Capítulo 7

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Cada segundo dolía más, las lágrimas caían por sus mejillas, y lloraba como nunca, rogando que la dejara ir, pero él no se detenía.

Se movía un poco sobre el diván, con algo de brusquedad, desesperada porque él la dejara ir... Parecía que no iba a acabar nunca... Hasta que una voz la sacó de esa horrible pesadilla...

Todo había sido un maldito sueño, el mismo de siempre.

Se levantó con algo de brusquedad, con la respiración agitada y tapó su rostro con sus manos, dándose el tiempo para poder calmarse y relajarse, ya que sus labios temblaban bruscamente por el temor de la pesadilla que había tenido.

—Bellanssie Whinett... ¿Estás bien? —Preguntó nuevamente esa voz a su lado.

Bella se tomó un par de segundos, para tomar aire y poder levantar la mirada hacia aquel hombre, avergonzada de sí misma, no sabía cuanto tiempo llevaba dormida en ese lugar, no siquiera sabía si ya había anochecido o no.

—¿Cuanto tiempo me dormí? —Preguntó en un susurro.

—Unas... Dos horas y media. —Respondió el señor de traje blanco.

Bella pasó sus manos por su cabello, frustrada, aun sintiéndo sus párpados pesados por el sueño.

—Bella... —Susurró aquel hombre y tocó su hombro con suavidad, para llamar su atención—. En realidad te vine a despertar porque... Seok Jin está en la enfermería... Al parecer tiene un resfriado o algo... Creo que se metió a las duchas, sin quitarse la ropa y luego salió al aire libre.

La mandíbula de Bella se apretó. Era obvio que estaban mintiendo, no era eso lo que había pasado. A Seok Jin lo habían obligado a salir, luego de bañarlo con agua fría.

—Eso no es cierto. —Susurró y la mirada de aquel hombre bajó hacia ella—. A él le obligaron a salir... Lo bañaron con agua fría... Lo humillaron... Y dicen que fue él.

Sus labios temblaban, sentía la ira quemar su piel, ¿cómo podía lastimarlo de esa forma y luego echarle la culpa como si nada?

—Bellanssie, ¿cómo puedes estar segura de eso? —Preguntó en voz baja, mientras se levantaba.

—Porque conozco a Seok Jin... Y él me lo dijo, usted perfectamente conoce el trato en este maldito hospital... ¿Por qué le sorprende? —Un tono irónico se hizo presente en el hablar de Bella.

Él solo se limitó soltar un suspiro de frustración y volvió a sentarse sobre la silla del escritorio, sin atreverse a encontrar su mirada con la de la menor. Dejó colgando su cabeza hacia atrás y volvió a soltar, tal vez el quinto o sexto suspiro tan pesado y largo en su día.

Las piernas de Bella chocaban entre sí débilmente, debido al frío que salía de las ventilas delgadas, del aire acondicionado de ventana, sobre el techo blanco.

—¿Y qué harás ahora, Bella? —Se atrevió a preguntar.

Esas palabras cayeron sobre ella, como un balde de agua fría, era obvio que no veía venir tal pregunta... Estaba tan preocupada, que no había pensado en qué podía hacer ella, en cierto modo, ¿Qué podía hacer si solo era una enferma más en ese lugar? No cualquiera le podía dar entrada al lugar donde estaba él, aunque claramente estaba muriendose por verlo.

—No lo sé... No tengo autoridad para entrar a la enfermería, me castigarían... —Susurró en voz baja.

Esas palabras parecían ser amargas para ella, su ceño estaba fruncido, su rostro estaba algo apagado y sus ojos tenían un lejano brillo de tristeza por la situación. Su cabello alborotado caía a los los lados de su rostro, formando así una pequeña cortina, que le impedía ver a los lados.

Su atención se desvió hacia el frente, cuando aquel hombre rompió el silencio, dándole una pequeña propuesta.

—Sé que no puedes ir, pero quieres... Tal vez pueda ayudarte. —Propuso y Bella dió un respingo brinco hacia adelante.

Su corazón comenzó a latir furiosamente contra su delgado pecho, sus labios temblaban, al igual que sus delgadas piernas debajo de aquel uniforme blanco que apenas la cubría del frío.

—¿Podrías llevarme a verlo? ¿A ver a Seok Jin? Por favor...

—Así es, Bella... Pero debes prometer que harás todo lo que yo te diga. —Añadió.

—haré lo que sea, lo que quieras, pero déjame verlo... Por favor. —Respondió Bella.

—Está bien... Escúchame, no será fácil... Debes fingir que te duele mucho algo, para que puedan dejarte entrar conmigo... Recuerda que no tengo máxima autoridad en este lugar.

Bella escuchó con atención aquellas palabras, que en parte la llenaban de emoción y en parte de miedo, y nervios.

—Pero si dices eso querrán sedarme...

—Yo me encargo de eso... Ahora debemos ir, ya. —Sentenció.

Bella se apresuró a salir del diván con rapidez, sus rodillas golpeaban entre, bajo la Falda del uniforme, sí por el frío, pero eso era lo que menos le importaba ahora.

—Vamos ya.

—Iremos, cálmate... No puedes entrar tan alterada, nadie te creerá.

—Solo quiero ver a Seok Jin... —Susurró bajando la mirada suavemente.

—Lo sé, pero debes controlarte... Y hacer las cosas bien, Bellanssie Whinett... —Explicó con calma y en voz baja—. Ahora vamos, recuerda fingir que te duele algo... Así podrás entrar y verlo.

Bella escuchó con atención y en silencio, esas últimas palabras. Luego de eso, ambos salieron de la habitación, en dirección a la enfermería.

Durante el camino, solo se veían habitaciones, y el fino, largo y oscuro pasillo que guiaba hacia la enfermería, donde Seok Jin se encontraba. Bella tragó en seco, sintiendo su estómago revolcarse y sus manos temblar, cuando a lo lejos vió la enorme habitación de la enfermería, custodiada por un par de guardias, que protegían la entrada, como si de una prisión se tratara.

Sí, ese lugar daba la maldita y jodida impresión de una prisión, donde se ejerce más la injusticia, que la justicia.

Los pasos de Bella se hicieron más lentos, hasta que se detuvieron, a una distancia bastante considerable, de la puerta de la enfermería. El señor también se detuvo, al igual que ella, y dirigió su mirada hacia ella con lentitud.

Ambos se quedaron en silencio por un par de segundos, hasta que él preguntó:

—¿Estás lista para hacer la mejor actuación de tu vida?

AWAKE [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora