CAPÍTULO 11

92 4 3
                                    

Dejé la maleta nada más entrar en la habitación, Dani hizo lo mismo.

En la habitación había una cama de matrimonio y un aseo; suficientemente para una noche. Era un cuarto pequeño pero precioso, todo decorado con muebles muy modernos y caros.

A decir verdad, estaba muy agusto con Dani pero (como ya he dicho en anteriores ocasiones) no podía ser yo misma; y eso me agobiaba y no me gustaba nada.

-Que sueño, ¿no?- Dijo él sacándome de mis pensamientos.

Era cierto que tenía muchas ganas de acostarme y olvidarme de todo pero quería despejarme de Dani un rato y estar sola (Necesitaba ser yo misma conmigo misma).

-Acuéstate tu si quieres, me voy a dar una vuelta por el jardín del hotel.-Respondí.

El me miró algo decepcionado. Se le notaba el cansancio en los ojos.
Bostezó.

-De acuerdo.-Dijo.- Aquí tienes la tarjeta de la habitación.

Me extendió la tarjeta que abría la puerta.

-Buenas noches.- Dije sonriendo (y esta vez la sonrisa no era falsa).
-Buenas noches.- Respondió sonriendo aún más. (Y me encantaba que lo hiciera, porque sus ojos se le achinaban un poco, cosa que le hacia parecer más guapo)

Salí de aquel cuarto y bajé al jardín del hotel.
Las primeras estrellas empezaban a salir y me tumbé en el césped a contemplarlas. Me encantaba hacerlo, me recordaban a mi padre.
Cuando era pequeña solía sentarme a mirarlas con el mientras me contaba historias sobre las contestaciones. Eso me relajaba y me hacía sentir mejor.
Y bueno, si, he de admitir que bajo mi fachada de dura tengo mi lado tierno.

-Hey, ¿qué haces aquí?- Una voz me distrajo de mis pensamientos.

Era Jesús.

-Simplemente necesitaba salir a que me diese un poco el aire. -Respondí sin apartar mi mirada del cielo.

Me giré y le miré a la vez que le hacía una señal para que se tumbase a mi lado.

-¿Y tu?- Pregunté.
-Lo mismo, supongo.
-Oye, siento separarte de tu hermano.- Me sentía mal por eso.
-No es culpa tuya, tranquila.
-Tranquila no, se que te afecta.
-¿Cómo lo sabes?
-Digamos que conecto mucho con la gente.
-No lo parece.
-Nada es lo que parece.
-¿Te gusta este trabajo?-Me chocó esa pregunta, no me la esperaba.

En realidad no me esperaba estar hablado con Jesús sobre esto.

-No es el peor que he tenido.-Respondí.-Lo único que cambiaría sería poder ser yo misma.-Aún no logro entender como me puedo abrir tanto a él.
-¿Y cómo eres?

Pensé un rato sobre que responder a eso.

-Fría, por ejemplo, no me abro con la gente.
-¿Y porqué conmigo si?

Le miré. Me adentré en sus ojos marrones que me estaban mirando a mi al mismo tiempo. Eran preciosos, tanto como los de Dani.

-No lo se.

El sonrió.

-Tampoco soy "la niña perfecta" que quieren que sea en este trabajo.- Continúe hablando.- Tengo un pasado, me salto las normas. Se que la vida no es de color rosa.
-¿Qué clase de pasado?
-Uno que no te gustaría conocer.
-Si no me interesase, ¿no crees que no te lo habría preguntado?

Me quedé en blanco sin saber como responder a esa pregunta.

-Si quieres hablar del tema, dímelo. Conmigo no tienes que fingir, no soy Dani.-Dijo mientras se levantaba para volver a la habitación.

Y en ese momento sucedió algo que nunca creí que pasaría. Me abrí a él.

-¡Espera!-Grité.- Quiero hablar.

No se si fue por la presión de la firma, porque llevaba tiempo sin hablar con mis amigas o porque Jesús me recordaba mucho a Dani pero le conté lo de mi madre, lo de Andrés, como he llevado mi vida desde que murió mi padre, ... (Y más cosas que aún no sabéis porque en el fondo no tienen tanta importancia como la que le di aquella noche).

Estuvimos hablado durante una hora aproximadamente. Me ayudó mucho liberarme de las presiones que llevaba encima. Me sentí libre, creo que hice bien en confiar en él.

Normalmente no hablo con desconocidos (que es lo que era el para mi) pero con Jesús era diferente.

Al poco rato nos despedimos y volví a la habitación. Dani estaba durmiendo. Me acordé de la foto que me hizo esa mismo día en el coche camino a la firma y le hice una yo a él. Una pequeña risa se me escapó.

Entré al aseo a ponerme el pijama, estaba cansada y quería dormir, cuando de repente la puerta se abrió.

Contratada para Daniel OviedoWhere stories live. Discover now