Capítulo 14

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El frondoso pastizal nos dio la bienvenida.

Camine segura hacia el frente y espere a Emma quien se había quedado atrás.

Mi vista se lleno del intenso verde que nos rodea, siempre me pareció extraño este lugar; los arboles no envejecían y en otoño las plantas no caían como normalmente debe ser, es como si esta área de tierra estuviese en un montículo apartado del resto del mundo.

Y ahora que se que este sitio es un lugar clave para poder pasar a los otros mundos, creo comprenderlo; este lugar es único, mágico.

- ¿Por qué me traes aquí? -pregunta Emma mientras se acerca a mi hasta situarse a mi lado. -No sé qué tramas pero creo que no me está gustando.

-Te mostrare algo Emma -le respondo y ella me mira aun más interrogante. -Corre junto a mí.

- ¿Correr? -bufa. -Sabes que las cosas atléticas no se me dan nada... -no la dejo terminar y corro con mi mano haciendo fuerza con la suya, para que no lograra soltarse. - ¡Oye! -me regaña, pero hago oídos sordos.

Me mentalizo y recito el "conjuro" en mi mente, una y otra vez, deseando que esta primera vez me salga bien.

«Mortales e inmortales -empiezo y cierro los ojos aun corriendo - en un mismo mundo, dioses hagan que los vea mientras seamos invisibles para ellos.»

Termine de decir palabra por palabra y pare de correr de golpe, siento a Emma chocar contra mi espalda mientras me gruñe por mi atrevimiento.

Miro a mi alrededor y todo sigue igual, camino hasta la salida del bosque y me encuentro con el lago cristalino que esperaba encontrar, esta vez todo se ve aun más hermoso y mágico; el sol envía rayos de luz por cada rincón y hace que todo resplandezca, el lago pareciera resplandeciente como un lapislázuli.

Llamo a Emma y ella se acerca a mí aun gruñendo pero su barbilla cae abierta cuando llega a mi lado y contempla con detenimiento todos los detalles del majestuoso lugar.

Y no puedo evitar pensar que este es mi mundo, mi reino y por sobre todo, que tengo que volver para protegerlos.

El miedo se hace dueño de mi sistema con ese pensamiento, yo que nunca fui capaz de romper un plato; ahora salvando gente inocente.

No es algo que yo me viera haciendo, pero debo hacerlo; me lo dicta el corazón.

Las emociones florecen por mi piel cuando escondida entre los arboles observo a niños jugando alegremente fuera de sus cabañas, pequeños, con cabellos oscuros y claros y los ojos avellana, tan semejantes a los míos. Sus orejitas puntiagudas y la inocente felicidad en sus rostros.

Yo debo cuidarlos, yo debo protegerlos. Yo tengo que lograrlo.

-Es tan... hermoso -dice Emma. - ¿Dónde estamos Michelle?

-En Alfheim -respondo. -En mi mundo, mi hogar -recalco.

-Oh mi dios -dice Emma y escucho su risa. -En serio pensé que eran puras patrañas tuyas, oh dios mío, no puedo creer que todo esto exista ¡Es increíble! ¿Cómo es que Anthony habita aquí? No me digas que él es un...

-Si -respondo antes que ella haga la pregunta. -El también es un elfo.

-Esto es todo tan... increíble.

Miro hacia el frente.

-Sí, lo sé.

- ¿Vendrás con el esta noche? -me pregunta.

-No lo sé -le respondo. -Creo que ya tenemos que volver.

Emma asiente y volvemos a internarnos en el bosque.

Alma Guerrera EN REVISIÓN Y EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora