júpiter.

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"No olvides que una vez estuve dispuesta a morir por ti. Te quise. Pero eso era entonces."

Ella. El epicentro del terremoto.

Le abrí mi corazón a la fuerza, porque pensé que quizás eso nos ayudaría a salvarnos. No lo hizo. Me lanzó toda su rabia a la cara, sin pensar en que había sido yo quien la había calmado tantas otras veces.

Me quemé por ella, con la esperanza de que fuese suficiente para apagar todo su dolor. A cambio, ella me gritó. Me dijo que la había decepcionado. Que a pesar de todo, nunca llegué a ser suficiente.

Júpiter acabó siendo la carga más pesada sobre mis hombros. Maquillamos los agujeros con bonitas historias infantiles. Nos contamos los secretos del universo, pensando que quizás las respuestas estaban en las manos de la otra. Yo al menos lo pensaba.

Recibiendo el nombre del rey de los dioses, se creía la más poderosa de todas nosotras. Pero aquel rey siempre fue un tirano. Aquel dios anulaba, aplastaba a todo el que no cumpliese con sus deseos. Quisiste parecerte a él. Imagino que piensas que lo conseguiste.

¿Llegaste a quererme a mí, a alguno de nosotros? Ahora vas siempre acompañada de dos guardianas, como las chicas malas en las películas. Lo curioso de esta historia es que, según la narrativa, la mala soy yo.

¿Me echas de menos a mí? ¿O al sentimiento que acompañaba a mi presencia? La seguridad de saber que te apoyaría en cualquier cosa que dijeses. Que si tú saltabas, yo saltaba detrás. ¿Qué sentiste cuando dejé de serte útil?

Me han dicho que desde hace algún tiempo, se me ve más feliz. Más libre. Que por primera vez, parece que encajo entre la gente que me rodea. ¿Estaba atrapada en tu mundo? ¿Qué sería de mí hoy, si no hubiese escapado de esa jaula?

¿Me quisiste alguna vez?

¿Te hice feliz?

Ya no sé qué creer, porque estaba ciega. Lo que sí sé es que me arrepiento de haberte enseñado mis miedos. Somos desconocidas que saben demasiado la una de la otra.

Me gustaría saber qué harás cuando el viento venga fuerte y te encuentres sin nadie en mitad de la tempestad.

¿A los brazos de quién vas a correr?

Júpiter, estás sola.

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