Tres de tres

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-Tu lo hiciste ¿Verdad Maia?

-No, ¿Se qué estás hablando? ¿Cómo crees que yo sería capaz de hacerle eso a Melina? - Maia pronuncia cada palabra con evidente sarcasmo y una sonrisa divertida plasmada en su rostro -. Claro que no fui, no seas exagerada Sandy.

-Pero ¿Quién más le iba a hacer? Nadie tiene motivos.

-¿Y cómo sabes que yo tengo motivos? ¿Y si fuiste tú?

Sandy bufa, le molesta que su amiga a veces no le tenga la confianza suficiente como para contarle sus travesuras, sabe que no las puede evitar y que sus regaños no surtirán efecto, pero al menos quiere estar enterada antes de la catástrofe.

-Pues digamos que te he visto mirarla mal, eres observadora, lo sé, pero cuando algo o alguien te interesa tu mirada es... distinta, hasta pesada.

Maia viró los ojos, sí, ella había sido la culpable, ¿y eso qué? Ya estaban a casi nada de salir y una broma no le perjudicaría en nada a menos que su amiga hablara, cosa que por nada del mundo pasaría.

-Da igual, lo pasado es pasado...

-Ocurrió hace diez minutos.

-Hace un segundo atrás es pasado. Supéralo.

Maia dejó a Sandy hablando sola, estaba feliz por su pequeña jugada en contra de la que alguna vez consideró su amiga, Melina, y con ella cayeron "sin querer" otras dos niñas más que, de una u otra forma, Maia detestaba con todo el corazón. Tan solo verlas y escuchar sus chillidos imaginaba cómo sería arrancarles la piel, sacar sus ojos y tortirarlas hasta que murieran... ok, bastante drástico, quizá no imaginaba eso como tal, pero algo parecido era.

Caminó hasta estar frente al salón de clases, miró por la ventana y allí estaban las tres mochilas quemadas y tres niñas sentadas en sus lugares sin poder moverse a menos que les arrancasen el short-falda del uniforme. Sonrió para sus adentros y mostró una postura fría e indiferente, cuando la atención de las tres chicas se centró en ella, solo las saludó con la mando y mandó un beso.

-Tres de tres... por ahora - se alejó dela aula, sobló a una esquina rumbo a las escaleras chocando con alguien -. Lo siento.

-Descuida, ¿cómo están?

-¿Ellas? Pues... pegadas ¿cómo más? - soltó una risita, él la miró mal -. Vale... no sea enojón profe. ¿Qué van a hacer con ellas?

-Creo que llamaron a sus padres para que les trajeran ropa o... algo, también van a buscar al responsable aunque hasta ahora nadie ha dicho haber visto algo.

-¿Nadie tiene idea de quién pudo ser? - indagó.

-No, Melina era muy querida... - Alejandro se detuvo al recordar una "amenaza" escrita que le llegó hacia unos meses atrás -, o más o menos.

-¿Más o menos?

-Nadie es querido por todos.

Dicho eso, cada uno le dio por su lado. Maia estaba risueña y nadie se daba cuenta que por su mente pasaban los hechos ocurridos y todo lo que tuvo que hacer para incendiar las mochilas y colocar el pegamento industrial en las butacas sin que nadie se diera cuenta.

Soltó una carcajada al viento.

El motivo, que ni siquiera era tan valido a ojos que no fueran los suyos, fue que decidió dejar de hacer equipo con ellas pues le resultaban bastante molestas. ¿Es raro que hiciera una especie de venganza aun cuando aparentemente no hicieron "nada"? Muy posible, pero Maia tiene eso que solo la hace ver, la mayor parte del tiempo, el lado malo.

Ese día se iba a entregar el trabajo final, ella lo hizo individual, ellas lo hicieron en equipo... pero fue hecho polvo.

-Maia...

-¿Sí, Sandy?

-Te habla el profesor.

Adivine Quién SoyWhere stories live. Discover now