One shots miraculers

2. Promesas rotas.

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Tal vez, ese fue su peor error. El creer que lo querían, como él los quería.

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¿Cuantas noches había sufrido de insomnio solo para juntar las estrellas y poder ver tú nombre en ellas? Muchas, millones tal vez.

Había entrego mi corazón, dejándolo desprotegido, estaba preparado para ser amado, per decidiste usarlo para que lo destruyeras. Lo destruiste en los mismos pedazos que tu corazón y tú alma estaban rotos. Así me lo rompiste a mí. De esa cruel y tortuosa manera.

Pero tus acciones fueron más lo que me daño, que tus palabras en sí.

Recuerdo cuando esa pequeña voz en mi cabeza me gritaba en las noches, mientras me perdía en las estrellas, mucho antes de que me gustaras, que solo los tontos se enamorarían de ti. Ahora me doy cuenta que eso me vuelve la persona más tonta del mundo.

Había veces en las que me cuestionaba, porque mirar las estrellas, si tus sonrisas brillaban más que ellas. Creo que solo era para poder pensar en paz.

¿Aun recordaras todos esos te quiero que me decías? ¿Realmente los sentías, o simplemente los decías porque era la mejor forma de engañarme? Realmente ya no lo sé, creí que estaba totalmente seguro de tus palabras, pero ya incluso desconfió de tu sombra.

¿Por qué hiciste eso?

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-Amor -Susurraste en mi oído mientras mirábamos el atardecer.

-¿Qué ocurre? -Apoyaste tu cabeza sobre mi hombro. Sentía tu mirada clavada en mí, pero no quería verte.

-Te amo -Murmuraste. Un murmuro débil, para un silencio tan grande- Prométeme que siempre me amaras -Susurraste mientras tú voz se iba degastando, ahogándose en lamentos.

-Sabes que siempre te amare -Voltee a verla- hoy, mañana, y hasta que el tiempo acabe -Le bese suavemente la cabeza- nunca creas lo contrario -Sus ojos pedían a gritos una señal de afecto. Yo solo obedecí. Un beso. Tierno, tranquilo, que sellaba nuestra promesa de amor.

-Te amo -Volviste a murmurar, pero esta vez llenaste el vacío del lugar, y de mi corazón.

Me dijiste que me querías, era eso suficiente para mí.

Pero tú lastimosamente dices muchas cosas.

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Las lágrimas de mis ojos no paraban de caer. Los recuerdos ahora me atormentaban. Desearía que los recuerdos no fueran lo único eterno en esta vida.

Pero desgraciadamente asi era, y yo no podía cambiarlo aunque así lo deseara.

Yo sé que era un dolor de cabeza. Lo dijiste, lo pensaste y lo murmuraste un sin fin veces. Pero era el dolor de cabeza que más te quería, y eso nadie lo podía negar. Mis ojos brillaban cuando te veían, los tuyos se oscurecían, asi como los de él ahora. No hay amor en ellos. Esos ojos nunca te verán como los míos.

Pero no, a ti te encantan las tormentas, pensando y creyendo que saldrás ilesa, pero dime honestamente, ¿Crees de verdad poder salir ilesa de un caos emocional y mental? No, no saldrás ilesa. Te lo digo por experiencia.

Porque tú fuiste mi mejor tormenta.

Y el mejor error que cometí.