-aquí vivo- se alzó de hombros la extraña mujer gitana.

-¿en esta prisión?-

-¿acaso crees que todos tenemos un trabajo que consiste en matar monstruos o derrotar algún mago oscuro, que de paso nos cargamos la mitad del pueblo, para terminar dando disculpa y sentarse junto al fuego con los dueños bebiendo en paz, que por extrañas razones no les cobran mucho o jamás y terminan con una jugosa recompensa, para finalmente gastarla en comida o trajes, mal desperdiciándola en vez de pagar la renta, pero aun así la casera te perdona y sigues tu vida así como así?-.

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-si eso creí-

-¿ok?-

-sigue contando-

-bueno para no ser más larga la historia, en cada intento del día fracase como siempre, y claro que no contare que fue lo hice (además de aparecerme casi desnuda en su tatami) para perder mi dignad, pero si te contare las últimas partes-

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-oh jodida mierda-

He intentado de todo, absolutamente de todo, intento llamar su atención, le doy regalos, trato de quedar a solas con él, pero el maldito karma trata de arruinarme todo, oh no es la peor parte, juvia no se le despega y el con sonrisa lo acepta.

Pero hasta aquí estoy.

Lo que me falta es ovarios y determinación para terminar todo de lo que un inicio pretendía.

Me trago de golpe la poción que me vendió aquel viejo raro (increíble ¿no? aceptando cualquier cosa que me venda un extraño), y alcanzare mis objetivos, la poción en si causa suerte, no puede asegurar que buena o mala, pero si determinación, lo que me falta para triunfar, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

Deseche el frasco al mar y camine rápido al grupo, hoy era el último día, si me hubiera detenido, me hubiera dado cuenta que al reverso del frasco advertía "no tomar alcohol después de ingesta", ¿pero quién lee las consecuencias hoy en día? ¿No?

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-natsu-

-¿ah?-

-por favor, te lo suplico, acompáñame-mírenme a mí, arrodillándome a suplicar, que vergüenza.

-¿porque debería?- pregunta con mirada inquisidora.

-mira natsu... he cometido muchos errores, por favor de suplico que me des una oportunidad, solo para hablar te lo prometo, solo quiero hablar- con brazos en alto.

Hace gesto pensativo, mirándome con ojos entrecerrados, pero para mí muy alegría asiente y me sigue el paso.

No planee nada la verdad, de hecho ni siquiera pensé que saldría viva, pero hay que adaptarse a las situaciones, no muy a lo lejos veo a "cangrejo", un restaurante tranquilo a las orillas de la playa.

entramos y como don juan por su casa, se pasea con confianza por el sitio saludando todo el personal trabajando hasta la mesa de la esquina, le sigo sin protestar, cojo asiento al otro lado de la mesa, ordeno una botella de saque, porque necesitare estar relajada y menos tensa.

-¿de qué quieres hablar?-

El mesero tan pronto trae la botella me sirvo hasta el tope y me lo bebo de un trago, sintiendo el ardor por mi garganta y la relajación de mis músculos.

-mira...he venido en son de paz para disculparme-

-¿de qué?-

Otro trago le doy a la botella directamente.

no me olviden.  (navia).Where stories live. Discover now