ocho.

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Lunes 2 de Diciembre. 2:13 p.m.





Al llegar al punto de destrucción en la historia, Jisung y Solar notaron cómo se le dificultaba el seguir contando lo que ocurrió, por lo que le propusieron que fuera a casa mientras ellos asistían a sus últimas clases del día, para más tarde llegar al apartamento con comida. Ella estuvo de acuerdo, y luego de una simple despedida comenzó a alejarse del campus.





Era triste verse a sí misma caminando por allí, con el corazón roto y sin saber qué hacer al respecto. Se suponía que el fin de semana sería para aclarar sus ideas, respirar aire fresco y tomar decisiones maduras, pero aparentemente hizo todo lo contrario y ahora se enfrentaba a las consecuencias. No eran exactamente relacionadas a Minhyun, porque como mencionó antes, eso ya era tema cerrado.





Entonces si el problema no era su ex claramente todo recaía en Daniel; algo debió haber hecho Jion como para que el encantador chico haya perdido todo su característico brillo en tan solo una noche. Le dolía el pecho de solo pensar pensar que veinticuatro horas atrás juraban ser los más felices, y ahora la miseria parecía apoderarse de ambos paralelamente. Pero debía hacerse fuerzas para rememorar lo que ocurrió, y no tuvo mejor idea que pensar en el recuerdo más feliz que tenía junto a él, aunque fuera para sí misma.





(...)

Domingo 1 de Diciembre. 13:05 p.m.





—¿Sabes? No tengo tanta hambre como para ir a otro lugar a almorzar, ¿Por qué no volvemos a casa? —sugirió Daniel. Ambos paseaban por un parque cerca de la cafetería sin soltar sus manos, parecía que siempre estaban a gusto con las cosas más mínimas mientras se tratase de estar sólo ellos dos y su pequeño mundo.





—Vamos a casa —sonrió para sí misma, ante la loca idea de que él nombrase su "hogar" algo de ellos de forma tan natural.





—Espera —Jion lo observó con curiosidad, y vio cómo el chico se acercaba para unir sus labios por enésima vez en el día. Siempre que pareciera que se iba a alejar, le daba una risita antes de volver a besarle. La chica sentía cómo sus piernas flaqueaban y el calor de sus mejillas se hacía notorio, volvió a sentirse una niña enamorada con mariposas en su estómago; sentimiento que no había experimentado desde su adolescencia.






—No sé cómo es posible que no me canse de esto —formuló, cuando por fin se separaron.





—Usualmente no soy así de cariñoso, pero amo el hecho de tenerte para mí este fin de semana —admitió.





—Me enfada el hecho de parecer tímida frente a ti, pero lo olvidaré mientras sigas siendo así de afectuoso —lo empujó levemente, para molestarlo.





Cuando iban de vuelta en el taxi, Jion le preguntó a Daniel sobre sus expectativas sobre el futuro y él mencionó hacer un voluntariado en el extranjero. La chica sin notarlo se mostró muy interesada en la idea, incluso hasta el punto de preguntarle cuando y cómo era el tema de las inscripciones.





—Tú sólo dime cuándo son e iré contigo —sonrió, para después mirar hacia la ventana de forma despreocupada.





Pero Daniel se quedó pensando en las palabras que ella había mencionado; "Iré contigo". ¿Por qué estaba tan confundido? Bueno, el temor de Jion siempre había sido tener el futuro planeado junto a Minhyun y esa fue la razón principal por la que lo dejó. Al parecer lo había hecho de forma inconsciente, y eso de alguna forma le daba al chico esperanzas en cuanto a pasar más tiempo con ella, conocerla y quizá ser algo más que un fin de semana pasajero.





16:24 p.m.





Ver una película tapados en mantas parecía ser lo más cliché del mundo entero, pero aún así nadie podía negar que estar acurrucado a alguien mientras afuera nevaba era la sensación más exquisita del Universo. El único detalle estaba en el hecho de que Daniel y Jion estaban viendo la película del hombre araña, junto a dos vasos a medio tomar de cerveza.





—Aún no entiendo por qué en esta versión no está Mary Jane —bufó el chico.





—¿Y quién dijo que no? Tú solo mírala hasta el final —la chica le guiñó un ojo antes de tomar otro sorbo del vaso. —Si te soy honesta... creo que el alcohol me está dando confianza.





—¿Confianza de qué? —preguntó, curioso.





—Para admitir que sí quiero buscar la forma de estar contigo, y el hecho de que... Vaya, no puedo creer que tus hombros sean tan anchos —Daniel no pudo evitar reír fuertemente ante aquella confesión.





—Dijimos que no hablaríamos sobre lo que vendrá —se acercó y besó su frente. —Sólo piensa que debemos disfrutar cada segundo que nos queda juntos —aprovechó la cercanía para tomar su mejilla, mientras Jion sin la petición de nadie, se posaba cómodamente encima de él.





Lo cierto era que verla en esa posición le hacía pensar en cada detalle que siempre lo mantuvo atraído a ella; su curvilínea figura que siempre supo esconder detrás de abrigos y camisetas holgadas. Y es que esa belleza física oculta fue el simple destello de su gran atracción hacia a ella, ¿Qué pensamientos podría tener la dulce chica de Fisiología? ¿Por qué todos la veían especial solamente por salir con el Presidente Estudiantil? Algún encanto debería haber tenido para enamorarlo, y ahora lo vivía en carne y hueso.





—Mejor dejemos de pensar —susurró, antes de tomar la iniciativa y posar delicados besos en el cuello de Daniel. Lo asesinaba la lentitud y precisión en la que ejercía su tacto, enviando escalofríos por su columna.





Sentir su boca moviéndose cerca de sus labios y no probarlos era un martirio del cual la chica era consciente, por lo que tras unos tortuosos segundos que parecieron eternidades se acercó a sus labios y selló el beso pasional, aquel tan potente que decía mil cosas al mismo tiempo. Sus manos encontraron hogar en las caderas de Jion, mientras ella mantenía su tacto concentrado en sus amplios hombros. Podían escuchar la manera en que sus labios chocaban y lo pesada que se hacía su respiración con el pasar de los minutos, la chica no le había tomado el peso a la situación hasta mover sus caderas de forma inconsciente, escuchando un profundo gemido por parte de él mientras sentía toda su masculinidad.








—No quiero que te detengas —habló Daniel, con la voz ronca.





—Tampoco quiero hacerlo —respondió, desabrochando la sudadera del chico.





Daniel terminó quitando su camiseta y el sweater de Jion antes de volver a unir sus labios, mientras menos ropa había más podían sentirse el uno al otro. Esta vez fue ella quien no pudo contener un jadeo cuando su cuello era atacado sin siquiera detener su movimiento de caderas, pero no se conformaba solamente con eso. Bajó su brazo hacia los pantalones del chico, sin fallar ante el intento de abrirlos y estimularlo con su mano. Él tuvo que detener sus acciones un segundo, para disfrutar a viva voz el tacto que ejercía debajo de su ropa interior.





—Necesito más de esto —con toda la fuerza que tenía, tomó a Jion en brazos y se levantó del sofá ganándose un pequeño grito por su parte.





Esa mirada que se dieron el uno al otro mientras caminaban hacia la habitación, dejaba en claro el hecho de que ambos admitían no querer que este día finalizara. Pero sobretodo Jion, quien en el fondo de su cabeza ya tenía incrustada la idea de meter a Daniel en alguno de sus futuros planes. Y esos pensamientos lograron ser olvidados debajo de las sábanas, al menos un par de horas antes de que Minhyun decidiera poner sus pies en el porche de la casa.

you, clouds, rain | kang danielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora