02: Poniéndole rostro

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CAPÍTULO 02 | Poniéndole rostro*


Aquellas palabras hicieron que las pasantías pasaran a un segundo plano, y el único pensamiento que abarcara nuestras mentes fuera la posición senior en la empresa.

El señor calvo continuó con su explicación.

—En su identificador tienen un número junto a su nombre: se reunirán en grupos de seis personas con el mismo número, y deberán presentar al final del día una estrategia publicitaria completa para una compañía. Tendrán solo dos minutos para exponer su planteamiento. Los dos mejores equipos serán los seleccionados para trabajar con LB&T.

Aquello no podía resultar tan difícil de hacer. Si mi equipo era bueno, teníamos posibilidades de ganar. Mientras mi cabeza comenzaba a rememorar lo visto en la universidad y lo aprendido en mi trabajo anterior, recordé mi número: trece.

El número de las supersticiones. Genial.

—Bien, pueden hacer uso libre de nuestras instalaciones para comenzar a trabajar. A las tres de la tarde en punto deberán presentarse aquí para exponer su idea. No nos hagan perder el tiempo —concluyó el calvo, con su cara de pocos amigos.

Apenas ese hombre se dio la espalda, todos nos levantamos de nuestros asientos. Se escuchaba a las personas gritando sus números para conseguir a sus compañeros. Yo preferí salir y dirigirme a las escaleras centrales. Me resultaría más fácil conseguir al resto de mi equipo fuera de la multitud emocionada y en movimiento. Si veía a alguien con un trece en su cuello, me le acercaría.

Como si estuviésemos conectados, poco a poco otros jóvenes contemporáneos conmigo comenzaron a aproximarse a mí. La primera fue una pelirroja más baja que yo, con la cara redonda y los ojos grandes y verdes.

—Melanie —se presentó. Su voz era dulce y soprano, que combinaba con una sonrisa afable, luciendo como un ser del bien, de esos que, a primera vista, quieres proteger de las maldades del mundo—. Él es Oliver Collins, estábamos sentados juntos en la Sala de Conferencias. También es de nuestro equipo.

A su lado estaba un joven vestido con un traje bastante pegado a su cuerpo —que no estaba nada mal—, unos ojos verdes pequeños, cabello peinado de lado con gomina, una barba perfectamente rebajada y un lunar atractivo en la mejilla. La mirada de Melanie era amigable y hasta cariñosa, pero la de Oliver era... escéptica, analítica, y en menor medida, intimidante.

—Un placer conocerlos, yo soy Margaret Wright.

No me presentaba con solo mi nombre, pues me gustaba lo imponente que sonaba si venía decorado con mi apellido.

Pocos segundos después se nos acercó otro joven de cabello castaño, tan oscuro que parecía negro, así como largo y alborotado. Sus ojos eran marrones como el café, y su mirada compartía un rasgo similar a la de Melanie: era alegre y dulce. El caminar de este chico era más despreocupado y de cierta forma, torpe. También vestía un traje, sin embargo, la camisa blanca que llevaba debajo estaba un poco arrugada y algunas partes se salían de su pantalón.

— ¿Equipo trece? —inquirió, los tres asentimos— Al fin. Es un alboroto allá dentro, pensé que no los encontraría.

— ¿Cómo te llamas? —pregunté.

—Thomas Simmons, pero todos me dicen Tom. —Se encogió de hombros con una leve sonrisa, la cual le correspondí de forma involuntaria.

—Yo soy Margaret, pero mis amigos me llaman Maggie —indiqué—, ellos son Oliver y Melanie.

Vendiendo el amor © ✓ [Vendedores #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora