Capítulo I: EL OJO DE MAMBIRI

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Mucho antes de que se alzaran los imperios, mucho antes de que se levantaran las pirámides e incluso antes de que los primeros ladrillos de Caldea se cocieran, la Tierra atestiguó el nacimiento de Épsilon, durante la segunda humanidad, hace ya miles y miles de años. Épsilon fue, la primera ciudad del mundo construida por el hombre.

Legendaria fue la soberbia de sus murallas, gigantesco su poder y más allá de toda comprensión fue su belleza; pero fue su señor quien sería recordado a través de las edades. Bak'Ujim era su nombre, el primer amo de Épsilon por derecho propio; Bak'Ujim, el emperador humano más antiguo del que se tenga memoria. Dentro de los muros de su inexpugnable fortaleza, rigió con mano de hierro sobre incontables pueblos. En su mesa no hubo manjar que faltara, no hubo joya que no conocieran sus manos o mujer que no probara de su salvaje e insaciable amor. Y al pasar los años, cuando ya lo tuvo todo, sentado en la fría soledad de su trono de plata y cetrino, se preguntó con amargura:

- ¿Es esto es todo?

Entonces su corazón indómito codició algo que sus manos poderosas no podían tocar, algo que ninguna espada por salvaje que fuera podía cortar, algo que ningún arrebato o capricho humano podía simplemente comprar: Conocimiento. Y entonces, una palabra suya bastó para que todo sabio, todo libro escrito y escritor, todo rapsoda, poeta y filósofo, pasaran por las salas de su palacio para nutrirse de su saber. Y mucho tiempo después, cuando ya lo supo todo del saber humano, Bak'Ujim habló:

- Ya conozco todo lo que los hombres saben, pero todavía hay por conocer: el saber de los dioses, los versos universales de los creadores y los folios perdidos de los primordiales. Y hasta que no sepa lo que Ellos saben, nunca podré tener paz.

Entonces, un anciano sabio, el más humilde de ropas y tamaño, golpeó el suelo con su bastón y contó a Bak'Ujim sobre un objeto precioso, una joya de la que se contaba la dejaron caer a la Tierra los mismísimos dioses para que sus hijos hablaran con ellos algún día. El Ojo de Mambiri era el nombre de esta joya, y en su corazón de cristal se podía ver todo, todo lo que los dioses conocían podía verse reflejado en su cuerpo de cristal maravilloso.

- ¡¿Dónde está esa piedra?! -Exclamó Bak'Ujim con su voz de elefante.

Y el hombre sabio respondió:

- Más allá del horizonte que puede verse desde tus costas, muy hacia el sur donde el Sol muere, hay una tierra maldita cuyo señor es un ser nefasto llamado Yatiri, él la protege y cada día se nutre de su conocimiento.

Entonces Bak'Ujim dijo:

- ¡Esa piedra debe ser mía! porque nadie sobre el mundo la merece más que yo, el señor de Épsilon.

- ¡Mi señor! -exclamó el viejo sabio, arrastrando su cuerpo hasta los pies de Bak'Ujim- Tened cuidado mi amado Señor, ese ser es peligroso y la joya que custodia lo es todavía más ¡Que la soberbia y la necedad no se apoderen de su corazón! Pues el conocimiento que esconde esa joya no está hecho para el hombre.

- Viejo necio... yo soy más que un simple hombre.

Continuará.    

EL REY LOCOWhere stories live. Discover now