3. Solo quiero protegerte.

Comenzar desde el principio
                                    

—¿Que qui-e-res?— titubeo nerviosa. Aprieto mi agarre en el lavamanos. Ni siquiera tengo idea el porque le hablo. Solo el sonido del latir desbocado de mi corazón, inunda el pequeño espacio.  

—Tranquila no me tengas miedo, princesa— dice, ignorando deliberadamente mi pregunta.  Por lo mas sagrado. Estoy loca. —: Solo soy una persona igual a los demás— afirma. 

Trato de buscar el punto exacto en donde proviene la voz. Con mi corazón en la mano comienzo a caminar despacio hacia la puerta, tengo ganas de llorar, de gritar, pero no lo hago. Solo me limito a caminar despacio hacia la salida.

—Mía, yo solo quiero protegerte— responde mi pregunta. La respiración se atasca en mi garganta y por un breve momento creí que caería en una crisis nerviosas, hasta que finalmente regulo mi respiración. Inhalo profundo pasando mis manos por mi cabeza, entonces me apresuro a salir de este lugar. Abro la puerta y salgo sin mirar atrás. Troto hasta llegar al salón y me siento en mi respectivo lugar, Lyla me mira ceñuda.

—¿Estás bien Mía?— pregunta en un tono preocupado.

—Estás pálida— dice Chase viéndome con preocupación. 

Niego repetidamente restándole importancia a sus preguntas no quiero que me ataquen, no ahora.

—Estoy bien— respondo en tono seco. 

Los chicos se mantuvieron en silencio en el transcurso de las horas, sin antes decirme "tenemos que hablar". Por mi parte me limitaba a verlos, siento que con solo dar una mirada estoy diciendo miles de cosas, miedo, pánico, confusión, sé perfectamente que todo esto es lo que reflejo.

Esa voz resuena en mi cabeza una y otra vez.

Mía solo quiero protegerte.

¿Protegerme? ¿De quién o de qué?

Mis manos empiezan a temblar provocando que mi lápiz que sostenía, cayera al suelo sin percatarme que estoy entrando en un ataque de pánico, Chase recoge mi lápiz y en el preciso momento que me lo entrega suena el timbre de receso.

Los demás compañeros salieron del salón quedando solo nosotros tres.

Un frío recorre mi cuerpo transmitiendo miedo dentro de mi, mis manos empiezan a temblar, y mi pecho sube y baja por mi descontrolada respiración. 

—¡Oh Dios mío! Chase— escucho el chillido de pánico de mi amiga, pero no logro localizarla cuando siento que mi pecho se oprime y que mi respiración no llega a mis pulmones. —Haz algo, maldita sea. Tiene una crisis.

Unos brazos fuertes envuelve por completo mi cuerpo, y me estabilizan, sus manos toman mis mejillas y hacen que enfoque mi vista en el—: Mia, tranquila—. Su voz es como un eco lejano. Agarro en puños el cuello de su camisa, mientras que doy bocanadas de aire—: Respira despacio. Hazlo conmigo—. Inhala y exhala, trato de seguirlo a su ritmo parsimonioso. Entonces poco a poco mi respiración se regula a un ritmo normal. Chase finalmente me atrae hacia su cuerpo y apoyo mi cabeza en su pecho. Siento su manos acariciar mi cabello en un gesto conciliador, a la vez que susurra palabras. Unas manos pequeñas acarician mi espalda, levanto mi rostro y veo a Lyla sonriendo con ternura.

—¿Te sientes mejor?— sus ojos color miel reflejan lo aturdida que se ve por mi culpa.

—No quiero estar sola— digo, y me separo de Chase para abrazar a Lyla. 

—Ssh, tranquila Mía, no lo estás— dice acariciando mi espalda—: ¿Estás así por tus padres—asiento levemente sin mirarle a los ojos, es mejor que crean eso en vez de decir de lo que me está pasando.

Tu Eres AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora