Capitulo 2: compañeros

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Me sentí mucho peor cuando el chico tatuado sacó un contrato de alquiler, idéntico al mío, de un armario. Él despotricó y me señaló y bramó una sarta de maldiciones cuando los policías les quitaron las esposas a él y a la chica. Ellos trataron de calmarlo, sacudiendo la cabeza y murmurando:

—Este es un problema civil. Necesita contactar con la gente que gestiona la propiedad.

El chico se enjuagó los ojos en el fregadero de la isla y me enseñó el dedo medio, con agua goteando de su cara enrojecida.

—Esto es una puta mentira. Quiero que la escolten fuera de la propiedad. Utilicen las esposas.

Me sentí enferma. Todo mi plan estaba dando un giro enorme por un camino para el que no estaba preparada. El policía negó con la cabeza.

—Es tanto tuyo como de ella, a nuestros ojos.

Uno de los otros policías le indicó al chico que se acercara.

—Harry, ¿puedo hacerte firmar esto?

¿Por qué no quería mi firma? ¿No fui yo quien llamó? Tal vez se trataba de una declaración de testigo para su defensa, y yo no necesitaba una porque había llamado. Me abracé a mí misma y deambulé por la sala de estar.

La chica sollozante corrió y agarró su camisa. Ella abofeteó al chico de pelo oscuro cuando se fue. El chico recibió el golpe, lanzándome dagas con la mirada.

—Supongo que no habrá final feliz al final de esa comida.

Me di cuenta que lo colorado comenzaba a aclararse en sus ojos, irradiando odio azul oscuro hacía mí. No me había fijado que sus ojos eran azules. Habían parecido negros, con odio. La forma en que frunció el ceño, se llevó toda la luz de sus ojos.

El policía se echó a reír con el chico y se guardó lo que le firmó.

—Esto es muy gracioso. Tienes que admitirlo. Tú siendo tú y todo lo demás.

El chico no parecía sentir ganas de reír. Parecía salvaje. Yo no tenía ganas de reír. Me abracé a mí misma y marqué a la oficina del administrador de la propiedad... otra vez. Cuando fue a parar al contestador automático, me sentí homicida.

El chico señaló la puerta.

—Bueno, ahora que hemos determinado que este es nuestro piso, ¿pueden salir todos y dejarnos a ella y a mí solucionarlo, antes de que nos desalojen? Y me gustaría ponerme mi camiseta.

Él se secó su oscuro pelo con un paño de cocina. Su cuerpo bien torneado y tatuado tenía gotas de agua recorriéndolo. Traté de no mirar, pero era increíble a la vista, como ver a los atletas o ver una celebridad. Él tenía un perfil severo, pero había tanta belleza.

Me sorprendió mirándolo. Rápidamente cambié mi mirada de temor reverencial a la de molestia. Él me dirigió una media sonrisa, sacudiendo la cabeza.

El policía me señaló con la cabeza.

—¿Estarán bien a solas?

Casi bromeó, como si estuviera insinuando algo. No hice caso de su comentario extraño y agarré mi aerosol. Miré al alto chico enfadado junto a mí y suspiré, dándome cuenta de que no había manera de salir de esto. Asentí con la cabeza.

—Estaré bien.

El chico salió de la habitación y regresó con una camisa. Se frotó los ojos.

—Mis ojos todavía están jodidamente ardiendo.

Los policías se rieron de nuevo y nos dejaron de pie en la sala de estar, mirándonos el uno al otro. Había una oscuridad en él que me asustó. Él era increíblemente hermoso, pero parecía furioso, como si tal vez no pudiera ser capaz de controlarlo.

My Side [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora