En el lado oscuro

Comienza la guerra

La tarde pasó mucho más rápido de lo que Draco deseaba. Se paseaba por la Sala Común de un lado a otro, ignorando las miradas de desprecio que les lanzaban sus compañeros, y cuando se cansó de la situación, decidió dirigirse a la Sala Multipropósitos, cuanto antes terminara todo aquello, mejor.

-Hermione, deja de hacer eso- Hermione se sobresaltó y miró a Ginny con la vista perdida. Era la hora de la cena y el bullicio del Gran Salón le hacía daño a los oídos. Ginny era la única que la acompañaba para cenar, ya que Harry y Ron estaban sentados a unas cuantas sillas de ellas, junto a Neville, que evitaba mirarla.

-No estoy haciendo nada.

-Ajamm- exclamó mirando el plato de su amiga. Hermione había estado revolviendo su comida sin darse cuenta.

-No tengo hambre- declaró la castaña y retiró el plato a un lado.

-Me parece que se a que se debe tu falta de apetito- soltó Ginny metiéndose un bocado de pastel de Yorkshire en la boca.

-¿A qué se debe?

-¿Tengo que decírtelo?- puso los ojos en blanco y la miro suspicaz.

-Sí.

-Draco, ¿te suena?

Hermione no le había comentado nada a su amiga con respecto a la misión de Draco, no quería que pensara mal del muchacho y también se enojara con ella por estar saliendo con el muchacho. Pensando en Draco, se dio cuenta de que no había aparecido en el Gran Salón para cenar, a decir verdad, no lo veía desde que se habían despedido a la salida de Hogsmeade. No quiso pensar en donde estaba… ni qué estaba haciendo.

Tenía el estómago revuelto y se sentía levemente mareado. La Marca no le había parado de doler desde aquella mañana. Faltaba casi media hora para la medianoche, comenzó a pasearse por delante del armario, iba y venía, iba a dejar una marca en el suelo si seguía así. 23:14. Se sentó en la butaca de siempre y cruzó las piernas, impaciente. 23:26. Comenzó a sentir calor y se sacó el pulóver de un tirón. 23:32. Cambió de posición en la butaca y tomó un libro de la mesita de patas finas que tenía al lado, pero al no poder concentrarse lo arrojó contra una pila de ollas y cacerolas que provocaron un gran estruendo al caer al suelo. 23:48. Apoyó los antebrazos en sus rodillas y escondió la cabeza en ellos, tomándose el cabello por la parte de atrás. 23:55. Se levantó de la butaca de un salto y volvió a pasearse por delante del armario. 24:00. Draco contuvo el aliento y miró al armario esperando a que se abriera de repente. 24.04. ¿Qué pasaba?, habían pasado unos minutos de la medianoche y todavía no había aparecido nadie por el armario. Cuando estaba a punto de abrir la puerta para ver que sucedía, hubo un destello y salió despedido hacia atrás y cayó sobre la mesita de patas finas, la cual se desplomó bajo su peso. Se incorporó ayudándose con los antebrazos, los cuales le sangraban, y lo que vio lo hizo caer devuelta.

Lord Voldemort se alzaba ante sus ojos.  Detrás de él, una serie de mortífagos comenzó a aflorar del armario y a situarse en fila detrás de Voldemort. Reconoció a su padre, el cual lo miraba con preocupación, a su tía Bellatrix, que sonreía con malicia y placer, a Avery,  a los hermanos Carrow, los cuales había visto una sola vez en su vida, Dolohov, Crabbe y Goyle, Greyback, el hombre lobo, que lo miraba con un destello en sus ojos, Yaxley y Nott y a un par más que no reconoció. Nunca los había visto a todos reunidos en un mismo sitio, lo cual le causó impresión y deseó con todas sus fuerzas desaparecer de allí.

-Draco- Voldemort se dirigió a él y el muchacho se estremeció- Draco, querido- le sonreía, pero no era una sonrisa muy agradable, o eso pensaba Draco, que lo miraba tembloroso, aún sin poder levantarse- Has llevado a cabo tu misión a la perfección- volvió a sonreír y Draco se encogió un poco en su sitio- Has tardado un poco más de lo que esperaba, pero tu padre ya pagó por ello, quédate tranquilo- dirigió su vista hacia Lucius y sonrió maliciosamente, Malfoy agachó la cabeza y temblorosamente hizo una reverencia- ¿Estás listo muchacho?- Draco no contestó, aún no le habían revelado de que se iba a tratar esa emboscada.