40. Frustración

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Estaba destrozado, no, más que eso, su corazón ya no podía sentir nada más que dolor. Su departamento estaba tan oscuro como todo lo que tenía en su interior. No podía respirar bien por los sollozos y ahí es donde Jung Kook se dio cuenta lo importante que era el Mochi para su vida y lo idiota que había sido por todas esas veces que se negó a corresponder esos inocentes y sinceros sentimientos que el castaño le había entregado con tanta dulzura y encantamiento.

Eres el único, pensó el rubio y era cierto, jamás en su vida se había sentido tan perdido, tan desgraciado en toda su existencia. Ahora era una hoja flotando por el aire, sin dirección ni camino correspondiente, solo lo que el viento quisiera, nada más, sin poder hacer nada.

Ya no me querrás nunca más... Se llenaba de frases en su mente, recordando a cada segundo los ojos de odio y tristeza del castaño, una mirada que jamás pensó que le podía calar tan en el fondo de su insensible corazón. ¡TE ODIO JUNG KOOK! Aún podía escuchar muy bien esa exquisita voz que le había dado espasmos cada vez que gemía, diciendo esas palabras, palabras que sabía muy bien el rubio que eran verdad. Su desesperación y celos habían llegado tan malditamente en la superficie de su mente que no pudo contenerse con golpear a Yoongi, no quería verlo al lado de su Mochi, no quería que lo tocara, que ni siquiera lo mirara. No quería que Jimin pensara en otra persona que no fuera Jung Kook. ¿Era mucho pedir? Tal vez si, ya que al recordar todas esas veces que el rubio se había comportado horrible con el pequeño castaño, el sabía que no se lo merecía por ningún motivo.

-Jimin... -Susurró entre sollozos, sintiendo como su garganta tenía un nudo poco común y su cuerpo temblaba en dolor y pesar, la melancolía lo había invadido y ya eran las 4 de la mañana, más de 5 horas llorando, descontroladamente, rogándole a todos los Dioses que el Mochi lo perdonara. -Te amo. -Dijo, fuerte y claro, con el corazón acelerado, aún no podía creer que le estaba entregando su amor a alguien, Jung Kook el chico malo, el rebelde de la escuela, el hijo menor, pero malvado de la compañía Jeon, el idiota con las mujeres, el imbécil con los hombres, el maldito que le quebró la nariz a GD, el alcohólico y drogadicto Jung Kook, el líder de la pandilla temida de la escuela. Jung Kook estaba total e irrevocablemente enamorado por su opuesto, Jimin, el Mochi más querido de Busan, el buen hijo, el querido futbolista, el perfecto para las materias, el esforzado y perseverante joven, el cariñoso y solidario ChimChim, el chico bueno, Jimin.

Los dos días de clases que quedaban en esa semana habían pasado lentos y desagradables, el rubio no había ido a clases en todos esos días, ni tampoco quería, ¿De qué servía?, no iba a ver a Jimin y lo único que quería era eso. Estaba dando vueltas en su departamento como un león enjaulado, queriendo salir, ir a la casa de su castaño y tomarlo, tocarlo, besarlo, hacerlo suyo como siempre lo hacía, escuchando esos gemidos y llegando a tocar su punto, mientras que este gritaba su nombre y se iba en el mismo tiempo que él. Quería tener más que sexo con el castaño, quería hacerle el amor, de esas acciones que se dan besos entre medio de embestidas, que se dicen te amo mientras se miran a sus ojos, se tocan, se sienten, eso quería Jung Kook. Y lo quería ahora.

No había dejado pasar ni a Jin ni a Hoseok, los dos muchachos habían venido pero el rubio no quería hablar con nadie, su vida estaba hecha un caos como nunca antes y no quería ver a nadie.

-Te necesito... -Habló con desesperación mientras estaba en la ducha, masturbándose y tocándose donde más le gustaba, donde la lengua de Jimin había pasado unas veces. Apretando su pene con su mano, arriba hacia abajo, imaginándose al pequeño Mochi, cuando este lo miraba con esos ojos lleno de lujuria y deseo. -Te amo. -Decía mientras cerraba los ojos y dejaba su espalda en la fría pared, tratando de disfrutar el placentero momento, creyéndose al castaño ahí, tocándolo y besándolo. El agua de la ducha caía cálidamente en su ardiente cuerpo y en un cerrar de ojos, Jung Kook se fue, dejando caer el semen por la bañera. -Jimin... -Gimió en su orgasmo, tratando de que no le salieran lágrimas por lo que había hecho. El simple hecho de pensar que era una mentira lo tenía mal. Un sustituto, al rubio no le gustaba masturbarse, para eso tenía a su saco de admiradoras y admiradores que estarían con él. Pero... Nadie lo podía hacer sentir como lo hacía el castaño, y eso era lo más triste de todo.

Bad Boy |KookMin| +18 (Adaptación)Where stories live. Discover now