La advertencia de Dobby

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-¿Dónde estabas?- Draco se acercaba caminando a ella con las manos en los bolsillos y la corbata verde y plata ondeando por detrás de su hombro. Cuando llegó a dónde estaba Hermione la cogió del rostro y depositó un dulce beso en sus labios. Se encontraban en Hogsmeade por su día libre del mes. Comenzaron a caminar por el sendero hasta la Casa de los Gritos.

-En la cama, no dormí muy bien anoche- contestó pasando un brazo por los hombros de su novia. Era cierto, la respuesta del armario evanescente la había recibido casi de madrugada y no había podido dormir gracias a que su cabeza daba vueltas sin cesar.

-Yo tampoco- Hermione se había pasado la noche llorando, rememorando la tarde que había pasado, dónde había seguido a Harry y Ron hasta la cabaña de Hagrid y se había enterado de que sus amigos nunca la iban a perdonar.

Permanecieron callados todo el trayecto hasta la Casa de los Gritos, cuando llegaron, se sentaron en la raíz donde meses antes Hermione había encontrado a Draco examinándose la Marca Tenebrosa. Iban allí porque era el único lugar dónde podían estar tranquilos sin que la gente los mirara con repugnancia o murmuraran cosas insidiosas sobre ellos.

-Acá nos besamos por primera vez- rememoró Draco con una sonrisita. Hermione lo miró y sonrió, se acercó un poco más a él y lo abrazó, el muchacho correspondió el abrazo y así se quedaron durante un buen rato, sin hablar.

-¿Te pasa algo, Draco?- la castaña rompió el silencio luego de un rato largo.

-No…- mintió separándose de ella sin mirarla.

-Te conozco.

-No me pasa nada, Hermione- Hermione no insistió y apoyó su cabeza en el hombro del muchacho. De repente, Draco dio un respingo y Hermione calló de costado.

-¡Ay!- se quejó levantándose- ¿Qué te…?- pero al ver a Draco, enmudeció. El rubio se aferraba el antebrazo izquierdo con fuerza, tenía el ceño y los labios fruncidos y parecía que le dolía muchísimo. Se levantó de golpe y comenzó a caminar sin mirar atrás- ¡Aguarda!- gritó Hermione y lo comenzó a seguir apretando el paso para alcanzarlo. Draco no frenó, por lo contrario, aceleró, aún aferrándose el brazo, donde la Marca Tenebrosa amenazaba con estallar. Le daba vueltas la cabeza y comenzaba a marearse, nunca había sentido aquel dolor. Se tambaleó y calló sentado en el suelo.- ¡Draco!- Hermione se le acercó y se agachó a su lado.

-No me pasa nada- mintió descaradamente, haciendo un esfuerzo enorme por recobrar la compostura.

-No me trates de idiota- Hermione le tomó el brazo y le subió la manga de la camisa, lo que provocó que Draco lanzara un alarido de dolor y retirara el brazo por impulso. La Marca Tenebrosa, negra como el carbón, brillaba bajo la luz del sol, Hermione la miraba sorprendida.

-Fue un leve dolor- volvió a mentir, pero una nueva punzada de dolor le invadió el antebrazo y comenzó a blasfemar a grito pelado.

-¡Draco!, para. ¡Por Merlín!, alguien te oirá.

-No me importa- confesó el muchacho y se incorporó, Hermione lo imitó.

-Draco, dime que no lo hiciste.

-¿De qué hablas?- sabía perfectamente de qué hablaba. Gimió levemente y se volvió a oprimir el antebrazo con la mano derecha.

-Draco- Hermione lo tomó del hombro y lo miró a los ojos, aquellos ojos azules parecían asustados, y lo supo: Draco había logrado arreglar el armario- ¡Oh, no!- se llevó una mano a la boca y se apartó un poco del muchacho.

-No tenía otra opción- decidió no mentir más, era en vano, las cosas ya estaban hechas.

-Sí que la tenías, podías…

En el lado oscuroWhere stories live. Discover now