Capitulo 2

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En el camino de vuelta con la bici Ryan no paraba de darle vueltas al asunto de Max, ¿acaso era para tanto? No lo sabia, lo que si se empezaba a dar cuenta que quizás le estaba dando más importancia de la que merecía, así que decide por un momento olvidarse de aquel joven que lo atormentaba y disfrutar del paisaje camino a casa.
                                          ...
Suelta la mochila encima de la cama, baja las escaleras y anda hacia la cocina, su madre no estaba, aún tardaría un rato en volver de trabajar, en la nevera había un tupper con comida que devora enseguida, estaba hambriento y esta cansado, sube al aseo y se desnuda dispuesto a darse una larga y relajante ducha.
Se detiene frente al espejo, observa su cuerpo a través de el, toca su pecho y su abdomen y piensa en los cuerpos atléticos de los chicos del Instituto, tan fibrados y musculados, siempre sintió vergüenza de desnudarse en los vestuarios delante de ellos, Ryan no se quería nada a pesar de ser un chico realmente guapo, de piel blanca y alta estatura, ojos marrones y labios carnosos, cara de niño con una mirada cautivadora acompañada de aquellos lunares en su rostro, su cuerpo era delgado, y eso no le gustaba, siempre se sintió inferior, y Max y sus secuaces no dejaban de repetírselo siempre que tenían la oportunidad. Max, aquel mismo estupido pero perfecto al que aveces hasta envidiaba. Deja de castigarse a si mismo apenas se da cuenta que el reloj no deja de caminar, sus obligaciones con el Instituto habían acabado pero aún tenía muchas cosas más que hacer.
Una ducha rápida y enseguida se viste vaciando los libros encima de la cama y llenando la mochila con una ropa tipo uniforme, perdió demasiado tiempo y Ryan odiaba llegar tarde a los sitios, aún le queda una media hora de bici así que se da prisa, baja rápido las escaleras y pedalea a toda velocidad.

- ¡Hola Ryan! - le saluda con una gran sonrisa la chica rubia que estaba en la entrada.

- ¡Hola Charlotte! - le contesta de la misma forma - ¿que tal el día? - le pregunta mientras camina hacia el vestuario.

- hoy esta tranquilo - contesta con cara de alegría.

- bien, entonces aprovecharé y estudiare un poco en lo que va viniendo gente - dice mientras se quita la camiseta y se pone aquel polo negro con el logo rojo a la derecha que pone Hard Rock Café.

- te admiro ¿sabes? - le dice mientras lo toma de las manos.

- ¿por? - pregunta confundido.

- estudias, trabajas, no paras de hacer cosas en todo el día, tu madre tiene que estar muy orgullosa de ti - le sonríe.

- ¡vaya! - dice algo avergonzado - gracias Charlotte - anda, ve y descansa un rato que ya me quedo aquí por ti.

- gracias - le da un beso fugaz en la mejilla y sale del lugar.

Era raro, de un tiempo acá Charlotte se comportaba algo rara con el, a ver si iba a ser verdad aquel rumor de que se moría por sus huesos, sonríe levemente al imaginar su cara si descubriera que es completamente gay.

Efectivamente fue una noche tranquila, eran pasada las 12 de la noche cuando llegó a casa, agotado de las horas de pie y luego el largo recorrido de la bici hasta su casa. Entra despacio, sin hacer mucho ruido.

- mamá - la toca despacio por un brazo intentándo despertarla pero sin asustarla - mamá, ya estoy aquí - La mujer se despierta enseguida, observa a su hijo y le da un beso en la frente - ¿porqué no estás en la cama? Te he dicho que no hace falta que me esperes despierta - le dice acariciandola.

- ya sabes que si me echo en la cama sin que llegues no logro dormir tranquila hasta que no entras por esa puerta. Me puse a ver una película y me quedé medio dormida.

- mamá - la mira con aquel amor infinito que sentía por ella - ya no soy un niño - le dice sonriendo.

- ¡uy! - exclama abriendo los ojos - habló el gran hombre - le devuelve la sonrisa - ¿has cenado algo? - se pone de pie.

El chico de la calle de atrásWhere stories live. Discover now