Capítulo 23

2.9K 148 12
                                    

Samarie

- ¡Lo odio! - alzo la ceja derecha con total burla, Carla se deja caer sobre la silla que está frente a mi escritorio mientras yo la observo desde mi cómoda silla giratoria.

- Eso me dijiste hace un mes - sí, ya ha pasado un mes, esto ha pasado de volada - y luego volviste al rescate de mi primo. No entiendo porque te empeñas en decir que lo odias cuando es todo lo contrario. - apunto con toda la razón.

- Bueno... - hace una pausa para poder pensar en alguna buena respuesta. - la diferencia es que esta vez lo digo en serio.

Ruedo los ojos. Siempre dice lo mismo. - Mira Carla, - me levanto de mi asiento. - te diré lo que haremos. Nos iremos a cambiar con la ropa mas sexy que tengamos pero sin dejar de ser recatadas, ya sabes. Entonces nos beberemos hasta las botellas que hayan en la bodega y nos olvidaremos de los "amores" por una bendita noche, ¿okay? Tendremos una noche de fiesta y de dos amigas locas cansadas de los hombres. ¡Por que no es justo que estemos así! - termino mi pequeño discurso con toda la motivación del mundo.

Mi amiga se levanta con una sonrisa de oreja a oreja, asiente diciendo "¡Sí señorita!" y camina hasta la puerta pero, en vez de abrirla se da la vuelta mirándome con una mueca.

- ¿Qué pasa? - inquiero desde mi lugar.

- Me temo que no podremos beber ni esta noche, ni en cinco meses más. - la miro con el ceño fruncido. Ésta me señala y luego hace una especie de mímicas representando un abultado vientre o eso fue lo que entendí.

- Mierda... - me dejo caer en mi silla, por un momento había olvidado al gusanito o gusanita.

- Aún así podríamos ir. Sin beber ni una sola gota de alcohol, claro. - me anima.

¡Oh claro que divertido! Así ya no hace sentido.

(...)

Aún así, aquí estoy buscando algo que ponerme para irme de rumba.

Sin alcohol.

Lloremos.

Después de todo hay varios motivos que me hacen querer ir a divertirme un rato.

Uno: No tengo nada que hacer.

Dos: Ha pasado un mes y no sé nada del vagabundo de Sebastián. Y no es que quiera verlo, solo que me preocupa no tener a nadie en su puesto...

Tres: Hay que celebrar que mi hermano y yo estamos muy bien, hasta ahora.

Cuatro: Porque me da la gana.

- Creo que esto se me verá bien. - digo en voz alta sacando un traje bastante señido al cuerpo de color gris. La tela tiene algo de brillo, es extraña. No sabría describirla.

Retiro la toalla que me envuelve dejándola en el suelo. Luego intento ponerme el traje, pero este al parecer se ha encogido un poco. ¡Porquería de tela! Camino hasta el espejo para lograr verme, siento como si me hubiese puesto un vestido de mi hermana menor, la cual no tengo.

- Al parecer tengo lombrices. - lloriqueo al ver mi vientre.

- ¡Que cosas dices! - la carcajada de mi mejor amiga me hace girar bruscamente hasta verla cerrando la puerta de mi habitación.

¿Quién es Sam? Onde histórias criam vida. Descubra agora