2.- Confuso.

3.9K 332 14
                                    

-Wow...pensaba que vivías con tus hermanos.

-Y vivo, solo este es mi piso particular, sé que no es gran cosa pero por una noche no creo que pase nada.-Sehun se quitó con rapidez la chaqueta de cuero tirándola al sofá, dirigiéndose después a la cocina bajo la atenta y curiosa mirada de Luhan sobre su espalda, el cual seguía bastante confuso por todo aquello. ¿Cómo no iba a estarlo, después de lo que acababa de pasar?

-Siéntate en la mesa, tengo fideos instantáneos. No creo que sea muy difícil de hacerlos…

Luhan fue a rechistar ante su invitación, pero tras varios segundos de cavilación se dirigió a la mesa, sentándose con cuidado en una de las sillas bancas e impolutas que la rodeaban. Su piso parecía un escaparate de cualquier tienda del hogar. Muebles limpios y perfectamente colocados, brillantes e impolutos, el simple hecho de sentarse en una de esas sillas le incomodaba, como si fuese demasiado buena para él. Si, una simple silla.

-¿Acaso no sabes cocinar?, ¿y eso del ser perfecto del que todo el mundo habla…?-dijo no muy seguro, no sabiendo que decir, aun y todo una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, la verdad es que el asunto tenía gracia, y vaya, Sehun le había salvado momentos antes, olvidando lo extraño que aconteció después y que preferiría olvidar.

Sehun dejó escapar otra pequeña y grave risa. Era la tercera de la noche.

-¿Perfecto?, te sorprenderías si me conocieras, Luhan, pensaba que no te dejabas guiar por lo que dijesen los demás, y…digamos que soy una persona con apetito, pero la comida no me suele llenar.

Luhan se quedó atónito durante varios segundos, pero después frunció el ceño ante su vaga explicación no resultándole de todo satisfactoria, Sehun sí que era extraño.

Trascurrieron varios minutos tras esa incómoda conversación hasta que el más alto por fin termino de hacer aquellos fideos, echándolos a un bol junto, (de color blanco, como no), junto a dos palillos, dándoselo a Luhan. Este cogió el pequeño recipiente con cuidado, el calor que emanaba de este hizo que sintiera unos leves cosquilleos por los dedos. No se había dado cuenta que por el frío de la calle ni si quiera los sentía.

-¿Tú no comes, Sehun?-preguntó con extrañeza, cogiendo ambos palillos mientras veía como se sentaba al lado suya. El blanco de la mesa no hacia contraste alguno con el color de sus brazos cuando este los apoyó en el mueble.

-Te dije que no me llenaba, ahora come, estás muy delgado.

-Vale, mamá.-respondió Luhan con una sonrisa burlona en el rostro, enrollando los primeros fideos en los palillos para después metérselos en la cavidad bucal, estaban salados, pero no dijo nada, por el simple hecho de ser educado y que, vaya, estaba hambriento. Siguió comiendo para terminar cuanto antes la cena, tenía muchas preguntas que hacer al más alto, y necesitaba respuestas, por lo que dejando escapar un profundo suspiro dejo los palillos dentro del bol, resbalándolo unos centímetros por la mesa para separarlo de su cuerpo y poder apoyar los brazos sobre el mueble; no los había terminado pero no aguantaba mucho más.

-Sehun.-dijo totalmente serio y con un brillo de expectación en los ojos, entrelazando las manos y apoyando la barbilla sobre estas.- ¿quién eres? -¿qué quién era?, ¿Luhan, te has vuelto estúpido? Por alguna extraña razón había necesitado el preguntárselo, necesitado…si, era una necesidad. Ni él mismo lo entendía, Sehun era una persona fría, seria, pero cuando sonreía le rompía todos los esquemas, hacía cosas muy extrañas, pero ahí estaba, en su casa y preguntándole quien era.

Esta cuestión del menor pareció sorprender al más alto pues sus ojos se abrieron levemente en un gesto de asombro, destrozando la expresión neutra que siempre tenía; con vaya víctima más curiosa tenía que haber ido a parar.

Éxtasis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora