Capítulo 5 - Lethe

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Conteo de palabras: 843
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Hanamaru observa al islote al otro lado con sus ojos. Ella podría volverse y encontrar otro camino, pero eso probablemente terminaría con ella caminando de un lado a otro en círculos. Aún así, ella no es capaz de quedarse en ese sitio, tampoco. Eso sería esperar hasta que ella fuese descubierta, o atacada por alguna nueva horrible criatura. Ella no puede quedarse allí, y no tiene lugar alguno al que ir. Excepto por, posiblemente...


Hanamaru alza la vista para poder mirar bien el río, después a la isla en la otra costa de este. Beber el agua le haría perder sus recuerdos, pero eso no significa que no fuese capaz de nadar al otro lado del río. Tan solo tenía que asegurarse de que ni una gota de agua entrase en su boca. Es arriesgado, pero es una oportunidad que no dudaría en escoger. En el otro lado del río está el Eliseo; no es una salida, pero es al menos un lugar en el que poder descansar sin tener que preocuparse de ser atacada por algun que otra criatura.


De pie en el sitio, dudando, no le llevaría a ninguna parte. Con la mente preparada, Hanamaru toma una gran bocanada de aire y se lanza al agua del río.


La primera cosa de la que se percata es que el agua es absolutamente fría. Se siente como cientos de cuchillas la estuvieran apuñalando en cada una de las partes de su cuerpo. El shock y el dolor es tal que casi hace que abriese la boca, pero ella logra arreglarse para mantener sus mandíbulas juntas justo a tiempo.


La siguiente cosa de la que se da cuenta es que la corriente es mucho más fuerte de lo que aparentaba desde la bahía. El río aparentaba una corriente gentil, pero cada vez que Hanamaru saca la cabeza para dar una gran bocanada de aire, se da cuenta por ella misma como es arrastrada por el agua. Ya estaba siendo alejada de la isla del Elysium y hacia cualquier cosa que estuviera más lejos, al final de ese río. Sin tiempo del que perder, Hanamaru comienza a nadar.


Unos pocos segundos más tarde, ella está absolutamente exhausta. Mientras que ella no es exactamente la persona más atletica, ella debería ser capaz de nadar por más tiempo que solo unos pocos segundos sin estar así de agotada, incluso en un río con una corriente así de fuerte.


Ya, sus extremidades se sienten tan pesadas como el plomo. Respirar es cada vez más complicado, al igual que mantener su cabeza sobre el agua. Cada parte de su cuerpo le grita a ella que simplemente se dé por vencida, se deje hundir bajo la superficie del agua y beber del río. Será pacífico: apenas sentirá dolor a medida que se borran sus recuerdos, y poco después nacerá de nuevo en un nuevo cuerpo. Ella tendrá la oportunidad de vivir una nueva vida en el suelo, bajo el sol. ¿No era eso lo que ella quería? ¿No es por eso que ella está tratando de cruzar este maldito río en primer lugar?


Lógicamente, ella sabe que eso es un tipo de compulsión hablando. Todo lo que tiene que hacer es cruzar el río y esos pensamientos se detendrán. Ella podrá descansar y encontrar su camino de regreso a la superficie cuando lo desee. Sin embargo, es más fácil el decirlo que el hacerlo. Al darse cuenta de que se ve obligada a pensar estas cosas no le hace pensar menos, no hace que su cuerpo esté menos exhausto. Ella trata de luchar en contra de eso, realmente lo hace, pero apenas ha llegado a la mitad del río cuando siente que comienza a ser arrastrada. Ella lucha contra la corriente, moviendo sus brazos y sus piernas con furia en un intento de mantenerse a flote. En el proceso, traga un poco de agua, pero no tiene tiempo para pensar en ello; está demasiado ocupada tratando de no ahogarse. Eventualmente, sin embargo, su agotamiento la supera. Tomando una última bocanada de aire, Hanamaru se permite hundirse bajo el agua.


Ahora que ya no se resiste, el agua que la rodea parece mucho más apaciguada. Es casi pacífico, en cierto manera. Está flotando, sin peso, en esa oscuridad aparentemente sin fin, y se siente como la libertad. Casi parece que ella es capaz de escuchar música en el agua. Suena, casi, como las canciones que su madre solía cantarle cuando era más pequeña. Al igual que en aquel entonces, la calma comienza a acunarla para que durmiese. Está lista para cerrar los ojos y dejar que el agua la llevase. Una vida nueva, después de todo, podría ser mejor que esa eterna lucha por escapar.


Una mano toma su agarre en su muñeca. Si ella estuviera menos exhausta, los ojos de Hanamaru podrían haberse abierto. Tal y como están las cosas, solo logra abrirlas con lentitud, con mucho esfuerzo. Lo último que logra ver antes de desmayarse es una mano, firmemente agarrada alrededor de su muñeca.
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Lo prometido es deuda; he subido y traducido este capítulo más pronto de lo usual para compensar la tardanza del capítulo anterior. xd

Así que espero que continuéis leyendo y esperéis con ansia el siguiente, que pronto comienza lo que todos estáis esperando. ¡El YohaMaru! xD
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Y otra vez; la historia no es mía ni es escrita por mí, esto es solo UNA TRADUCCIÓN!

Pétalos bajo sus pies (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora