El Campo Margarita • Caché (Terminada)

6. El cine a ciegas

—No dejes que te afecte, Poché —Se escucho la voz de Alejo quien hacía su paso en medio de la multitud, con dos bebidas en su mano mientras todas las personas que habían visto la escena que montó Calle se dirigían a otro lugar menos incómodo —Calle es así, siempre ha sido así y siempre será así.. ahora bebe tu Pepsi —

Poché no podía ver a Alejo a los ojos, se sentía muy humillada, su corazón latía muy rápido y sus mejillas aún estaban rojas de la vergüenza, ni si quiera sabía que estaba haciendo en esa fiesta todavía, ya que Calle le dejó muy claro que ella no la había invitado, Poché se sentía estafada por Germán, padre de Calle, que si ella hubiera sabido desde el principio, ni siquiera habría puesto un pie en esa casa después de todo.

—Poché? —Volvió a preguntar Alejo aún con las bebidas en sus manos y los ojos directos en Poché.

—Perdón... Necesito irme ya —Dijo Poché antes de caminar en medio de los amigos de calle que probablemente estaban tomados o drogados, Poché solo pensaba en salir por esa puerta principal, volver a su casa y encerrarse en su habitación hasta que cumpliera cuarenta. Continuó caminando y chocando con todo el mundo, sin embargo sabía que Alejo iba detrás de ella; unos cuantos pasos más y ya estaba fuera de la casa de los Calle, la cual juraba que esa sería la primera y última vez que pisaba ese lugar

—Oye, no te vayas —Dijo Alejo a Poche mientras también salía del penthouse de Calle tratando de recuperar aire después de haber perseguido a Poché prácticamente todo el camino corriendo.

—Te prometo que te llamaré luego Alejo, pero ya me debo ir —Respondió Poché mientras pedía un Uber rápidamente.

—Yo te puedo dejar a tu casa —Respondió Alejo acomodando sus gafas

—Tienes auto? —Pregunto Poché sorprendida por el comentario de Alejo.

—No, pero dame cinco minutos y te llamo un taxi —Respondió el chico, pero Poché continuó llamando el Uber, Alejo jamás había visto a alguien tecleando tan rápido como Poché lo estaba haciendo, Poché no entendía la diferencia en que ella llamara un Uber a que Alejo le llamara un taxi

—Creo que ya está aquí —Dijo Poché a Alejo, refiriéndose al Uber, Alejo solo la miro y luego la abrazó como despedida, Poché sacó una pluma y escribió algo en el brazo del chico con tinta azul, Alejo no entendía lo que Poché le escribía —Es la dirección de mi casa, te espero mañana —

—Te veo mañana entonces Pochesita —Respondió Alejo y otra vez se abrazaron

Poché tomó un ascensor para bajar, mientras iba pensando en todo lo que quería ser en la vida, y era claro que Bogotá no era lo que quería, eso lo había sabido siempre, pero personas como Daniela Calle se lo confirmaban; Poché no sabía porque la chica había sido tan grosera con ella, tampoco se explicaba como había personas que fingían ser algo que no eran solo para estar invitados a sus fiestas. Esa noche Poché no durmió tranquilamente, la cantidad inmensa de pensamientos que pasaban por su mente era preocupante, se tiene entendido que cuando eres adolescente, todo te preocupa, sin embargo, Poché era un tipo diferente de adolescente, ya que las cosas le preocupaban el doble de lo que debía, y eso no estaba bien, sus amigos se lo decían, su padre también se lo decía siempre.

Al día siguiente Poché se despertó muy tarde en la mañana, ya su padre había salido a trabajar y Valentina estaba en el colegio, Poché aún no se matriculaba para su último año de colegio porque no tenía pensado hacerlo, además el viaje a Los Ángeles se aproximaba y no quería perder tantas clases, por ahora se quedaba en casa, mirando la tele, bailando o pintando, algo que hacía a espaldas de su padre; los días de Poché en Bogotá eran para ella lo peor, o al menos eso pensaba, también sabía que necesitaba socializar, o su padre aceptaría el empleo en el extranjero sino; además sabía que no quería ser amiga del escuadrón de Daniela Calle entonces le preocupaba estar en contra de la corriente de Bogotá, y era difícil encontrar amigos que no quisieran ser amigos también de Daniela.