CAPÍTULO 15

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NARRA RUTH

Pasamos la tarde jugando. Dani y Silvia se llevaban genial y a él se le daban muy bien los niños.

Había momentos en los que no podía estar pendiente del juego y me despistaba, me iba a mi mundo.
Dani y yo no hablamos mientras jugábamos con Silvia. Nuestras miradas se cruzaron un par de veces pero ya está, nada más.

A mí me costaba un montón aguantarme las lágrimas y, tras llevar dos horas allí jugando con mi hermana, decidí que ya había sido suficiente por hoy y que teníamos que ir ya al tanatorio.

-Silvia cariño,-dije intentando parecer lo más calmada posible- Dani se tiene que ir ya así que será mejor que vayamos recogiendo. Nosotras también tenemos que ir a un sitio.
-¿Ya? ¿No podemos quedarnos un ratito más?- Me preguntó.

Yo miré a Dani en busca de ayuda.

-Lo siento Silvia-empezó a decir él- pero tu hermana tiene razón, me tengo que ir ya. Además, mañana nos veremos en el concierto, ¿No?

Mierda. Mañana era el concierto de los Gemeliers, lo había olvidado. Iba a ser un día duro puesto que mañana también era el entierro.

Silvia se puso súper contenta nada más escuchar la palabra "concierto".

-¡Vale! ¡Hasta mañana!-Se despidió feliz mi hermana.

Yo le di su chaqueta y le dije que empezase a bajar las escaleras mientras me quedaba sola con Dani.

-Lo siento, no estoy preparada para esto.-Le dije.

Él se acercó a mi con la mirada triste y me dio un abrazo.

-Olvidemos el día de hoy, ¿vale?-Le pregunté.-Sigamos siendo la pareja que la prensa quiere y olvidemos esto. Por favor.

El no dijo nada y apretó aún más el abrazo que me estaba dando.

-¿¡Tata, vienes!?- Se escuchó decir a Silvia desde la puerta de la calle.

Me separé de Dani y ambos salimos de mi casa para poder irnos.

-Va a venir la furgoneta a por mí, ¿Queréis que os lleven a algún sitio?-Preguntó Dani.
-No, gracias.-Respondí.
Quería dejar espacio entre los dos y no verle más hoy durante todo el día.
-¿Porqué?-Preguntó mi hermana.
-Porque el no va en la misma dirección que nosotras.-Mentí.

Silvia asintió y le dio a Dani un abrazo de despedida mientras que  yo simplemente le dije "adiós".

Ambas nos alejamos de él hacía la parada de bus más cercana.

-¿Porqué no le has dado un beso a tu novio, Tata?-Preguntó mi hermana.
-Porque estoy triste.-Aproveché esto para poder contarle a Silvia lo de nuestro madre.
-¿Qué te pasa?
-¿Te acuerdas que mamá está mala en el hospital?-Ella asintió y yo continué.-Pues ya no lo está.
-¿¡Se ha curado!?
Esto se complicaba por momentos.
-No.
La cara de Silvia empezó a entristecer, creo que iba comprendiendo lo que pasaba.
Empezó a llorar y se abrazó a mi.
-Dijiste que se iba a curar.-Me miró rabiosa y apenada mientras se separaba de mis brazos.
-Fue lo que los médicos dijeron... A veces la gente se equivoca.

Silvia empezó a correr en dirección hacia nuestra casa, alejándose de mi. Yo la seguí.

-¡Silvia!-Le grité.

Ella se paró en la puerta de nuestro edificio.

-Quiero irme a casa, no quiero estar contigo-Me dijo enfadada.

Me empezaron a caer lágrimas de los ojos.

-Dijiste que se curaría y no se ha curado.-Continuó hablándome mal.-Abre la puerta, quiero ir a casa.

Suspiré triste y cansada mientras mis lágrimas seguían cayendo. Tendría que esperar a que se le pasará así que saqué las llaves del bolsillo y subí con ella para abrirle la puerta.

-Me voy al tanatorio.-Le dije a mi hermana.

Ella no contestó pero me escuchó a la perfección.

Salí de mi casa aún llorando y me dirigí hacia la parada de autobús cuando vi a Andrés por la calle.
Empecé a andar en dirección contraria a él. Andrés sabía perfectamente como enredarme para que volviese a caer en sus brazos y yo estaba demasiado débil esta vez como para evitar que eso pasara. Él me vio y se apresuró hacia mi. Intenté huir pero él era mucho más rápido y me alcanzó

-¿Qué haces aquí?-Le pregunté cortante intentando parecer fuerte.
-Solo daba una vuelta.-Respondió con chulería y algo de superioridad.
-Pues sigue paseando.

Intenté continuar andando pero él me lo impidió.

-¿No paseas conmigo?-Preguntó con el mismo tono de antes.
-No, tengo cosas que hacer.
-¿Ah si? ¿Algo mejor que estar conmigo?
-Todo es mejor que estar contigo.
-Eso no decías cuando estábamos juntos.
-Eso fue hace un año y medio, superalo ya Andrés.

Intenté irme de allí. Él se enfadó más, pues odiaba que le dejasen mal.

-Me encanta cuando te enfadas.-Cambió de tema y se pegó más a mi, cosa que me hizo temblar. Estaba claro lo que quería.

Traté de apartarlo de mi pero no pude.
Él se rió y se acercó más a mi, después empezó a  tocarme el culo. Yo le intenté pegar pero el me agarró la muñeca evitando que el puñetazo llegase a su cara.

Entonces él me pegó a mi.

-Sabes que no puedes hacerme nada.- Me dijo mientras me agarraba las dos muñecas.-El fuerte de los dos soy yo.

Yo empecé a gritar en busca de ayuda. Él me soltó una muñeca para taparme la boca, yo aproveché y le di una bofetada en la cara y una patada en sus partes.
Empecé a correr pero él me alcanzó.

-¡He dicho que me dejes!-Grité.

Andrés me besó en los labios para que me callase.
Yo no pude decir nada y empecé a llorar; se me habían acabado las fuerzas.
El soltó un "jé" con aires de superioridad. Y me abrazó.

-Sabes que yo te quiero, solo que te tienes que portar bien.-Me dijo.

Yo no dije nada. No me podía mover ni soltar ni un solo sonido.
Lloré con más fuerza, había vuelto a caer en sus redes.

Contratada para Daniel OviedoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz