Miró a su alrededor, todos parecían divertirse a lo grande y no esperaba menos; Yaomomo lo había hecho increíblemente bien, aunque no tanto para el gusto de la chica. Recordó fugazmente esas películas norteamericanas donde sucedía el clásico cliché: una joven inadaptada en una fiesta, se le acerca un chico atractivo y después de un mal rato terminan gustándose. Parecía ser una técnica efectiva y ¿quién mejor que Jirou Kyouka para hacer el rol de chica inadaptada? Por todos lados veía chicas a las cuales se les acercaban chicos ya fuese para pedirles que bailaran juntos, beber algo o salir a tomar aire fresco y tener una charla, todas menos ella.

"Era de esperarse, obviamente no podría sucederme a mi" un enorme golpe de inseguridad le atacó. Llegó a la conclusión de que tal vez y solo tal vez debía ella buscar entonces a las personas, pues ellas no llegarían como si nada, así que se puso en marcha.

Buscaba con la mirada a sus compañeros, cualquiera le vendría bien, daba igual si era alguien fastidioso o extremadamente tímido; con conocerlo le bastaba. Intentó acercarse a alguno, pero estaban tan ocupados interactuando con gente de otras clases y grados que ni siquiera la notaban, incluso Hagakure estaba siendo bastante popular entre los invitados.

No pudo soportar más y salió del lugar, derrotada por su inseguridad y ligera timidez. El fresco aire de la noche le resultó reconfortante, tomó una gran bocanada de este y lo soltó en un largo y pesado suspiro de alivio. Con un poco de frustración clavó la mirada en la palma de sus manos, cuestionándose el porqué de su tremenda torpeza al momento de intentar interactuar con otros. Pensaba tomar un respiro y volver a ingresar a la fiesta, pero su orgullo no era tan grande como aparentaba. Inició así su caminata de vuelta a la residencia, concretamente iba directo a su habitación; intentaría dormir o lo que fuese que pudiera resultar de ayuda para despejarse y olvidar aquél trago amargo.

[...]

En el salón donde se estaba llevando a cabo la fiesta se encontraba un joven de cabellos amarillos con una marca en forma de relámpago en los mismos del lado izquierdo, estaba siendo acorralado por otro chico, muchísimo más bajo de estatura y con un cabello semejante a un racimo de uvas redondas.

– Ya te dije que no pienso hacerlo, Mineta. – Dijo el rubio, arrugando la nariz con aire de disgusto.

– ¡Por favor, Kaminari! Es un favor de pervertido a pervertido, no te cuesta nada, además... podrías disfrutarlo también. – Agregó el chico uva, de nombre Mineta. Le estaría suplicando de rodillas al más alto, pero si lo hiciera, él luciría mil veces más bajito.

Se trataba de Minoru Mineta, el chico más pervertido de la clase 1 – A y Kaminari Denki, el segundo chico más pervertido de la misma clase. Ambos se caracterizaban por fijarse constantemente en cuanta mujer se les cruzara en el camino, pero no era un secreto que Mineta era diez veces más cínico que el rubio.

– Es demasiado bajo hasta para ti, enano. Supongo que no tengo remedio, además tendrías que devolverme el favor ¿De acuerdo? – Terminó cediendo a las súplicas, encogiéndose de hombros. Mineta lo miró con gran ilusión en su rostro y, en cuestión de segundos, jaló a Kaminari por todo el recinto hasta salir ambos de la fiesta.

Se dirigían a la residencia y en el camino a paso lento, el pequeño pillo aprovechó para contarle su estratégico y casi "maestro" plan. Consistiría en lo siguiente: irían al lado derecho de los dormitorios, es decir, el lado de las chicas; Kaminari se quedaría en el primer piso para vigilar el perímetro mientras que Mineta aprovecharía la fiesta como distracción para entrar a las habitaciones de todas y cada una de sus compañeras de clase y hurtar algo de su ropa interior o de menos, tomar algunas fotos de esta para no parecer tan sospechoso. Era perfecto y no había fallas.

Still into you (My Hero Academia)Where stories live. Discover now