Capítulo 7: Hermanas, besos y una estúpida resaca

Start from the beginning
                                    

Me hubiese gustado reír por la situación, pero mi propio dolor de cabeza era suficiente para que aprendiera a mantener la boca cerrada. Nos tomó dos pastillas a cada una, una larga ducha caliente, un montón de maquillaje y lentes oscuros que nos viésemos presentables para salir al campus, pero el zumbido en mi cabeza no cesaba y Summer, además de la resaca, ahora tenía dolor en el tobillo.

¡Este si que era un buen comienzo del año escolar! ¿A que si?

Bajamos las escaleras como autómatas entre quejidos, y al bajar la situación no mejoró. Es como si el campus hubiese sido invadido por una horda de zombis adolescentes con gafas oscuras que gruñían y maldecían a cada paso que daban. Me sentía dentro de The Walking Dead, solo que sin la adrenalina y el miedo que producía la posibilidad de que un zombi te coma la cara. Tratamos de llegar a la habitación de los chicos, pero desistimos a medio camino y optamos por echarnos con Summer en el pasto, bajo la sombra de un gran árbol.

—¿Qué cosa tenías que contarme? —gruñó mientras se sacaba los lentes y se recostaba en el pasto.

Nota mental: El alcohol pone gruñona a Summer. O, más bien, la resaca.

—¿Recuerdas que anoche Fred vino a buscarme y parecía enojado? —asintió— ¿Y que me arrastró afuera? —volvió a asentir— Como que nos pusimos a hablar.

Ella elevó las cejas. Sabía perfectamente que no se trataba sobre eso.

—¿Sobre qué? —preguntó, de todos modos.

—Dijo que le confundía. Que primero lo defendía y después me enojaba por que los ositos de goma lo secuestraron.

—¿Los ositos de goma lo secuestraron? Scarlett, ¿de qué mierdas me estas hablando?

Suspiré, y opté por contarle resumidamente todo lo que había ocurrido. Una banda de ositos de goma llevándoselo lejos de mi, Sue McGregor llamándome estúpida y luego poniendo cara de haber visto a la mismísima muerte, las de Debate disfrazadas de conejitas play—boy mirándome como si yo tuviese la peste.

Summer arrugó la nariz y rompió a reír a carcajadas, y pude observar algunas lágrimas bajando por su mejilla. Casi olvidó que tenía resaca, pero entonces una fuerte punzada la obligó a arrugar la cara y volver a recostarse lentamente. Karma, pensé.

—¿Y qué ocurrió luego? —prosiguió, mirándome con la cabeza ladeada.

—Dijo que estaba celosa por que no tenía el coraje de decir que sentía algo por algo pero que no le quería ver con nadie más. —finalicé con una media sonrisa.

El rostro de la rubia se había transformado: sus ojos estaban abiertos de par en par y su boca era una perfecta "o".

—¿Y entonces...?

—Entonces me besó.

Llevó sus manos a su boca, sin poder ocultar una sonrisa, y saltó sobre mi cuerpo comenzando a golpearme y gritar efusivamente que "la princesa y el cerebrito se enamoraron".

No estaba enamorada de Fred, en realidad.

Es decir, me gustaba mucho y no podía controlar mis hormonas cuando le veía. Y quererlo, por supuesto que lo quiero, ha sido mi amigo por más de tres años, además de que él es una persona fácil de querer. Pero entre sentir eso y estar enamorada de él como tal había un abismo, no estaba en ese nivel.

Pero yo no sería quien rompiera la burbuja de felicidad en la que se encontraba Summer.

—¿Te imaginas lo bonitos que serían sus hijos? —Soltó de pronto— Algunos coloraditos y otros morenos, con tus pecas y sus ojos oscuros. Su inteligencia y tu sagacidad. Su altura y tu sonrisa. Su obsesión come—libros y tu... drama.

Drama Queen (DQ #1) [COMPLETA]Where stories live. Discover now