Capítulo 7 : Corazones rotos y otros pesares.

36 4 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mabel se encontraba en un tipo de shock del que aún no podía salir. No sabía que hacer por ella y no sabía que decir, yo no era tan buena con las palabras como ella, yo no encontraba la manera de reconfortarla. ¿Qué podía decirle? ¿Algo realmente serviría?

Me dolía muchísimo verla de esa manera, era mi mejor amiga y la amaba con todo mi corazón.

Cuando llegó a mi casa con lágrimas y rímel corriendo por sus mejillas, supe que algo estaba horriblemente mal, porque Mabel jamás lloraba por pequeñeces, como a veces yo lo hacía. No. Ella era el segundo ser humano más fuerte que conocía en todo el mundo, así que lo que sea que fuese lo que la tenía de esa manera, tenía que ser realmente importante.

— Mab, por favor, tienes que decirme lo que pasa, me tienes demasiado preocupada, estás más pálida que un muerto e incluso mi mamá esta preocupada. — dije aun abrazándola. Ahora solo tenía espasmos pues ya había dejado de llorar, pero eso no me tranquilizaba para nada. Anel llevaba buen tiempo sin llegar, pues la había llamado en cuanto pude tomar el teléfono. Mi mamá le había hecho té a Mabel, eso me tranquilizaba a mí y a mamá cuando teníamos momentos como estos, esperaba que también funcionara con ella.

— Mabel, cariño. — mamá se dirigió hacia ella y la tomó de una de sus manos levantándola del suelo lentamente. — Siéntate aquí, cielo, estarás más cómoda.

Tomó la taza de té y la colocó en la mesita que estaba enseguida del sofá donde se encontraba Mab. Estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa, mis manos temblaban como gelatina.

—Chlo, creo reconocer ese comportamiento, así estuve yo durante todo un año, ¿recuerdas? — mencionó mi mamá alejándonos unos cuantos metros de mi delirante mejor amiga. — Debe ser alguna crisis sentimental, eso me pasó cuando tu hermano nos dejó.

Lo recordaba perfectamente, ¿y cómo no hacerlo? Fue uno de los peores años tanto para la vida de mi madre y la mía e incluso para mi padre, mi hermano era todo para ambos, incluso para mí, y un día simplemente se marchó, no dejó una nota, no llamó, simplemente desapareció. Lo que pudimos saber más tarde, después de meses de no saber una razón concreta de porque nos había abandonado, un amigo suyo finalmente nos dijo la verdad: drogas más que nada y alcohol. Ciertamente, algo dentro de mí lo sospechaba aun cuando aún vivía en nuestra casa, pero ¿Qué tanto podía hacer una niña de 11 años por su hermano mayor drogadicto? Eso no me reconfortaba en lo absoluto, pero al menos había hecho mi intento por salvarlo de ese tipo de vida, que no hubiese funcionado nada de lo que intenté fue algo que ya no dependió de mí. Dependía de él, sus equivocaciones eran solo suyas.

Lo último que supimos, es que debía demasiado a algún dealer, y que finalmente después de pagar al menos la mitad de todo ese dinero trabajando en algún lugar de mala muerte en medio de no-sé-donde, había decidido internarse en un centro de rehabilitación. No duró tanto.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 21, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuando te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora