3. Solo quiero protegerte.

151 11 49
                                    

Freno en seco tras escuchar esa voz, mi piel se erizó por completo, mis ojos solo están centrados en un solo lugar... En la sombra.  Justamente a la par mía, se identifica tan bien que puedo observar su fachada masculina.

—Mía ¿estás bien?— pregunta Chase, al acercarse a mi, junto con Lyla, sus manos cálidas se posan sobre mis mejillas, queriendo buscar  mi mirada la cual no la doy.

Me quedo quieta en mi lugar, procesando lo que acabo de acontecer. 

Su voz.

Escuché su voz ronca, profunda, suave. Sentir su aliento cálido en mi oreja, es tan aterrador y a la vez una leve fascinación se acrecienta dentro de mi, pero con la misma la deshago. Entonces me lanzo hacia a Chase en un abrazo inesperado, no respondí a su pregunta, lo único que quiero es sentirme protegida, él me corresponde algo torpe pero finalmente envuelve sus grandes y fornidos brazos alrededor de mi, atrayéndome más hacia él con fuerza.

Él es como el hermano que nunca tuve. Y sentir el toque cálido que emana su cuerpo, me hace ser consciente que él esta aquí, y lo que sea que estoy experimentado solo sea una mala jugada de mi mente. El timbre de entrada suena, anunciando que es hora de entrar, se separa lentamente de mi.

—Es hora de entrar— susurra en mi oído, asiento algo torpe, todavía conmocionada por lo que me había sucedido minutos antes. 

Entonces avanzamos en silencio hacia nuestras respectivas aulas de clases. Lyla y Chase son como mi hermanos, en los momentos más difíciles ellos han estado allí, para ayudarme. En cambio, podrán ser todo para mi, pero no tengo el valor necesario para comentar acerca de esto. 

Inseguridad a que no me crean y me tomen como una loca, aunque no lo estoy. Tengo miedo a decirles sobre esa sombra y los susurros que he escuchado de ella.

Inseguridad y miedo.

Dos simples cosas por las que no sé si decir la verdad.

—Nos contarás lo que te sucede— pregunta Lyla, aunque parece más como una orden que pregunta. Asiento levemente pensando las palabras concretas que diré.

Llegamos al aula y nos sentamos en nuestro respectivos asientos, quedando yo en medio de ambos. La clase transcurre en paso tortuoso y no he podido dejar de pensar en esa sombra, por mas que intento enfocar mi atención hacia el profesor, me sale mal. Involuntariamente mi mente se desplaza hasta ese punto para torturarme con esa voz que se ha quedado grabada en mi memoria.  Repitiéndola una y otra vez.  En mi desesperación me levanto de mi asiento y pido permiso al profesor de historia para ir al baño, quien imparte la clase con devoción, me concede el permiso y sin mas, me encamino hacia la salida del salón.  

Atravieso el pasillo solitario de mi colegio sin ver ninguna alma en ella, por un instante el miedo recorre dentro de mi otra vez, imaginando que me suceda lo mismo. Llego al baño y me acerco al lavabo, enjuago mi rostro tratando de despertarme un poco, tal vez  la situación de mis padres me ha tenido un poco abrumada. Trayendo el recuerdo de su advertencia: "no salir de casa por las noches".

Ni que quisiera salir, pensé en ese momento sin tomar en cuenta lo mucho que me afectará esa jodida regla.

Enjuago mi rostro un par de veces tratando de refrescarme tan físicamente como mental.

—No seria bueno que una princesa como tú saliera de casa— otra vez esa voz.

Levanto mi rostro húmedo mirando hacia el espejo pero no hay nadie. Mi corazón comienza a palpitar demasiado rápido dentro de mi pecho.

Trago fuerte.

Giro mi cuerpo lentamente, con mis piernas temblorosas mirando hacia alrededor, apoyo mis manos sobre el lavabo tratando de mantenerme al margen y en equilibrio.

Tu Eres AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora