Capítulo 5

52 10 1
                                    

No había pasado mucho tiempo desde que subimos al taxi y la lluvia hizo su aparición, sólo rogué en mis pensamientos que nos retrase mucho y lleguemos lo antes posible, o de otra forma…

“Lamento… sacarte de la fiesta… estabas esperando a alguien ¿verdad?”

“No te disculpes, así no habla la Pidge que conozco”

Sabe que tengo razón, la conozco desde hace tiempo y de lo único que me ha pedido perdón es haber ganado una vez mi puntuación el año pasado.

“Hmmm… ¿crees que Matt se enoje?”

“Quién sabe…”

Estaba seguro que la realidad me mostró un largo camino por la lluvia, pero yo estaba sumergido en mis pensamientos, Pidge y yo no nos dirigimos la palabra el resto del camino, así que en ningún momento fui interrumpido hasta que el conductor me habló a mí quién estaba sobrio.

“Hey ¿sí me oíste?” Abrí mis ojos al reaccionar y ver que habíamos llegado.

“¿Ah? Sí, sí… ¿cuánto es?”

Pagué la cuota de ambos, y la lluvia se había hecho más ligera que antes. Saqué casi a rastras a Pidge quién por haberse quedado dormido, ahora le costaba levantarse.

Con algunos balbuceos me dijo que las llaves estaban en el bolsillo de su chamarra, y ahí estaba yo sin soltarlo de que caiga de mí y buscando las malditas llaves.

Creo que nos tomó más de 10 minutos subir al 5 piso de su apartamento, ya que fue un perfecto día para que de haya descompuesto su elevador.

Llegando al fin a su puerta, primero me dediqué a controlar mi respiración, diablos, ¡me cansé! Volví a sacar sus llaves, mientras yo trataba de adivinar cuál de las 6 eran, él ya había quedado en coma de alcohol, quedando colgado de un solo brazo al rededor de mi cuello.

“¡Ohhh vamos…!” Tras soltar un largo y frustrado suspiro, comencé a probar de una en una las llaves en el picaporte. No, ninguna, ni otra… Debe ser la última, entonces, pero no tuve oportunidad de probarla, ya que la puerta se abrió primero.

“¿Keith?” Esa voz…

“¿Shiro?” De la sorpresa, casi dejo caer a Pidge pero a tiempo reaccioné. Talvez aún no me acostumbro a que esté aquí.

“Tragiste a Pidge hasta aquí, no pensé verlos de esa forna”

“No te hagas ideas y dejame pasar”

Sin más, llegué hasta un largo y elegante sofá y mi malvado inconsciente me hizo lanzarlo como una mochila después de la escuela y dejar que cayera como sea.

“¡Keith!” No sé porqué olvidé por un segundo que estaba aquí.

“Ya, ya, lo siento, pero está tan anestesiado por tanta cerveza que ni se enterará” Justificando mis acciones, me dejé caer a un lado a otro de los sillones para descansar un poco.

“Sí, pero ¿qué será si yo le digo?”

Giré mi mirada a la nueva voz de la conversación a un chico casi idéntico a Pidge, había salido de su cocina con un par de tazas con olor a café.

“Lo traje hasta aquí, Matt, ahora me debe la vida”

“A lo mucho te pagará sólo él taxi”

Reí un poco al darle la razón, Matt me dio uno de las tazas de café y su mirada se quedó en Pidge.

“¿Festejaban algo?”

La Adrenalina no llena un Corazón VacíoWhere stories live. Discover now