079 | #PERVERSO (+18)

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—Aléjate...—le pido, con mi voz entrecortada—. No...me...toques...

El se reincorpora y me observa aún más asombrado. Aún tiene las venas marcadas en su cuello, en las sientes, la frente, el pubis y su pene continúa duro. El potencial de este hombre es bestial. Al pie de la letra y quizá no en el mejor de los sentidos: Nick es una bestia.

—Pero...¡Natalie, estás sangrando!—insiste.

—Lo sé, idiota, no soy ciega.

—Tengo...Tengo que llevarte a un...

—¿Estás...loco? Creerán que me violaste. Además no se trata de una hemorragia, se detendrá.
—Ningún violador lleva a Urgencias a la chica que ha dañado, santo cielo. ¿Qué carajos dices? ¡Vamos!

Intenta hacer el esfuerzo por tomarme en brazos pero mi respuesta instintiva es clavarle las uñas en los brazos apenas siento su tacto.

—¡Te dije que no me toques!—le recuerdo y se aparta—. ¡¿Es que no lo entiendes?! ¡Tú me hiciste esto!

—Yo no... No me di cuenta... Lo juro, jamás tuve la intención de...hacerte daño. Ni siquiera pensaba que terminaríamos cogiendo en este sitio. ¡Mierda, llevo más de un año sin poner un pie en este lugar enfermizo!
Observo los elementos como la capucha y el pantalón de cuero hecho jirones en el suelo. No recuerdo bien en qué momento le quité esos elementos fetichistas pero lo cierto es que él los ha destrozado. ¿Qué hubiese pasado si, para canalizar un poco de tanta ira, me hubiese roto la cadera o el coxis? ¿Y si los pensamientos de Anthony y Jeill no se hubiesen cruzado por mi cabeza? ¿Y si yo hubiese dado mi aceptación a que este enfermo hijo de puta me hiciese daño? Pienso también en Serge... "¿No sabes lo que es el Síndrome de Estocolmo?"

No sé si tenga ese puto síndrome pero no seré yo la que se mate para satisfacer el apetito monstruoso de este hombre.

Poco a poco intento afirmar mis manos en el vidrio que yace a mi espalda y me voy incorporando negada por completo a la ayuda de Nick.

Y quizá sea cierto que él no tiene del todo la culpa.

Quizá sea cierto que gran parte de toda esta mierda sea solamente culpa mía.

Quizá sea demasiado tarde para pensar en todas las advertencias...

Pero mejor tarde que nunca.

—Llamaré a Ken o a Kaneki—me dice Nick—. Tengo colegas de obstetricia que podrían venir a atenderte. Tiene que revisarte un médico.

—¡Estaré bien, Nick! Además, no permitiré que nadie entre a este sitio y me vea en este estado.

Las rodillas me tiemblan en cuanto permanezca de pie.

Ando a duras penas sosteniéndome del vidrio con la perspectiva de poder llegar a la puerta mientras la voz de Nick sigue insistiendo, junto con la tentación de hacerle caso y caer nuevamente en su juego tentador y cargado de manipulación. Un adonis, un dios griego, un cuerpo estructural y sexo demencial a cambio de cederle mi cuerpo para que lo destroce.

Es el peligro al máximo.

—¡¿PARA ESO QUERÍAS VENIR?! ¿PARA HUMILLARME? ¡TE LO ADVERTÍ MIL VECES!

Me detengo antes de llegar a la puerta cerrada que da salida al exterior y le miro con odio, lentamente. Un odio que también va dirigido a mí porque es la reacción que espero antes que ceder a él.

Antes que ceder otra vez a él.

¿Intentar que se viese a sí mismo como yo lo veo? ¿Es que soy tan estúpida? ¡Está claro que no le conocía en absoluto!

+18 Los Juegos del JefeWhere stories live. Discover now