Prólogo

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 Blanca Mentira

(By: Adriana Rangel)

Prólogo

    El desastre la miró a los ojos. Por primera vez, a su tierna edad de doce años. Tenía una verdad que la destrozaba y le hacía ver aquella realidad que derrumbaba todas sus esperanzas. Su padre a quien tanto admiraba y amaba, había echado todo su futuro a la borda. Y tal vez, por culpa de ello, jamás sería una señorita de sociedad al cumplir su mayoría de edad como sus compañeras de clase. Ahora sería el hazmerreír al regresar a aquel colegio de señoritas que se encontraba en Bath.


    Sentada en el alféizar de la ventana de su habitación, Caroline Peyton miró el borrador de esa carta que todavía tenía en sus manos y que posiblemente su padre le había enviado a alguien. ¿A quién? Ya ni le importaba saberlo. Total, en aquel papel había encontrado una terrible y dolorosa verdad. El contenido la tenía tan pasmada, con lágrimas que no dejaban de bañar su rostro. En su último párrafo se leía: << Debo vender parte de mis pertenencias para al menos cubrir con algunos gastos. Y me encuentro en la obligación de abandonar mi propiedad en Londres y venderla... Lamento decirte que me encuentro en la quiebra a causa de aquellos negocios que me advertiste que no hiciera y yo nunca quise escucharte... ¡Cuánto me arrepiento ahora! >>


    Su familia se encontraba en la ruina. Y solo le quedaba aquella casa de campo. Llorando, Caroline rompió aquel borrador. Le temblaban las manos. Había encontrado, sin querer, aquella carta en el recipiente en forma de cubo, donde su padre solía botar la basura en la biblioteca. Su curiosidad pudo más con ella, que con el deber de respectar la privacidad de los documentos de su padre.


      ¡Cuánto se odiaba de haberlo hecho! ¡Cuánto!...


     Y aún más cuando sabía que pronto su padre se vería en la obligación de sacarla de aquel colegio de señoritas, antes de que ella cumpliese los dieciséis años.


      Sin embargo, su asombro llegó tiempo después. Cuando unos parientes lejanos de su madre difunta, se ofrecieron en terminarle de pagar aquel colegio. Aquel amor que le tenían a su madre y a su única hija le habían impulsado a hacerlo.


En el presente.

29 de Junio de 1784. Londres...

— Agradezco de corazón tu invitación, Sandra. Pero...

— Realmente no es una molestia para mí. Además, cuando éramos niñas, nos prometimos ser siempre amigas. Y eres mi única amiga en realidad. Si tu familia está en la ruina, no me importa. Eres mi amiga, que se den cuenta todos...

— Gracias... Sin embargo, no entendía tu urgencia. ¿Por qué necesitabas verme con tanta prisa?

— Le he dicho una pequeña mentira a mi padre... Que tú y yo hemos decidido visitar el colegio de la señorita Suzanne Wilson.

— ¿Le has mentido? Espera, ¿Realmente quieres regresar a Bath?— preguntó sin entender a su amiga.

— Pronto tendré el disgusto de conocer a mi prometido. A ese alguien que realmente ni me interesa conocer. Y antes de que suceda eso... Quiero que tú me ayudes...

— ¿Ayudarte? ¿Cómo puedo ayudarte?— agregó ingenuamente, sin saber aquella idea que se le había ocurrido a su amiga.

— Quiero que te hagas pasar por mí... Por desgracia se encuentra en Bath, y mis padres se han comunicado con su familia. Él me espera allá...

— ¿Quieres que finja que eres tú? — dijo horrorizada.

— Por favor... Es la única forma en que él se dé cuenta que nuestro compromiso es una locura. Y aún más, cuando después le haga ver que se ha enamorado de ti.

— ¿De mí? ¿Sandra, te has vuelto loca?

— No... Además, no debes olvidar que me debes un favor. Aquel de que tu padre se recuperara un poco de la ruina. Y encontrara la forma de que ustedes salieran adelante. Me debes ese favor....Tú misma dijiste que me lo pagarías con cualquier favor que yo te pidiera. Ahora lo estoy haciendo... Por favor...— su tono de voz era de súplica.

— ¿Acaso no ves que es una locura? ¿Ser una mentira para él?... ¿Y si realmente se enamora de mí? ¿Pretendes que sea fría, indiferente y le rompa el corazón?... No... No puedo.

— ¿Quieres que le diga a mi padre que deje de ayudar a tu padre cuando venga a pedirle algún consejo de negocios?

— ¿Qué? — dijo sin poder creer que su amiga la estaba amenazado.

— Puedo hacerlo, si no me ayudas... Aunque no quiera hacerlo. Pero eres la única que puedes ayudarme...

— ¿Y si yo me llegase a enamorar de él? ¿has pensando, al menos, en eso?... ¿Y si después descubre que soy una mentira, antes de que se lo diga?... ¿Y si después...

— No pasara nada de eso. Y si te enamoraras de él... ¡Te lo cedería en bandeja de plata!

— Aún no lo conoces... ¿Y si después te enamoraras tú de él?

— Sería un imposible... ¿Cómo podría amar a alguien que no conozco con tan solo verlo una sola vez?


    Su corazón no pudo negarse. Ver a su amiga tan triste, conmovió su corazón. Convirtiéndose así, en aquella blanca mentira.


— Está bien... Te ayudare...

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Como he informado, empezaré a editarla. Haré algunos cambios. Saludos...

Blanca Mentira (Editada)Where stories live. Discover now