Mi círculo de sospechosos se cerraba cada vez más y ya tenía a solo tres posibilidades en mis opciones.
Siendo Nick Jefferson el que encabezaba.
Podía estar siendo El Virus sin saberlo directamente. Puede que todo Dirty fuese El Virus. La información que le he dado a mi computadora, es exactamente la misma que alguna vez le di a esta empresa.
Y aunque descubriese lo peor que se escondía detrás del hombre más enigmático y al que más he apreciado, luego de mi papá, es a él.
Mis opciones son mínimas.
Debo encararlo.
Debo tomar a ese indomable toro por las astas y concentrarme en él para que me mostrase si sería capaz de atravesarme el estómago o bien, cuál sería su límite. Que estaría tentado a hacerlo, ello que no quepa duda.
Me busqué su rechazo, me busqué salir herida, me busqué salir pulverizada sentimental y físicamente, pero pude descartar mis sospechas.
Llevarlo al límite, conocer cuál era, se tornaba cada vez más en tanto mi mayor prioridad. Lo siento tanto, Nick, pero te haré sufrir. Lo haré porque me lo pediste. Tengo un trabajo que hacer y es encontrar a un hacker aunque éste seas tú y eso me complejizará un más las cosas.
Y la manera de extremar las cosas, será poniendo las manos directamente en el fuego y así, conocer efectivamente hasta dónde me podré quemar...a riesgo propio de arder en carne viva.
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OCHENTA Y SIETE MINUTOS ANTES
Anabel se ha ido a dormir.
Pero ya sé exactamente dónde deja las llaves de cada puerta en esta casa. Podría asumir el riesgo de darme un tour por cada uno de los seis pisos, sin embargo, en caso de que las cosas sean la peor de mis deducciones...que Nick y todo su clan sean El Virus y me estén haciendo participar de un enfermo juego, no dudarán en arrancarme la cabeza si me escabullo más allá de lo comúnmente permitido.
No quiero arriesgarme a meterme en el sexto piso y que al otro lado me espere un sicario con una motosierra.
La sola idea me trae a colación la imagen de Maddie, el vídeo donde grabaron su cabeza desprendida del cuerpo y ella dando el escalofriante anuncio... "Tenemos esta y...otras webs en simultáneo. Todo el...porno."
* * *
Meto la llave tratando de hacer el menor ruido posible. Una vez que esté dentro, habrán pasado los inconvenientes. Conozco el despacho de Jefferson, tiene paredes aislantes, no pasa el ruido de un lado a otro. Pero he metido un pequeño Handy en la puerta que me avisará por la tablet cuando el señor Jefferson haya cruzado la puerta de su casa.
Claro, si el despacho es un búnker, tengo que saber cuando empiece mi papel de chica desesperada. El único inconveniente es que, sintiendo lo que siento, en caso de estar errada, saldré sumamente herida de este desquiciado plan. Sólo me tengo que enfocar.
Cazar al hacker.
Cazar al hacker.
Cazar al hacker.
Enciendo las luces. Todos estos libros y yo. La intimidad más pura del señor Jefferson. "Pura" si es que el término conviene cuando se trate de él...aunque me retracto. La vida de Nick nunca se acercará ni de lejos a lo que "puro" implique.
Indago en sus cajones, entre sus libros, sus lecturas. Tiene señaladores marcados en libros sin terminar. Otros bastante gastados. Noto que le gusta subrayar libros y escribir notas al margen, como si tuviese pequeñas conversaciones párrafo a párrafo con el autor.
Miro la hora.
Han pasado sólo tres minutos.
¿Cuánto más tardará en llegar?
Tengo el cargador de mi tablet, podría ir matando el tiempo mientras leo y además...
OCHENTA Y UN MINUTOS ANTES
Definitivamente Nick tiene un gusto aburridísimo por la lectura. La mayoría de las cosas se tratan de textos técnicos sobre negocios, estrategias empresariales, cómo ser un CEO eficiente y de qué manera mejorar la productividad de tus empleados.
En este caso, podría atribuirse a tus influencers y sus seguidores.
Al otro lado de la biblioteca me encuentro lo que me interesa. Medicina, genética y ciencia que no conoce los límites de la ética. Me coloco los auriculares (soy de ese porcentaje reducido de la población que puede y elige leer mientras escucha algo de música) y avanzo a mi objetivo.
SETENTA Y SIETE MINUTOS ANTES
Sé que cuando ustedes eran niñas pequeñas,
soñaban con estar en mi mundo.
No lo olviden, no lo olviden.
Respeten eso e inclínense ante mí, perras.
Me llevó algo de tiempo vivir mi vida,
Pero no piensen que solo soy una esposa.
No lo entiendan mal, no lo entiendan mal.
Esta es mí mierda, inclínense ante mí, perras.
Inclínense ante mí, perras.
Inclínense ant...
ALERTA
ALERTA
ALERTA
ALERTA
ALERTA
—Oh, mierrrrrda.
El anuncio me da excelentes resultados; lo único malo es que acaba de interrumpir a Beyonce justo en la mejor parte de la canción.
Dejo de bailar y me pellizco fuerte la sensible piel del empeine para forzar las lágrimas en mis ojos.
