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Me veía en el espejo de la enfermería, observaba mis lágrimas correr, quería para de llorar, pues estas me producían un ardor insoportable.

Me sentía agotada, se encargaron de lastimarme física y mentalmente. Tenía un vendaje improvisado, inmovilizando mi brazo izquierdo, lo habían quebrado con tantas pisadas.

—Toma —Jacob, el enfermero, me tendió una pequeña pastilla y un vaso de agua —Te calmara.

Lo tome de inmediato y me apresure en salir y esperar a mamá.

Tocaba con las yemas de mis dedos las heridas de mi cara, eran muchas.

Mire hacia la puerta del director sintiendo impotencia.

—Tú lo buscaste Audrey, en esta escuela está prohibido ser... —La directora alzo la vista y la clavo en mi — Diferente.

¿Por qué? ¿Era tan malo gustarte un hombre? sonaba tan ridículo.

Unos pasos me obligaron a girarme, era mi madre Carly. Estaba en problemas, muchos problemas.

No me dirigió una sola mirada y entro rápidamente a la oficina de la directora. Esa vieja arpía seguro le contaría todo. ¡Jesús Carly era muy hetefobica! Iba a matarme.

Después de quince minutos salió dando un portazo, se plantó frente a mí. Yo tenía la mirada fija en el suelo y alce el rostro, en un parpadeo mi madre levanto su brazo y me dio una bofetada. Parpadee sin procesarlo, mi madre Carly me había golpeado. Jamás alzo una mano contra mí y ahora lo hacía ¿Por qué? Solo por exclamar el querer hacer algo para un hombre.

— ¡¿Ahora eres heterosexual?!   — Lágrimas salieron sin control — ¿Por qué? ¿No te crie bien?

No respondía a nada, me limitaba a llorar y tocar mi mejilla.

—Eres una estúpida —Carly se veía furiosa —Además de estúpida, heterosexual. Muévete, me da vergüenza estar contigo.

DifferentWhere stories live. Discover now