Capítulo IX.

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Recuerdo aquella carta también... -Susurra el actual Nicolás-

Junto a aquella fotografía había una carta que se la guardo en el bolsillo, debido a que en ese preciso instante Don Teodorick, lo llamó desde la puerta del sótano.

-Nicolás, ¡Nicolás!

-Estoy aquí señor Wrifelt -respondió-

-Muchacho travieso, ¿sabes cuánto te hemos estado buscando? y mira donde te venimos a encontrar.

Sal de allí y vete a dar una ducha, ya hablaremos mañana.

Cuando Nicolás alcanzo la luz de la linterna de Wrifelt y vio como María e Isabel tenían los extremos de sus preciados vestidos enlodados, sonrió e imagino que el señor Wrifelt seguramente a regañadientes las obligo a participar en la búsqueda.

Tiempo después de una reconfortante ducha, el muchacho se tendió en su cama y tomo la carta que había hallado; en ella el joven recluta de la fotografía relataba a sus padres el horror de la guerra, sus miedos y algunas reflexiones...

Desearía comprender ¿por qué la gente
que toda cosa tiene, nada posee a la vez?
Y ¿por qué amamos tanto lo espiritual
si a nuestros estómagos nunca los llena?

¿Por qué añoramos algo de paz
mientras nos mantenemos en guerras?
¿Por qué si con alejarnos hemos soñado,
perdidos nos sentimos al haberlo realizado?

¿Por qué el amor te llena y vacía
más sin el que sentido tendrían los días?
¿Por qué es tan complicada la vida
y del mal y del bien tan delgada la línea?

Algunas veces tengo mucha sed de saber,
de entender sin que me llegue a doler,
pues quiero sacar mis propias conclusiones,
sin transformarme en otro participe...

Algunos dicen que todo es una prueba de fe,
que cuerpo y mente deben fundirse,
que se debe a la ley de los estados equivalentes
donde el Dios es el único regente...

¿A qué se deberá que por más que luchas
la gloria se gana pero nada se alcanza?
¿Por qué por fuerte que nosotros gritemos
aún yace latente ese sufrimiento o sueño?

¿Por qué si es tan frágil nuestra libertad
sólo estando perdida sabemos valorarla?
¿Por qué necesitamos tener fe en algo
si día a día ni en nosotros confiamos?

¿Por qué echamos la culpa a los demás
cuando formamos parte de la causa?
¿Por qué siempre la tristeza o felicidad
no son completas, ni duran la eternidad?

Como quisiera entender...
pero la verdad es que:
"Hay muchas cosas que quisiera comprender,
pero hay tan pocas que desearía aprender. "

Y así después de leerla aquella carta, se fue a dormir con un pequeño nudo en la garganta.

IKRÄTHA:  Cuentos de Soledad -Trygdall-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora