Capítulo 1

991 92 15
                                    

Jimin... ─Hizo una pausa, quizás porque estaba pensando en cómo continuar su oración o porque estaba tan enojado que trataba de mantener la compostura.─ ¿Qué es esto?

Me sentía como en una pesadilla, con él parado en medio de mi habitación haciendome preguntas que no quería responder.

Me congelé totalmente. Mi respiración empezaba a volverse irregular, mientras mi mente buscaba una respuesta que tuviera sentido y me salvara de esta conversación.

Su mirada, que hasta hace unos segundos estaba fija en mi telefono, pasó a clavarse en mi. Pude verlo claramente... la tranquilidad en su rostro no era mas que un intento por disimular la furia que había en sus ojos. Eso logró acabar con el poco control que se tenía sobre mi cuerpo, y dio paso a un constante temblor.

Te hice una pregunta Jimin, ¿Me vas a responder o te vas a quedar ahí haciendote el estúpido? ─Podía sentir el ácido en su voz, quemando mi existencia y volviendola nada.

Jamás había visto a mi padre tan molesto. Su mano apretaba mi teléfono con tal fuerza que juraría que en cualquier momento lo rompería.

Al no recibir respuesta de mi parte, toda la compostura que mantenía se fue al carajo. Lo escuche soltar un gruñido mientras se dirigía hasta mi, haciendome retroceder en un misero intento por mantener la distancia con él, pero terminé chocando contra la pared. Con su mano libre agarró el cuello de mi camiseta y me empujó con fuerza produciendo un golpe sordo al rebotar mi cuerpo contra el cemento. Sostenía el teléfono a centimetros de mi cara, la luz de directa en mis ojos me encandilaba y no me permitía ver con claridad la pantalla, pero no era necesario verla para saber lo que intentaba mostrarme.

¡¿QUÉ MIERDA ES ESTO JIMIN?! ─Gritó, más bien escupió, esas palabras sobre mi cara.

Me estaba muriendo del miedo, no lo iba a negar, y la sensación de sofocación que ejercía su cuerpo contra el mío solo empeoraba todo. Mi vista borrosa, gracias al contacto directo de la luz artificial, trajo consigo un fuerte mareo y ganas de vomitar. Ya no lo soportaba, así que cerré mis ojos con fuerza y moví mi cabeza a un lado en busca de algo de espacio entre nosotros.

Pero eso no pareció gustarle nada. Sus dedos procedieron ajustarse allrededor de mi cuello apretando con algo de fuerza, causando que abriera mis ojos en pánico. Él jamás me había puesto una mano encima, ni mucho menos había sido violento. Era de esos fieles creyentes de que las palabras duelen más que un golpe.

¡MALDITA SEA, RESPONDEME! ─Podía sentir su desenfrenada respiración chocar contra mi cara, provocandome asco.

Mi cuerpo ansiaba algo de espacio personal, su innecesaria cercania me daba repulsión. Lágrimas de frustración amenazaban con salir de mis ojos, no sólo porque no podía quitarmelo de encima, sino porque tampoco podía responderle. No. Él no podía saberlo. Si se lo decía, él... él iba a odiarme.

Pero él ya lo sabía, se le notaba. Su forma de verme ya no era igual. No tenía caso que intentara negárselo u ocultárselo. La situación estaba perdida para mí y nada de lo que pudiera decir arreglaría esto.

Yo... yo... ─No sabia cómo empezar.─ ¿Qué quieres que te diga? ─Solté por fin.─ Eso que viste, es la verdad y por la manera en como te comportas es obvio que ya lo sabes ─En mi arranque de valentía trate de sonar firme y fuerte, pero su mano en mi cuello me dificultaba hablar y salió más como un susurro ahogado.

Sus manos me liberaron y pegue un grito al cielo cuándo por fin se separo de mí. Me permití cerrar mis ojos del alivio, tratando de recomponer mi irregular respiración, pensando que ya todo había acabado. Pero no pasaron ni dos segundos cuando sentí algo duro chocar contra mi mejilla derecha, mandandome directo al suelo.

Tú... ¿Me golpeaste? ─Pregunté con incredulidad, a pesar de que la respuesta era obvia. Lo siguiente que supe es que mi padre estaba a ahorcadas sobre mí.─ ¿Q-Qué hace-es? ─No pude evitar tartamudear.

¿Cómo pudiste hacerme esto? ─Dijo entre dientes luciendo fuera de si.

Sus ojos se encontraban perdidos en algun punto de mi rostro. Mirandome, pero sin mirarme realmente. El vacío en sus ojos fué lo que me hizo darme cuenta de que esta situación ya se estaba saliendo de control. Tengo que salir de aquí ahora.

Empecé a retorcerme debajo de su cuerpo, tratando de liberarme y poder escapar. Pero lejos de cumplir mi cometido, lo que hice fue lograr que saliera de su trance y pusiera su atención sobre mí.

Nuestras miradas se conectaron y vi claramente sus intenciones. De ésta no me iba a salvar.

A diferencia de la vez anterior, ahora si vi venir el golpe. Mis manos hicieron un intento desesperado por cubrir mi rostro, pero no fueron lo suficientemente rápidas.

Uno. Dos. Tres. Cuatro.

Cuatro golpes, uno detrás del otro, fueron más que suficiente para dejarme al borde de la inconsciencia. A pesar de no estar en mis cinco sentidos pude darme cuenta de que él no tenia intenciónes de parar, y con las pocas fuerzas que me quedaban intente razonar con él.

Papa...

Cinco.

Por favor...

Seis. Siete.

Su mano izquierda encontro el camino devuelta a mi cuello y presiono esta vez con mas ganas.

Para... ─Mi voz salía con gran dificultad, y hasta dudaba que él siquiera la escuchara.

En algún punto de la situación, las lágrimas que trataba de contener habían empezado a salir de mis ojos. Lágrimas que ahora se mezclaban con sangre, no podría decir de donde proviene exactamente, pero me atrevo a decir por el crujido que oí, que la mayoría sale de mi naríz.

Ocho.

Por favor... ─Lo que había comenzado como palabras, ahora sólo eran sollozos.

Cada vez, mi vista se volvía mas borrosa y mi cuerpo mas pesado. Mis pulmones gritaban por un poco de oxigeno, pero su mano nunca se aflojó en misericordia. Ya no sentía mi cuerpo, sólo unas incontrolables ganas de dormir. No valía la pena seguir intentando, mi padre no iba a ceder.

Yo no soy como él... ─A éste punto no sé si las palabras lograron salir o se quedaron como un simple pensamiento.

Nueve.

Solo quiero dormir...

Diez.

Y todo se volvió negro.


Val.

Lie《거짓 속에 빠져있어》♡ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora