C a p í t u l o 1

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Ryujin aparcó la bicicleta en la entrada de la tienda donde trabaja. Esa noche le tocó cubrir a su compañero, el cual le suplicó que lo hiciera porque se encontraba en mal estado y ella, como siempre, no se había negado.

Se colocó el delantal negro, repuso y ordenó con cuidado los productos, dejó sus pertenencias en la trastienda y se dedicó a leer un manga mientras esperaba a que entrara algún cliente en plena noche.

Entró un hombre un tanto sospechoso al instante, que la saludó con una reverencia y se adentró entre las estanterías.

Ella miró algo nerviosa por las cámaras de vigilancia, aunque no tenía miedo. Su jefe, al ver que ambos dependientes no podrían proteger su preciado dinero, las instaló por toda la tienda y colocó un botón de seguridad bajo la caja registradora.

Si algo ocurriera lo presionaría y la policía llegaría enseguida, al ver que se trataba de un barrio peligroso. Pero ella ya estaba acostumbrada. Vivía cerca de allí. Además si algo le pasara a nadie le importaría.

El señor pagó y se marchó, por lo que Ryujin prosiguió con su lectura. Miró su móvil a cada rato para saber la hora. ¿Qué más esperaba que apareciera? ¿Un mensaje de repente de su novio no existente?

Se mordió nerviosamente las uñas y abrió un paquete de papas y soju para mantenerse despierta. Eso sí, a escondidas de la mirada indirecta de su jefe a través de las cámaras.

Pasaron las horas y nadie más llegaba. Entonces decidió salir un rato a tomar un poco de aire y mover las piernas. Se quedó cerca de la puerta, sin fiarse del todo, y estiró los brazos, bostezando.

La calle permanecía tranquila y en silencio hasta que, entre sus ojos medio cerrados, vio que el vecino de la casa de enfrente salía a toda prisa con el pijama y el batín puestos a pintar algo en la puerta de su casa.

- Oh, no.- Se dijo Ryujin al ver cómo los demás vecinos le seguían haciendo lo mismo, dibujando con pintura roja el símbolo de un clan en la puerta, y entrando de nuevo a cerrar todas las ventanas y puertas con llave. Era un dragón rojo con una gran boca.

A ella le temblaban las manos de ver la escena. Se quedó por un momento en estado de shook mientras una señora con rulos en la cabeza y cara de preocupación le gritaba desde la ventana de enfrente.

- ¡¿Qué hacéis abriendo la tienda?! ¡Corre a meterte dentro, insensata! ¡Va a empezar la cacería!.- Y desapareció hacia dentro de su casa con temor.

Ryujin corrió a escribir un mensaje a su compañero de trabajo, Park Minseok, la única persona con la que tenía algo de relación, para avisarle.

¿Qué se suponía que estaba pasando? ¿Otra redada o cacería del clan Jeon? Era tan repentino que no sabía cómo reaccionar. Nunca había pasado mientras estaba trabajando, aunque claro, ella lo solía hacer de día.

Se apresuró a recoger sus cosas, asegurarse de guardar el dinero bien, y coger las llaves para encerrarse en la trastienda. Pero antes debía cerrar la persiana exterior de la tienda.

Cogió el mando a distancia y presionó el botón. La vieja persiana hacía un ruido espantoso al bajar lentamente y ella maldijo a su jefe por ser un tacaño y no haberla cambiado cuando lo necesitaba.

Para su mala suerte, se quedó atascada a la mitad.

Ryujin se desesperó y dejó caer su bandolera al suelo para salir a cerrarla ella misma.

Pero eso jamás ocurriría, no cuando oyó el sonoro sonido de los motores de unos coches y motos bajando a toda velocidad por la calle.

Soltó un grito ahogado y corrió de nuevo dentro de la tienda. Cogió su bandolera y se escondió detrás del mostrador, esperando que nadie entrara.

Oyó unos chillidos y el ruido de los vehículos paró un poco más hacia adelante de donde se encontraba la tienda.

Esperó en silencio encogida bajo el mostrador, clavándose los pomos de los cajones en la espalda y aferrándose al bolso como si fuera su salvación aquella noche.

Vio cómo las luces de los coches se apagaban y los motores dejaban de sonar.

Unas pisadas seguidas de unos chillidos avanzaban calle abajo, pasando por delante de su tienda. Entonces se acordó de que no había apagado el tintileante letrero de neón y maldijo aún más, esperando que no atrajera su atención.

Escuchó de pronto el ruido de un cristal romperse cerca y unas pisadas pesadas, acompañadas de voces graves riendo que entraban ya dentro.

Su cara se quedó blanca de terror.

Cerró los ojos con fuerza y deseó salir ilesa con todo su ser.


Aclaración debido a los comentarios: No es Ryujin de Itzy, este libro lo escribí antes de que ella debutara y lo busqué como nombre japonés.

No tiene nada que ver con ella así que por favor, os agradecería que no pusierais más comentarios corrigiéndome sobre su edad y otras cosas que nada que ver 🤦🏼‍♀️🙄😔

Oigo tu corazón || Jungkook Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt