Capitulo VII: ¿Quieres saber quién soy?

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Las miradas de asombro, la incomodidad que en otro tiempo hubiera sentido al tener tantos ojos curiosos sobre ella, no estaba presente. No dio explicaciones, no dijo nada, solo pidió descansar una noche y al siguiente día contaría todo, pero no a cualquiera, solo a Jon. De más está decir que Snow no pudo pegar un solo ojo aquella noche, el hecho que ella estuviera le confundía. Con una experiencia similar, podía decir que la comprendía, pero tenía tantas preguntas pues si bien él mismo regresó de la muerte, ella lo hizo también, pero cambiando al menos rasgos físicos ¿Significaba algo? Sabía Jon que era ella, pero al mismo tiempo lo dudaba. Dio vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, pero mientras más intentaba alejar ese tipo de pensamientos, le atacaban con más fuerza.

Evey abrió sus ojos al alba. Le costaba trabajo aun asimilar lo que le sucedió. Al cerrar los ojos podía revivir el momento una y otra vez en pesadillas recurrentes que no le dejaban en paz pero, que no perturbaban su descanso. Eligió una vestimenta simple, una camisa blanca escotada, pantalones y accesorios de cuero café. Su ropa y sus pertenencias continuaban ahí. Observaba con nostalgia y sentía que todo pertenecía a alguien más, que aquellos objetos, aquella ropa, no eran de ella. Ató su cabello en una coleta dejando varios mechones de su cabello suelto.

Pidió caminar por orillas de la playa. Su caminar, sus gestos y su mirada eran completamente diferentes. Parecía que a cada paso que daba reclamaba el suelo como suyo, elegante y sigilosa, cautivante. Su mirada contenía una llama de seguridad, decisión y fuerza pero también gran melancolía.

Caminó en silencio, descendió cada escalera sin emitir una sola palabra. Jon le acompañaba ansioso por escuchar cada palabra, su corazón latía fuerte, estaba nervioso. El sonido del mar era el único que les acompañaba, ella observaba fascinada las olas romper contra las rocas, aun contenía en aquella mirada curiosidad, un vestigio de lo que antes había sido.

-No sé por dónde comenzar. -admitió luego de haber caminado en silencio por bastante tiempo. -Son demasiadas cosas que explicar en un solo momento y tengo temor, -se detuvo y volteó para observar a Jon -temo que ahora definas mi persona por lo que llevo dentro, por lo que no tuve oportunidad de elegir -El pelinegro quiso hablar pero ella continuó el camino -Desciendo de una familia de brujos elementalistas, no todas las generaciones adquieren este don, a veces pueden pasar siglos antes que se presente un nacido capaz de manejar algún elemento. A diferencia de los brujos de las otras tierras, no es algo que podamos aprender, es algo con lo que nacemos. -partiría por lo básico -Hace años, siglos, cientos generaciones atrás hubo una reina, Hela. Ella fue una mujer formidable, una elementalista excepcional hasta que un error cometió. Quiso poder, jugó con magia de sangre, pagó un alto precio en vidas para conseguir habilidades extraordinarias que nadie puede imaginar. Hela trajo tiempos oscuros al reino, mucha gente murió a causa de ella y aunque al comienzo los ciudadanos tenían miedo, pronto se alzaron contra ella y la derrocaron aprovechando un momento de debilidad. -hizo una pausa para suspirar -Hela maldijo a las generaciones de elementalistas que nacieran después de ella; en algún momento, alguno de ellos sucumbiría ante el poder de la oscuridad, sería tentado, le ofrecería poderes más allá de su imaginación a cambio, solo debía propagarla por doquier. Su heredero o heredera sería aquel que tuviera la habilidad innata para controlar el agua y el fuego, elementos opuestos... esa fui yo. -esbozó una pequeña sonrisa, era casi su maldición.

Si bien ella y Hela seguramente no compartían una pizca de sangre, la oscuridad le eligió a ella. Evey tenía la posibilidad de ascender al trono sin problema alguno, de manejar grandes ejércitos a su antojo, de conquistar toda tierra que sus ojos contemplaran. Podría traer una oscuridad peor que la amenaza del Rey de la noche. Había mucho que Hela no logró, su muerte prematura le impidió aprender todo lo que ganó al vender su alma y por ello, quiso heredar sus poderes, dejar su legado.

Nieve y Oscuridad [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora