Su instinto le decía que esto era algo más que un asesinato teatral. ¿serían los incontables latigazos a su espalda? ¿era el hecho de que la mujer tuviera un cuerpo digno de una pin-up? Sus senos eran claramente postizos y si Mackenzie tuviera que adivinar, la parte de atrás también había pasado por el bisturí.
Llevaba puesto mucho maquillaje, y en algunas zonas se le había extendido debido a las lágrimas.

—Creo—dijo mackenzie, respondiendo por fin a la pregunta de Nelson —que esto fue un crímen meramente violentó. Creó que el análisis del forense no mostrará abusos sexuales. La mayoria de los hombres que secuestran a una mujer por razones sexuales rada vez maltratan tanto a sus víctimas, inclúso aunque planeen matarlas después. También creó que el estilo de ropa interior que llevá puesto sugiere que era una mujer de carácter provocativo. Si le soy franca, a juzgar por su peinado y el enorme tamaño de sus senos, empezaría a hacer llamadas a los clubes de striptease en Omaha para ver si sabén de alguna bailarina que haya desaparecido anoche—.

—todo éso ya se ha hecho—le contestó Nelson con chulería—la difunta es Hailey Lizbrook, de treinta y cuatro años, madre de dos chicos y bailarina de nivel medio en el Runway de Omaha—
Recitó estos datos como si estuviera leyendo un manual de instrucciones.
Mackenzie asumió que había estado suficiente tiempo en su puesto como para que las víctimas de asesinatos ya no fueran personas, sinó simplemente un misterio que resolver.

Mackenzie, que solo llevaba unos pocos años en su profesion, no era tan dura y carente de corazón. Estudió a la mujer con la intención de figurarse lo que había ocurrido, pero también la veía como a una mujer que dejaba solos a dos chicos, unos chicos que vivirían sin una madre durante el resto de sus vidas.

Para que una madre con dos hijos fuera bailarina, Mackenzie asumió que había problemas de dinero en su vida y que ella estaba dispuesta a hacer casi cualquier cosa en el mundo por atender las necesidades de sus hijos. Pero ahora aquí estaba, amarrada a un poste y parcialmente golpeada por un hombre sin rostro que.....

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el crujido de los tallos detrás de ella. Se dió la vuelta para ver a Walter Porter acercarse a través del maizal. Parecía disgustado al entrar en el claro, sacudiendo tierra y seda de maíz de su abrigo.
Miró a su alrededor por un momento antes de que sus ojos se posaran en el cadáver de Hailey Lizbrook en el poste.

Uma mueca de sorpresa le cruzó el rostro, su bigote encanecido inclinándose a la derecha en un ángulo duro. Entonces miro a Mackenzie y a Nelson y se acerco de inmediato.

—Porter—dijo el jefe Nelson—White ya esta solucionando esto, es bastante espabila—.

—Puede que lo sea—dijo Porter con desdén. Siempre era asi. Nelson no le estaba haciendo un cumplido realmente, de hecho, estaba burlandose de Porter por estar atrapado con la guapa y jovencita que habia surgido de la nada y se había hecho con el puesto de detective, la guapa jovencita a la que pocos hombres en la comisaria, mayores de teinta años tomaban en serio.
A pesar de que ella disfrutaba viendo como Porter se retorcía ante las burlas, no merecía la pena sentirse inadecuada y despreciada.

Una y otra vez ella había resuelto casos que los demás hombres no podían soluciónar y esto, lo sabia de sobra, les intimidaba.
Solo tenia veinticinco años, demasiado joven para empezar a sentirse quemada en una profesión que en su dia adoraba. Sin embargo, ahora, atrapada con Porter, y con esta fuerza, empezaba a odiarla.

Porter hizo un esfuerzo para situarse entré Nelson y Mackenzie, haciéndole saber que este era su show, Mackenzie sintió como empezaba a sentirse furiosa, pero no dio muestra de ello. Se llevaba tragando su furia desde los ultimos tres meses.

Mackenzie ignoró todo a su alrededor y una vez más, se concentró solo en el cuerpo, dolía examinarlo y a pesar de ello, en lo que a ella se refería, no habría un cadáver que le afectaría tanto como el primero que había visto. Casí había llegado al punto en que ya no veía el cadáver de su padre cuando entraba en alguna escena de crímen. Pero todavía no. Tenía siete años cuando entró al dormitorio y lo vió medió tendido en la cama, en un charco de sangre. Y no había dejado de verlo desde entonces.

Mackenzie buscó pistas de que este asesinato no tenía que ver con el sexo. No había signos de moretones o de arañazos en sus pechos o glúteos, ni hemorragia externa alrededor de su vagina. Entonces miró las manos y los pies de la mujer, preguntándose si podría haber una motivación religiosa; señales de perforación a lo largo de las palmas, los tobillos, podían denotar una referencia a la crucifixión, pero tampoco había señales de eso.
Por el breve informe que les habían dado a Porter y a ella, sabía que no se habia localizado la ropa de la víctima. Mackenzie regreso al lindero del claro y admiró la escena al completo. Porter le dio una ojeada de refilón y después la ignoró completamente, continuado con su charla con Nelson. Ella notó qué los demás policías observando. Por otro lado, sabia que algunos de ellos le lanzaban miradas lascivas, no sabía que era peor; los hombres que le miraban el trasero o los que se reían a sus espaldas.

Mientras estudiaba la escena, le asaltó de nuevo la sospecha de que algo andaba muy mal con esto. Le parecia que estaba abriendo un libro, leyendo la primera página de una historia que sabia contenia algunos pasajes muy dificiles más adelante.

Esto no era más que el principio. Penso.

Miro al suelo alrededor del poste y vió unas cuantas marcás de botas, pero nada que pudiera servir como huella. También habia una série de formas en el suelo que parecían casi serpentinas. Se agacho para hecharles un vistazo de cerca y vió que várias de las formas formaban cercos paralelos, cinculando alrededor del poste de madera de manera irregular. Entonces miro la espalda se la mujer y se dió cuenta de que los cortes en sus carnes tenían mas o menos la misma forma que las marcas en el suelo.

–Porter–dijo.

–¿Que pasa?– preguntó, claramente disgustado porque le habían interrumpido.

–Creo que tengo huellas del arma aqui–.

Porter titubeó un segundo y después camino hacia dónde Mackenzie estaba acurrucada en el suelo. Cuando se agachó junto a ella, gimió ligeramente y ella pudo oír como crujía su cinturón.

–¿algun tipo de látigo? – pregunto él.

–eso parece–
Ella examinó el suelo, siguiendo las marcas en la arena hasta que alcanzaban el poste.
Ella sabía que algo andaba mal.
Nada de ésto parecía normal.
Y supo entonces que esto no era más que el princípio.

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Y aqui les dejo el primer capítulo,
Espero les guste y perdón si es algo largo.

Antes de que MateOnde as histórias ganham vida. Descobre agora