La Cultura del Amor

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Después de un arduo trabajo con los deberes de Harry, la cena que ambos preparamos y la plática que tuvimos no fue extraño que a media noche ya estuvieramos dormidos en nuestras respectivas camas.
Pero cuando la luz del día iba entrando en la ventana hasta pasar por las sábanas blancas del sofá-cama, mis ojos castaños se habían comenzado a abrir al paso de la luz que, entre más se elevaba, más se acercaba a mi.

Al inicio me había llevado mi mano derecha hacía mi rostro pero al ladear mi cabeza observé con quién estaba en la cama.

-¡Ah!- Dije al caer de la cama ante la sorpresa, donde al levantarme de inmediato él seguía dormido.

Harry estaba durmiendo del lado derecho de la cama donde, debía de admitirlo, su cabello revuelto y su barba le daban cierto toque de belleza.
¿Qué había sucedido, acaso se habían dormido juntos? Y si era así ¿Como sucedió?

Mi mente comenzó a analizar la situación mientras caminaba hacia la cocina para preparar nuestro desayuno, tenía que tratar de salir de ese shock que tuve en el momento, al arrivar a mi cocina Crookshanks se encontraba comiendo su desayuno que consistía en un alimento de gatos especial para los animales mágicos en su tazón de plata mientras tomaba la tetera para calentar el agua en la estúfa, esa mañana sería huevos revueltos con pan tostado y tocineta, más un poco de fruta como toronja, uvas y unos kiwis.
Al colocar la tetera en el grifo para así llenarla de agua comencé a pensar en lo que vi.

"No sucedió nada -Pensé- Tal vez ante mucho trabajo que teníamos nos quedamos dormidos"

Si era así ¿Por qué sentía mi corazón latir con fuerza? No, debía pensar en otra cosa como las últimas semanas que quedaban antes de regresar a Hogwarts, así que al notar que la tetera se estaba desbornando cerré rápidamente la llave del grifo y al limpiar las orillas, puse la tetera en el disco. Así solo tomé uno de los sartenes para empezar a hacer la tocineta, luego la tostadora blanca para poder hacer las tostadas y Harry seguía sumiso en un sueño profundo.

Estaba tomando mi tiempo para hacer bien el desayuno de nosotros esa mañana cuando escuché unos pequeños golpecitos de la ventana de la cocina, al girar mi cabeza deslumbré la lechuza de color plateada que me estaba observando fijamente con una carta en su pico, caminé pasando por la estúfa hasta deslizar la ventana hacia arriba para así abrirla y recibir la carta.

-Gracias...--- Mencioné en una sonrisa.

La lechuza ululó antes de irse, pero la detuve para poder obsequiarle una de mis galletas que Harry de había comido ayer en la noche, quedaban solo tres y este con cuidado la tomó para así alzar sus alas y comenzar a volar hacia el horizonte.
Mis ojos observaron la letra del destinatario, no era difícil deducir de quién era, una tinta de color negro, letra escrita muy rápida pero sin perder tanto el estilo cursivo... Esta carta era de Draco Malfoy.

Volví mi cabeza hacía el sofá-cama donde Harry seguía durmiendo con profundidad, todavía no le había contado a Harry de mi nueva amistad con uno de sus mayores rivales, así que abrí el sobre sin hacer mucho ruído y con cuidado, sacar la carta que él me escribió.

"Granger ¿Como te ha ido?

He descubierto que ayer en la mañana la Directora Mcgonagall te ha visitado tanto a ti como a Potter, yo también tengo una noticia que darte pero será cuando nos veamos en Hogwarts.

Pudiste venir a pasar el verano, o al menos un día, aquí en donde estoy viviendo ahora, lo único que tal vez comparta con Potter es la idea de no dejarte sola, pero al menos al verlos sé que estás en buenas manos.

Te veré en Hogwarts dentro de unas semanas.

Atentamente: Draco Malfoy"

¿Una noticia que darme, de qué se trataría? Draco era un hombre de grandes misterios y para cualquier persona sería normal el tenerlos pero ¿Acaso sería que me iría a confiar uno a mi? Y si así era... ¿Por qué? No sonaba como algo que Draco Malfoy haría y menos conmigo, pero al parecer las personas en serio pueden cambiar al paso del tiempo.
Fue solo cuestión de tiempo el notar que Harry se estaba levantando del lugar en donde se había quedado dormido y tuve que actuar rápido para ocultar la carta, si era cierto de que Harry y Draco aún no se llevaban bien del todo pero al menos su apoyo en nuestro bando hizo que Harry ya no decidiera ir tras él, al menos por ahora que lo sabía. Pero Harry no podía enterarse todavía de mi amistad con Draco, al menos no hasta que llegáramos al tren rumbo a Hogwarts.
Así que como acto de reflejos, guardé la carta en la bolsa que mi ropa tenía, ni siquiera ante los trabajos tuve el tiempo suficiente de cambiarme de ropa ya que al parecer me quedé dormida con el mismo par de jeans y blusa del día anterior, pero agradecía eso ya que sino ¿Adonde podría ocultar la carta?

-¡Buen día Hermione! ¿Pudiste descansar bien?--- Había llegado Harry hacia la cocina en donde me encontraba con su sonrisa, la barba le hacía el conjunto perfecto para este ya que, había que admitirlo, Harry se veía bastante atractivo, ahora sabía bien lo que Ginny le había visto en físico--- ¿Qué huele tan bien?

-Harry buen día, ¿dices esto? Es solo tocineta y unas tostadas, haré también unos huevos revueltos y si deseas un complemento extra puedo cocinarlo--- Mencioné con dulzura.

-Hermione en serio estoy abusando mucho de tu hospitalidad...--- Dijo al ladear la cabeza con pena- Me ayudarte en mis deberes y no hablo solo los de Hogwarts, no creí que Kingsley me colocaría a caracterizar cada maleficio conocido en la historia, sé que puedo hacerlo pero hay algunos que no conocía, además...--- Mencionó aún más apenado- Debo disculparme ya que dormiste conmigo...

Un Nuevo Rayo de Inteligencia.Where stories live. Discover now