Capítulo 3

2.3K 168 4
                                    



Grandes esperanzas

Capítulo 3

Mientras esperaba el metro que me llevaría al lugar donde había quedado con Mei reflexioné, después haberlo hecho ya unas mil veces, en que todo había pasado demasiado rápido. Había pasado una semana desde que nos encontramos abruptamente, desde que me besó abruptamente, desde que me devolvió el anillo de la manera más inesperada. Y aunque no me lo devolvía como señal de que me olvidara de ella, de que nuestra relación había terminado para siempre, como yo me temía, era todo lo contrario.

Y la verdad es que después de estos últimos meses cuando he estado tan tranquila, todo funcionaba bien, todo fluía naturalmente, no había emociones excesivamente negativas ni tampoco alegrías excepcionales. Pero estaba tranquila y había encontrado un balance entre mis estudios, mis amigos, y algunas clases particulares que empecé a ofrecer durante mis ratos libres. Algo así como mi segundo trabajo a tiempo parcial, después de que el primero fuera para comprarle el anillo a Mei.

Entonces por primer vez en esa semana me sentí realmente molesta, incluso enfadada, diría. ¿Por qué tenía que aparecer ahora ella otra vez sin avisar y desmontarme la vida? Y además, ¿por qué merecía ella una segunda oportunidad por mi parte? Era ella quien me había abandonado.

"Eres demasiado amable, Yuzucchi", recordaba las palabras de Harumin.

Quería pensar en mi misma por unos momentos. Pero mi corazón no podía decirle un no rotundo a Mei. Aunque todo aquello fuera una locura. La locura de hacía años a la que le habíamos sumado un nuevo nivel de todas las cosas que no se deben hacer.

¿Era Mei capaz de dejar a su marido? Me costaba incluso pensar en la palabra. Pero... ¿Si nunca estuvo enamorada por qué se casó? Sí, ya sé. Creo que conozco la respuesta, pero aún así...

Entonces finalmente llegué a mi destino. La vi sentada en la mesa de la cafetería que habíamos acordado. Estaba de espaldas a mí, y mi mente aprovechó ese instante para contemplarla y estudiarla. Olvidé que estaba en medio del paso y alguien se disculpó para poder pasar y me sacó de mi obnuvilamiento.

Me acerqué a ella de manera parecida a la que había hecho la vez anterior, pero con nuevos sentimientos. Con un ligero resentimiento, algo de orgullo, que me habían dicho no era normal en mí y había tenido que aprender.

Llegué a mi silla y la saludé.

"Mei."

¿Por qué solo puedo decir su nombre de esa manera? ¿Es que acaso no se saludar como las personas normales?

"Yuzu. Pensaba que no vendrías...", creía que era la primera vez que la escuchaba decir eso. También quizás porque había sido la primera vez en mi vida en la que había dudado si realmente quería verla o no.

"Lo siento. Me retrasé un poco, disculpa.", contesté.

"No te preocupes."

Entonces nos quedamos las dos sentadas sin decir nada por unos momentos, de manera algo incómoda. ¿Qué era lo que se tendría que decir en una situación como esta?

Vi, por el rabillo del ojo, como Mei rozaba con la punta de sus dedos la parte posterior de su cuello, llegando a su oído y recolocándo un mechón de pelo.

Algunas cosas nunca cambian, pensé.

Después de unos momentos Mei cortó el frío silencio.

"La verdad es que yo me tengo que disculpar, por el otro día, por hoy. Sé que todo esto debe ser confuso para tí..."

Grandes EsperanzasWo Geschichten leben. Entdecke jetzt