15: Dos más dos son cuatro

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Capítulo 15 | Dos más dos son cuatro

Cuando Frank Johnson hizo su entrada triunfal en la sala de reuniones, todos comenzamos a mirarnos entre nosotros. Algunos en búsqueda de ánimo, otros apostando mentalmente quién sería el expulsado del mes, y otros, como yo, evaluando las reacciones.

Hacía cinco minutos Nathaniel me había dicho que nunca demostraba las cosas que sentía. Tuvo que tragarse sus palabras pues, por primera vez, lo veía nervioso.

Más que eso: asustado.

Mantenía su típica cara de póquer intentando ser inescrutable, pero comenzaba a brillarle un poco la frente y mordía el interior de su mejilla con frecuencia, cosa que él rara vez hacía. Sintiendo el peso de mi mirada observadora, sus ojos se encontraron con los míos y me sonrió de una manera... Cálida y sincera.

Eso era nuevo.

Me tomó por sorpresa y sin poder controlarlo, le devolví el gesto, sonrojándome por haber sido descubierta, y quizá por disfrutar que me mirara de una forma no lasciva, mortal o competitiva.

Me preguntaba en qué estaría pensando en aquel segundo y porqué me miraba de esa forma.

—Bien, no daré muchas vueltas esta vez —inició Frank, con su usual cara de culo—. Ya Janet debe estar publicando la lista con sus nombres ordenados según su desempeño. No suelo hacer esto seguido, pero quiero felicitar públicamente a un pasante...

Justo al escuchar esas palabras, creo que a todos se nos paró el corazón.

Para que un hombre como él felicitara a alguno de nosotros en público, significaba que el trabajo que venía haciendo esa persona era increíble e iría a la delantera los siguientes meses.

Crucé los dedos esperando escuchar mi nombre.

—...Que no solo ha tenido buena valoración por parte de todos los jefes de departamento, sino que además se ha atrevido a proponer ideas que han ayudado a mejorar algunas dinámicas de trabajo —continuó Frank—. Felicidades, señor Collins.

Todos volteamos a ver a Oliver y aplaudimos con notable hipocresía.

Vale, Oliver era mi nuevo amigo y de verdad me caía muy bien. Pero esta era una competencia, y saber que él había sido el mejor por segundo mes consecutivo, nos hacía a todos apretar las nalgas e idear formas para ser igual o mejor que él.

Oliver no dijo nada, aunque su sonrisa de ganador era más grande que la del gato de Alicia en el País de las Maravillas.

—Volviendo a nuestro asunto. —Frank le dio golpecitos a la mesa para que volviéramos la atención a él—. La persona que no continuará en el programa de pasantías es... —Abrió una hoja que tenía frente a él, como si fuese un presentador de los Oscars— Alice Greene. Pasa por Recursos Humanos y allá ellos te explicarán todo.

Suspiré exhalando todo el aire que tenía en los pulmones, dándome cuenta de que había pasado quizá demasiado tiempo sin respirar.

Celebré internamente que ninguno de mis amigos fuese expulsado, aunque sabía que tarde o temprano eso comenzaría a ocurrir. Ahora sólo quedábamos diez pasantes y el juego se tornaría cada vez más pesado, e inevitablemente, más sucio.

Mis ojos viajaron hacia Nate quien paseaba su dedo índice por su frente, respirando lentamente. Sus facciones se relajaron y por un segundo, pareció verse mucho más joven.

No me había dado cuenta de que él, a pesar de tener la misma edad que todos nosotros, aparentaba ser mayor. A lo mejor sería por su vestimenta siempre tan pulcra, seria y formal, o por su perenne seriedad, o porque aunque intentara ser ameno con los demás, era evidente su sentido de superioridad.

Vendiendo el amor © ✓ [Vendedores #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora