Capítulo 5 / Chequeo de rutina (Actualizado)

Comenzar desde el principio
                                    

Y dicho y hecho. Me miro a mi misma y resulté ser increíblemente hermosa, casi tan hermosa como mi exnovia Elena. Parezco como de ensueño, cabello castaño, ojos no muy pequeños pero tampoco grandes, nariz pequeña, boca prominente... ¡Guau! Casi justo lo que adoraba mucho de Elena, y ahora resulta que podría ser el sueño de cualquier hombre. Me siento asombrada de mi propia belleza, aunque eso sí, un poco descuidada. Quien quiera que hayas sido antes de mí, antes de que yo ocupase este cuerpo, siento decirlo pero creo que deberías darte un poco de mantenimiento. Y, no sé, tal vez unas merecidas vacaciones a Cancún. Te ves muy bella pero muy pálida... Y yo aquí hablándole a este cuerpo que ahora mismo poseo. Debo estar enloqueciendo o tal vez son los efectos de alguna cosa que le hayan puesto a este maravilloso y un poco descuidado cuerpo. Como sea, no debería estar distrayéndome todo el día mirándome al espejo y diciéndome ahora a mí misma lo hermosa que soy. Necesito encontrar una forma de salir de aquí y buscar a mi madre. Aunque no sé si llegará a reconocerme sabiéndome dentro de otro cuerpo ahora. Pero no está demás intentarlo.

— Buenos días— dijo alguien que estaba entrando al parecer en mi cuarto. Era una voz masculina, muy gruesa, que se alzaba de tal manera que hasta me asustó e hizo que me volviera a la realidad de una sola sentada. Ignoro quien haya sido el tipo de esa voz, tal vez sea el doctor o solo un tipo que vino a curiosear por aquí. Más vale sería salir del baño y averiguar o simplemente quedarme aquí adentro y esperar a que se vaya.

— Veo que ya te levantaste—dijo aquel tipo vestido de bata blanca, que evidentemente era el doctor—. Me hace saber que vamos hacia un buen pronóstico. ¿Cómo te sientes, Ania?

¿Ania? Ah, ya recuerdo, es el nombre que tengo ahora que soy mujer. Sí, los propios Jueces me hicieron saber previamente que iba a encarnar en una mujer con ese nombre. Ok, supongo que tendré que responderle a este tipo de la forma más natural posible.

—Yo... yo...—terminé respondiendo, pues me sorprendí hasta de mi propio tono de voz. ¿Acaso esa tonada tan peculiarmente chillona es mi voz? No puedo creerlo, me oigo y no me lo creo, y sin embargo, es mi voz. ¡Pero vamos, mujer! Necesitas decirle algo más a este galeno... ¡Ay no, rayos! No puedo decir más.

— Tranquila, no pasa nada, que tampoco te voy a regañar el día de hoy—dijo aquel hombre—. Voy a examinarte a ver cómo sigues. Siéntate en la cama, por favor.

Hice caso de lo que me dijo el médico, y sólo era cuestión de unos minutos en que éste sacara sus propias conclusiones. Pero ¿conclusiones de qué? ¿Acaso quiere saber si ya estoy bien? Porque yo me siento bien en este preciso momento.

— Al parecer, todo está bien, marchando como debe de ser, tus palpitaciones y pulso son normales. Tu presión arterial está muy bien. Al parecer el desfibrilador interno que te colocamos funciona a la perfección— dijo el doctor. ¿Desfibrilador interno? Ah vamos, acabo de recordar algo que también me dijeron los mentados Jueces sobre Ania o más bien, sobre este cuerpo enfermo que tengo. Bonita por fuera pero al parecer hecha un desmadre por dentro. Pero si me metieron algo como un desfibrilador, ¿en dónde está la cica...? ¡Ay!

— Lo siento, Ania. Al parecer la cicatriz no ha cerrado del todo, te seguirá doliendo al menos hasta que termine de cicatrizar—dijo el galeno cuando tocó lo que parecía ser una herida debajo de mi axila izquierda. Ahora ya sabía por dónde me habían metido esa cosa—. Todo indica que estás evolucionando perfectamente. Sin embargo, tendré que dejarte en observación unos días más. Si todo sale bien como hasta ahora, podrás irte a tu casa en menos de una semana. Pero tendrás que cooperar de verdad, Ania de la Rosa. Lo que te pasó ayer es muy serio y no puedes tomarlo a la ligera. Ayer moriste por espacio de dos horas, pero afortunadamente te logré revivir. Y ahora estás viva de nuevo, pero esta vez te tendré que someterte a un estricto tratamiento. Por ahora ordenaré que te den algo de comer. Has dormido mucho, y estoy muy seguro de que tendrás hambre.

La pasión de Ania (Edición Mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora