"Lo habría dado todo por una oportunidad para empezar de nuevo y reescribir un final o dos."
Sé que ella querría que os hablase de sus canciones favoritas. De cómo hay un pedacito de ella en cada una. De cómo puedes llegar a entenderla si las escuchas con atención.
Sé que ella querría que os hablase del cielo. De las estrellas. De recuerdos de noches de verano, de bromas que no se entienden, de voces que se ríen como si fuesen infinitas.
Sé que le gustaría que os hablase de plantas y de animales. De los bosques, el mar. Que os contase datos curiosos sobre musarañas o cocodrilos. A ella le encantaría que lo hiciese. Es una caja de información irrelevante.
Probablemente me pediría que os hablase de las cartas que escribió para no enviarlas nunca. De testamentos quemados y promesas rotas y colgadas detrás de la puerta. De palabras que se pronunciaron al vacío y que nunca nadie oyó.
Si ella pudiese, se sentaría en el suelo de cualquier parte y miraría a algún lugar del horizonte. Dejaría que el viento le enfriase las mejillas hasta que fueran como hielo. Se tocaría la piel con la palma de la mano, sólo para sentir el contraste de temperatura. Sonreiría por dentro. Qué sensación tan bonita.
Ella, que es suave y afilada a la vez. Que es agua y aire y fuego, que puede ser hogar o puede ser catástrofe. La luna, proyectando una luz que no es suya y a la vez sí. Luna, girando alrededor de todos y de ella misma.
Pero no puedo.
No puedo hablaros de ella. No sabría cómo. Es tan difícil de explicar, tan difícil de entender. La paradoja del mundo, preguntándome que si alguna vez he sido feliz. Llorando, porque sabemos la respuesta. Sonriendo, porque recordamos.
Llena de heridas y de historias. Levantándose del suelo sin ganas, simplemente para ir a buscarlas. Ella fue. Ella es. Y yo no sé hablaros de ella.
Pero sé que, cuando le hablas a la luna, ella escucha. No importa cuándo ni dónde, ni quién seas o lo que hayas ello.
Ella siempre escucha.
¿No es eso lo que llaman esperanza?
