Capítulo 17. "Algo pasa"

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—Creo que te equivocas —se encogió de hombres sin darle ninguna importancia—. He aprendido a tratarlo y estoy acostumbrada que sea así de reservado con sus cosas. Yo también me reservo algunas cosas. Por esa y otras razones nos llevamos bien.

—Yo no podría estar tan tranquila...

—¿Y por qué no? —rió divertida, volteando a mirarla—. Nos vamos a casar dentro de unos pocos meses. Nada puede salir mal.

—¡Oh, por favor! —rodó los ojos—. Cualquier mujer afortunada que tuviese a su lado a un hombre como Justin estaría alerta las veinticuatro horas. Todas las mujeres de esta ciudad se mueren por él y no desaprovecharían la oportunidad de meterse en su cama.

—¿Incluyéndote?

Ahora Nadine la miraba con total seriedad pero Sheryl hizo su mejor cara de ofendida. Como si fuera la cosa más impensable y tonta del mundo.

—¡Por supuesto que no! Sabes que Justin no me interesa para nada. Es todo tuyo, querida.

—¿Entonces por qué tienes tanto interés en saber que le pasa? —enarcó una ceja, cruzándose de brazos.

—Lo hago por ti, obvio —bufó—. No quiero que venga una tipa cualquiera y te lo quite. Justo porque se van a casar en poco tiempo. Debes tener cuidado... Tengo un mal presentimiento.

—Justin nunca llega tarde ni actúa de manera sospechosa ni tiene olor a otra mujer.

Sheryl soltó una carcajada.

—¿Crees que sólo se tiene sexo por la noche o qué?

—Obvio no —viró los ojos, sintiéndose un poco irritada por la conversación. No le gustaba demasiado pensar que Justin estuviera revolcándose con otra tipa. El pensamiento era puramente egoísta—. Pero quiero que entiendas que de ser así como tú dices, ya me habría enterado.

Fueron interrumpidas por un joven de aspecto cubano que les trajo una bandeja con diferentes pasteles. Sólo eran muestras para elegir el que más le agradara. Una vez que terminó de colocar los platos encima de la mesa, se retiró y ellas continuaron con la conversación.

—Bueno, si eso quieres creer...

—Ugth, esto se ve delicioso pero debe tener miles de calorías —hizo una mueca, cambiando de tema—. Después de terminar con todos los pendientes de hoy, iremos al gimnasio.

—¿No vas a hacer nada?

—¿Hacer qué? —se hizo la desentendida mientras se llevaba un pedazo de pastel a la boca.

—Olvídalo...

Una vez que terminó de probar todos los sabores, se decidió por el pistacho con crema pastelera. Tomó una bocanada de aire y miró fijamente a su mejor amiga. No quería seguir tocando el tema así que sólo se limitó a decir una cortas palabras.

—Confío en Justin. Es un buen tipo. Me trata bien y me respeta... Y nada, te juro que nada, romperá nuestro compromiso. Me aseguraré de eso.

(...)

Justin miraba la ciudad desde el último piso del edificio de la empresa. Era un rascacielos con una estructura asombrosa. Pero la verdad no le estaba prestando especial atención a la maravillosa vista que tenía enfrente. Sólo podía pensar en una sola cosa... Que realmente no era una cosa sino una persona. La única persona en el mundo que ocupaba sus pensamientos desde el primer instante en que sus miradas se cruzaron. Porque incluso antes de que él supiera la verdadera identidad de Olive, él ya pensaba en ella como Hera. Tenía esos ojos verdes clavados en su cabeza y en su corazón. Desde siempre había sido un tipo frío y calculador, controlaba perfectamente su inteligencia emocional pero ahora parecía no tener control de sus emociones y sentimientos.

Olive Where stories live. Discover now