Prologo

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Una semana antes:

Jimin sólo sonreía mientras veía a su madre hablar con su padre.

—¿Todo está listo, cielo? —pregunta la mujer de cabello castaño mirando a su esposo. El señor Park le dá una mirada rapida y luego asiente con una sonrisa.

—Creo que ya es hora de irnos —afirma el hombre tomando las maletas.

Jimin sólo les observaba con una radiante y genuina sonrisa. Aquella sonrisa de admiración hacia ambos mayores que, hasta ahora, nadie podría robarsela.

—¿Jiminie? —llama su progenitora luego de un rato. El de cabellos rubios sólo levanta la cabeza en su dirección rapidamente y asiente para indicar que tenía su atención. Ella se acerca lentamente al niño y toma asiento a su lado con una enorme sonrisa.

De aquellas que contagiaban y Park Jimin había heredado esa bella sonrisa.

—Volveremos pron...

—Siempre dices lo mismo y asumo que yo igual lo haré —interrumpe Jimin levantando ambas cejas con obviedad. La señora Park pasa sus manos por su cabello y se jacta de como su pequeño y único hijo cierra los ojos cuan gato en busca de caricias gracias a su tacto suave.

—Es sólo un viaje de negocios, no te preocupes —trata de calmarle un poco pero Jimin se encuentra cabizbajo—. Serán tres días y volveremos para navidad. ¡Veremos la primera nevada, Jiminie!

Hace exactamente dos semanas su madre le había prometido ver su primera nevada finalmente.

Park Jimin era su único hijo, un adolescente  de 16 años recién cumplidos y que tenía toda una buena vida por delante. De una familia de economía compleja y varias cosas que heredar.

Sus padres se encontraban liderando empresas de nombrado reconocimiento y últimamente había sido algo problematico el hecho de que otra empresa opositora deseaba comprarles. Gracias a eso sus progenitores pasaban casi todo su tiempo dentro de la oficina atendiendo a todas las personas posibles, a ecepción del pequeño niño que tenían en casa.

A pesar de eso, Jimin no quitaba su sonrisa y aquellos ojos que les observaba con brillo de admiración y el más puro cariño. Aunque ellos no se encontraban en el tiempo suficiente para darle el cariño que aún merecía Jimin no quitaba ese incesante amor que tenía por ellos. Él los admiraba y seguía conformandose con tan sólo verlos por la ventana cuando llegaban cansados a dormir.

—Cariño, no te enojes —susurra ella depositando un pequeño beso sonoro en su abultado moflete. Jimin no puede evitar sonreír a tal acto. Él amaba las muestras de cariño y más si se trataba de su propia madre.

—Sólo ya vayanse, llegarán tarde —susurra dejando el mando de la televisión en sus piernas mientras miraba al frente. No estaba enojado, claro que no, pero deseaba que al menos su madre cumpla su promesa.

—Te amo, Jimin. No lo olvides por favor —otro beso es depositado en su mejilla de manera suave y finalmente su madre se levanta y camina hacia la puerta.

Jimin no la mira, su mirada está en la televisión y en el programa en el cual no estaba prestando atención alguna. Quería que su madre se quedara, algo le decía que algo malo pasaba. Algo en su interior gritaba que no dejara ir a sus padres.

Lo dejó pasar y miró a su madre de reojo. Sólo debían ser cosas que no tenían importancía.

—Yo también te amo —susurro Jimin pero ambos ya se habían ido.

Jimin revisó el refrigerador varias veces encontrandose con tan sólo un cartón de leche, jugo de naranja y otras cosas de su mamá. Le parecía extraño ya que su madre siempre compraba provisiones y dejaba la cena en algún lugar del congelador pero esta vez no encontró más cosa que leche, jugo y otras cosas.

Ladeando la cabeza se encaminó hacia la sala, ahora recordaba que su padre le había dejado la cantidad necesaria de wons para que sobreviviera aquellos tres días que le esperaban. Tomó el dinero de la estantería y volvió en sus pasos hacia el sofá, la televisión seguía encendida y en el canal de la noticias. Que pena no había nada bueno en la televisíon y ahora lo único productivo que podía hacer era ir a comprar comida.

"Noticias de último momento: se informa que un automóvil colisionó contra un poste de luz en una de las carreteras hacia Daegu. Según la información que nos brindan hay dos fallecidos, de entr...."

Sin más apaga la televisión bruscamente y se encamina hacia la puerta para tomar su abrigo.

Seguramente sus padres habían visto aquél accidente.

So Bad 《Kookmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora