Capítulo 9: ¡Acaba Esto!

538 64 3
                                    

—¡Ahí está mi coche! —señala lo que la luz de la moto ilumina a su paso.

Es cierto. Hansel ha dado en el clavo. El instituto parece ser su punto de tranquilidad. Para ser sincero, no me esperaba que a alguien le tranquilizara mirar este lugar que todos los adolescentes miran. Aunque, en cierta parte, a mí también me relaja.

Detengo la marcha y dejo que Ricky se baje el primero para así aparcar con seguridad. Su agarre no es que fuera suave.

Cuando ya me bajo de mi pequeña, observo cómo Ricky se acerca poco a poco al coche, intentando no asustar a Marth, quien está sentado en el duro suelo y apoyado en la puerta del conductor. Al dar un par de pasos, se nota la rojez de sus ojos y sus mejillas brillosas por el camino de lágrimas secas.

No gira su rostro. Sigue pegado a la estructura de sus narices, el cual miramos todos ahora.

Él me habló. Me habló cuando nadie más lo hacía. Tenían miedo de mí, era una amenaza para cualquiera que me hablase de algo que no me importaba en absoluto. Algo me llamó la atención de él y quería saber el qué. Al final descubrí que era amistad en estado puro. Un estado que se fue maleando a otro que desconocía de hace tiempo: amor. Aunque conseguí un pedazo de él, se desvaneció como el polvo. Ya no tengo nada de él.

Aun así, los buenos momentos no se irán de mi cabeza hasta que muera, por lo que debo aprovechar el momento para enmendar todo lo que hice.

Ricky rompe el contacto visual con su pasado y se acerca a su chico, a quien le acaricia el cabello. Aparta su cabeza, sin dirigir la mirada aún.

—Marth, volvamos a casa —dice suavemente.

—Vuelve tú. Llévate el coche si quieres. No quiero cruzar esa puerta por hoy —oculta su rostro en sus rodillas—. No por ahora.

—Vamos, ni ha sido nada. Todo ha pasado —malas palabras.

—¿Que ha pasado? ¿En serio lo dices?

—Lo habíamos superado —está tomando malas palabras.

—No. Tú dices que lo habíamos superado, pero no es así. No te creí en ningún momento. ¿Sabes por qué? —no le deja contestar—. Porque noté lo que tus miradas decían. ¡Te dije lo que ocurrió entre Farren y yo y mira lo que hiciste!

—¡Nunca te dejaría!

—¡Yo quería que lo hicieras! —perlas transparentes brotan de sus ojos—. No te merecías aquello. Ni siquiera a alguien como yo, que te puso los cuernos una vez. Debías dejarme y no lo hiciste. Por una maldita razón no lo hiciste.

—Perdí la confianza, pero poco a poco ya no sentía que me dejaras por otro.

—¿Y qué era esa maldita confianza? Aún sigues vigilándome cuando me doy la vuelta, cuando voy a salir, cuando voy a hablar con un chico, con alguien cualquiera que me tropiezo... ¡Eso no era confianza y me dolía!

—Pero pasó. Ya no te vigilo de ninguna manera.

—¡Eso es mentira! Tienes amigos por todas partes que te dicen lo que hago. ¿Crees que no he notado el montón de mensajes que se acumulan en tu móvil?

—Yo...

—Acaba esto, por favor. ¡Acaba esto! ¡Acábalo y déjame! ¡Rompe conmigo y se libre! ¡Encuentra a otro que te sea fiel al cien por ciento! ¡Porque yo lo hice mal! Te engañé y no tiene perdón. ¡Así que acaba con esto de una vez!

—¡No pienso romper nada de nada! —le agarra de la barbilla como un animal rabioso—. ¡No pienso dejar al único chico que de verdad me importa! Si tanto te molesta lo que hago, ¡dilo y pararé! Pero no te quedes callado como un imbécil que espera su juicio a pena de muerte, porque así tan solo estás haciendo que siga. Si te quedas callado, solo estarás manteniendo y acumulando la molestia. Y si tanto te molesta que sigamos teniendo la palabra "novios" entre nosotros, corta tú la relación —le suelta y este solloza cabizbajo, dejando que las lágrimas caigan al suelo.

Debería intervenir, pero esta no es mi relación y tampoco parte de la pareja de la boda. Este es el momento. El momento de poner las cartas sobre la mesa y ver quién tiene la mejor mano.

—No... —susurra.

—¿Qué? —se vuelve a agachar—. ¿Qué has dicho?

—¡No! —por fin hace contacto visual con él—. ¡No puedo hacerlo!

—¿Por qué? —sus voces son altas, el viento tiembla ante sus ondas de voz—. Venga, dilo. ¡¿Por qué?!

—¡Porque te sigo queriendo! —se tira al suelo, sujetando su pecho—. Por eso quiero que tú acabes con esto, porque yo no puedo —solloza aún más—. Porque me duele solo de pensar las palabras.

—Pues bien que me dices que lo haga —lo toma en brazos mientras llora, lo carga para meterlo en el coche—. Volvamos a casa, cariño.

—Corta esto ya...

—Nunca lo haré —susurra—. Jamás. Si lo hago, me moriré sin tu corazón a mi lado. Aunque hayas cometido un desliz, no te dejaré, porque fue solo eso: un desliz. Sé que no lo volverás a hacer. Confío en ti aunque no lo creas. Pero si te molesta lo que hago, intentaré mejorar, al igual que espero que tú mejores.

No habla en ningún momento. No tiene nada más que decir, ningún pensamiento con el que expresarse.

Ricky es alguien que se merece Marth. Yo no habría conseguido tal cosa en él. Seguramente habríamos sido pareja y lo habríamos dejado un año después. ¿Quién sabe? Estas cosas son impredecibles.

Abre la puerta del coche y mete a Marth para hacer que se siente mientras se siente más cansado por segundos. Los llantos te hacen soltar todo lo que tienes acumulado. Al menos sé que esta noche dormirá como nunca, si es que el tiempo le deja.

Cierra la puerta y me habla una última vez antes de entrar y desaparecer de mi vista con un Marth lloroso.

—No te pases por nuestra casa —esa pausa que le añade me pone de los nervios—. No hasta nuevo aviso.

Me limito a asentir con la cabeza y a dejar paso para que no golpee mi moto por "accidente".

Al verlos ir a su hogar, pienso que debería irme también. Seguramente tengo a Hansel nervioso de saber lo que ha ocurrido.

Quiero dormir, es lo que necesito antes de contar nada a nadie.

Me subo a la moto y me pongo en marcha a la cueva, donde el colchón me reclama ante susurros como si fuera un hechizo y me estuviera llamando.

Hora de descansar.

-------------------------
Bueno, Ricky y Marth ya han hablado y vuelto a casa.

Ya falta muy poco para el final de esta historia y seguir con otra.

Publico cuando se m están cerrando los ojos. Es tarde, pero al menos me he esforzado por traer un capítulo que dudo sea bueno.

En todo caso, intentaré escribir más seguido.

Sin más que decir...

¡Hasta luego, queridos Ángeles Lectores.

Te Quiero VerWhere stories live. Discover now