Capítulo 26

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Samarie

El delicado sonido avisando que las puertas del ascensor se están abriendo me salvan del momento incómodo con el idiota de enfrente. Intento empujarlo para seguir con mi camino pero los flashes de las cámaras y los interminables periodistas me aturden al instante.

¿Qué hacen aquí? ¿Cómo rayos los han dejado entrar?

- Señora Miller - comienza a hablar una periodista a la cual asesino con la mirada. ¿Cómo que señora? - ¿Usted realmente está embarazada o son ciertos los rumores de que usa una barriga falsa llena de dinero? - ¿me está jodiendo? Su rostro denota burla, de seguro ese disparate tan ridículo lo ha dicho para hacerme enojar, después de todo ella es la reportera estrella de uno de los mejores-peores programa de chismes.

Miro con el ceño fruncido a Giordano al mismo tiempo que de un ligero codazo le pido que haga algo.

Sus ojos divagan por todo el lobby en busca de la salida, toma mi mano e intenta escabullirse entre los periodistas sedientos de respuestas sobre mi embarazo y el falso rumor de lavado de dinero. - Con permiso, a un lado, mi mujer está embarazada y necesita espacio. - mis ojos se abren de par en par al escuchar al inútil.

¿Qué rayos le pasa? ¡¿Ha dicho "mi mujer"?! ¡Yo no soy mujer de nadie! Y mucho menos de él. Además...¿qué ha querido decir con que necesito espacio? ¡¿A caso cree que estoy gorda?!

- ¡¿Qué mierda te pasa?! - me suelto de su agarre en cuanto estamos lejos de los periodistas que a propósito, no sé cómo los han dejado entrar...necesito más personal de seguridad.

Su ceño se frunce mostrando confusión, hace silencio por unos segundos hasta que su neurona muerta resusita. - Ah...te has molestado por decir que eres mi mujer. - alzo una ceja con los brazos cruzados.

- ¿Sabes que podría despedirte? - digo amenazante.

- ¿Una vez más? ¿En serio despedirías al padre de tu hijo? Se haría un escándalo. - se burla.

Suspiro intentando calmarme - ¡Eres un idiota, no te soporto! ¿Y sabes qué? Sí estás despedido y no me importa que se arme un escándalo por que ya armaste uno al decir que yo - me señalo - soy tu mujer cuando en realidad no lo soy. ¡¿No te has dado cuenta de que alimentaste la boca de los nietos de todos esos periodistas con tu estúpido comemtario?! Ellos tendrán la exclusiva del siglo y yo tendré un problema más para mi larga lista. - niego con la cabeza antes de marcharme en busca de mi auto. El chismoso e inútil de Sebastián no hace nada más que imitarme al marcharse a la empresa nuevamente.

Él no puede ser más imbécil, claramente solo quería fastidiarme con su comentario y vaya que lo ha logrado. De seguro también quería publicidad, ya que no es ni un poco notable. Pero joder todo de esta forma ha pasado un límite en el que solo quiero atropellarlo para ver si todo mejora.

Subo al auto encendiendo la radio esperando escuchar algo de buena música, sin embargo lo que escucho son rumores y más rumores sobre mi. Ruedo los ojos buscando alguna emisora de música, comienzo a manejar al sonido de "Se vuelve loca" de CNCO.

Bajo el cristal del auto al ver al inepto atrapado en la bola de flashes y periodistas. Quizás por instinto voltea a verme y deja de hablar babosadas en el momento en el que lo miro como si fuera a matarlo. Hago una seña para que suba al auto, subo el cristal y manejo hasta las oficinas de Oscar Phill Giordano, otro con el mismo apellido de idiota.

- Estoy pensando en internarte. - comenta luego de un rato.

- Y yo en matarte. - retiro la vista del pavimento para darle una mala mirada.

¿Quién es Sam? Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum