3

17.5K 1.4K 870
                                    

Otro día más de trabajo.

Saliste de la tienda de música, como siempre a las 5 pm, cumpliendo con tu horario de trabajo.

Caminabas con la bolsa de las compras en las manos, mirando tu muñeca en donde traías un pequeño reloj.

Comprobaste la hora y aún era bastante temprano, así que decidiste quedarte en un pequeño parque para descansar un momento.

En la bolsa habían algunos bocadillos, aprovechaste que estabas en ese lugar y sacaste algunos para probarlos.

Poca gente estaba reunida en el sitio, solo unos niños jugando a lo lejos y tú, sentada en un banquillo observando.

En eso, tu atención fue llamada por un pequeño.

Un perrito de un color bastante raro, rojo intenso, el cual se veía muy contento, estaba moviendo su colita con entusiasmo mientras ponía sus patitas sobre tus piernas.

—¿Hum?

Lo miraste un momento sin comprenderlo, pero luego, rápidamente entendiste.

Tenía hambre.

Estaba algo delgado, además, sus ojos apuntaban a los bocadillos que tenías en las manos.

No lo dudaste más.

—Ya entendí amigo —sonreíste dándole algunos bocados de comida mientras este lo devoraba desesperado—. De verdad tenías mucha hambre...

Al final, terminaste entregándole casi toda tu comida.

—Lo siento... Ya no tengo más... —hablaste acariciándole la cabecita, pero este solo seguía contento.

Por alguna razón, su alegría era bastante contagiosa, buscaste en el algún collar que dijera que tenía dueño, pero no había nada.

Pensaste en llevártelo a casa... Pero esa idea no era posible, vivías en un puso compartido y además, no se permitían animales.

—¿Sabes? Si vuelves aquí mañana, te daré de comer de nuevo —sonreíste al perrito como si este lo entendiera.

Luego, te retiraste a tu "hogar" y al día siguiente volviste al mismo parque, buscando a aquel perrito.

Y él, estaba sentado al lado del banquillo del día anterior, esperándote.

Sonreíste al verlo y te acercaste a él.

Al momento de verte, corrió hacia ti en un acto de alegría.

Así es como pasar tiempo con él, luego de salir del trabajo, ya era una costumbre.

Haciéndose muy buenos amigos, lo llamaste: “Kiri”

Hoy, un día cualquiera, de nuevo saliste del trabajo y te dirigiste al parque para pasar tiempo con Kiri

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Hoy, un día cualquiera, de nuevo saliste del trabajo y te dirigiste al parque para pasar tiempo con Kiri.

Mas esta vez, no estaba esperándote como era de costumbre.

Miraste por los lados buscándolo, también llamándolo...

Pero nada.

No estaba por ningún lugar.

Lo cual, ya era bastante preocupante.

Esperaste cerca de treinta minutos por si podría aparecer.

Pero no lo hizo.

Te levantaste del asiento dirigiéndote de nuevo a tu piso, con la duda de donde estaría tu pequeño amigo.

Al día siguiente, tampoco había aparecido

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Al día siguiente, tampoco había aparecido.

Esta vez comenzaste a buscarlo y lo encontraste.

Tirado detrás de un arbusto, apenas pudiendo respirar, haciendo sonidos de dolor.

Tenía signos de haber sido golpeado.

Rápidamente fuiste a el para llevarlo al veterinario más cercano.

No ibas a dejar que se vaya...

Kiri se encontraba acostado en una camilla metálica, mientras unos pequeños tubitos estaban en su pequeña nariz

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Kiri se encontraba acostado en una camilla metálica, mientras unos pequeños tubitos estaban en su pequeña nariz.

Estabas sentada al lado de él, observándolo al borde de las lágrimas.

Él, tal vez desde ayer se encontraba en ese estado... Y si lo hubieras buscado antes, tal vez, no estaría tan grave.

Tendría más posibilidades de ser salvado.

Una desgarrante presión se sentía en tu garganta, así como las lágrimas que amenazaban con salir.

Y lo hicieron, al sentir que él, estaba lamiendo con cuidado tus dedos.

No aguantaste más y acariciaste con cuidado su pequeña cabecita mientras comenzabas a llorar amargamente.

—Tranquilo... Yo estoy contigo...

Este comenzó a mover su colita.

Unas pequeñas gotas cristalinas salieron de los ojos del perrito, aparentando ser unas lágrimas.

Seguiste acariciándolo e intentando tranquilizarlo, después de lo que te había dicho la veterinaria...

Solo estaría con vida hasta esta noche.

Seguiste con él, manteniendo tu promesa.

Como agradecimiento de su dulce compañía y amistad... 

«Quedándote con él, hasta en los últimos momentos»

«Quedándote con él, hasta en los últimos momentos»

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Kirishima escenarios.Where stories live. Discover now