas presencias en la sala, toma la mano de Yoongi entre la suya, proporcionando a su piel fría calidez y aferrándose a ella con necesidad, para después, correr de de allí; dejando que la confusión sobre lo que acaba de oír termine por quebrantar por completo sus sentidos.