Capitulo XIX: La historia se deforma al pasar de boca en boca

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Evey —pronunció una voz provocando que el eco repitiera el nombre mientras este se desvanecía en el silencio. —Evey —repitió.

Sus ojos se abrieron, al comienzo viendo todo a su alrededor difuminado por las luces, nublado. Pestañeó varias veces buscando enfocar su mirada hasta que pudo ver una figura arrodillada frente a ella. Confundida se levantó ¿no estaba en el campo de batalla? ¿Estaba muerta?

¿Dónde estoy? —preguntó llevando la mano a su cabeza, la foránea no lograba juntar las ideas para deducir que sucedía. —¿Estoy muerta? ¿Qué ha pasado?

No, no estas muerta, —respondió la voz —solo estas...

Se incorporó y pudo ver a una mujer de cabello castaño ondulado con un rostro triste pero gentil. Tocó su cabeza solo para darse cuenta que su cabello no era de color blanco sino rubio como antes de la trasformación. Llevó la mano a su rostro y la cicatriz ya no estaba ahí, su brazo tampoco estaba herido.

No estás muerta —repitió la mujer.

¿Quién eres? —preguntó Evey intentando ponerse de pie. No recordaba su rostro pero aquella voz se le hacía familiar.

Hela, —respondió sin titubear —soy Hela.

Y entonces los ojos de Evey se abrieron de par en par, quiso dar un paso atrás pero se tambaleó cayendo de nuevo al suelo. Estaba demasiado confundida para pensarlo, seguramente estaba muerta y en sus últimos segundos o minutos de vida alucinaba.

Me llamabas, recuerdo tu voz —Evey intento alejarse. Hela asintió y no intentó acercarse a ella. —No voy a caer, no dejaré que la oscuridad me consuma como a ti —dijo rápidamente con repentino odio.

Con una sonrisa negó con su cabeza, sin sentirse ofendida por lo que ella dijo —¿Es lo que crees que quiero? ¿Arrastrarte hasta donde llegué yo? —le preguntó y al no obtener respuesta continuó —Te equivocas Evey, todo lo que te han dicho de mi es una mentira.

¿Por qué te creería? —preguntó Evey y se puso de pie —Tu voz me ha estado llamando, todo lo que escuchó en mi cabeza... eres tú, quieres que sea como tú, que mate a todos como tú, que... argh

Mi niña, que equivocada estas.

Hela comenzó a caminar, su figura se movió con gracia entre la negrura que poco a poco comenzó a tomar forma. A su alrededor comenzaron a levantarse grandes edificios de piedra, delicadas estructuras, calles de adoquines, árboles frondosos y coloridos, pronto las calles se llenaron de siluetas negras que poco a poco comenzaron a transformarse en personas. Era su reino, el lugar donde había nacido pero diferente a como ella le conocía. No había hielo por todas partes, la gente caminaba tranquila e incluso vestían prendas ligeras. El sol brillaba en el cielo y Evey no pudo evitar comenzar a seguir a Hela por inercia estirando sus manos para tocar a la gente.

Todos contaron mi historia de la manera equivocada, —comenzó la mujer de pelo castaño —yo nunca quise el poder, siempre fui como tú.

Se detuvo ante una pequeña niña que corría junto a otros niños, una mujer de mayor edad pero aun joven, vigilaba a los muchachos.

Nunca quise el trono pero siempre fui la única heredera, mi madre aunque no fue estricta siempre quiso que ocupara la silla y continuara con el legado de mi padre. —explicó.

Evey no emitió protesta ni produjo sonido alguno, la escuchaba con atención sin cuestionar lo que la mujer le decía.

Mi padre siempre buscó acabar con la monarquía, con el sistema de esclavitud y lo logró, en nuestro reino no habían esclavos, él los liberó y a cambio, por los servicios que brindaban eran recompensados. Algunos obtuvieron tierras que comenzaron a cultivar mientras que otros eligieron quedarse con sus antiguos patrones aunque ya no eran tratados como esclavos. —explicó Hela —Debes recordarlo, el rey Axe, el rey amable.

Nieve y Oscuridad [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora